lunes, 17 de septiembre de 2012

Aquel gallinero... (cuento corto)

Hace muchos años, quizá más de los que me atreva a contar, había un granjero que todo lo podía y poseía todo... Viendo que no era justa aquella situación, en un inmenso arranque de amor se dispuso hacer algo para remediarlo, lanzándose a la creación de medios que le permitieran “compartir” todo cuanto poseía. Creando entonces una serie de grandes parcelas llamadas planetas; y que para efecto de mi narración, me centraré en una de tantas llamada: “Tierra”. En ella había de todo cuanto se le pudo ocurrir a aquel granjero: montañas, planicies, barrancos, selvas, ríos, lagos, árboles, mares y ¡hasta océanos!... ¡Aquel campesino quedó extasiado al ver todo cuanto había hecho! Retomó entonces a su deseo de compartir toda aquella creación y creó a los animales, para que poblaran el paraíso así erigido. Mas no contento con ello, dispuso repartir a los animales en diferentes regiones de la inmensa parcela, para asegurar de esa manera que no hubiera exterminio ni depredación entre los que por sus apetitos podían terminar con otros de la misma creación, colocó a los más grandes en los lugares más grandes, a las ballenas en los océanos; a los tigres en la región terrestre más grande; reservando a los leones y a los elefantes otro lugar grande para su desarrollo; pero de tal manera que no se juntara con el tigre. Fue así que se le ocurrió también poblar el cielo y creó los pájaros…, ocurriósele que podía haber una ave que habitara en tierra y que eventualmente (para su resguardo), pudiese volar pequeños tramos, surgiendo así los: “gallináceos”, nombre que recibieron por el factor común ya dicho y porque fueron creadas para huir de sus depredadores, antes que atacarlos. En fin, eran muy sociables y trabajadoras, por lo que siempre andaban buscando lombrices y granos por doquier, puesto que les gustaba mantenerse gorditas y sanas. Pero siempre llegaban a dormir temprano, ínterin que otros animales depredadores esperaban para poder caer sobre ellas y darse un buen banquete... El granjero que las creó se dio cuenta de la aflictiva situación que vivían las pobres gallinitas y dispuso dotarlas de inteligencia y libertad propias, dándoles además, como aliciente especial el que cada una eligiera el color de su plumaje, para poder “camuflajearse” del ojo avizor de sus depredadores. Muy contentas las gallinas por la concesión obtenida, dejaron de sentirse perseguidas implacablemente, cayendo en cuenta (por propia inteligencia) de los alcances de la misma y que la libertad sirve para más, que para ser proclamada en sus discursos “cacaraqueados” entre comadres y compadres. ¡Se dieron cuenta que: “juntos todo es posible”! (Inventando así el eslogan)... Tomaron valentía y todas emperifolladas (léase “emperipolladas”) dispusieron delimitar su hogar, al cual dieron el ilustre nombre de: “gallinero”, puesto que hacía honor al nombre de sus pobladores; mismos que volvieron a caer en la cuenta que la anterior acción ¡era hecha por ellos y no por el granjero creador!… Sintiéndose entonces como: “LA MAMÁ DE LOS POLLITOS”; hubo algunas, que en un arranque impulsivo se llegaron a sentir hasta superiores y se creyeron capaces de poder controlar todo cuanto existe, llegando a establecer un férreo sistema de orden dentro del gallinero. Fijaron inicialmente sus límites, a su mejor entender, y sin contar con la opinión del granjero creador, y menos con la de sus vecinos colindantes, quienes al ver lo que hacían sus vecinos, los imitaron, más que por una cuestión de orden, como: ¡una medida de protección!, puesto que si no lo hacían ¡se quedarían sin territorio para la búsqueda de lombrices y granos!... Hubo inclusive, ¡además!, algunos gallos que se las dieron de “libertadores” y “arriesgando el plumaje”, se fueron a convencer a otros para que se les unieran, y poder compartir mejor el territorio y protegerse de los enemigos comunes, de los cuales recuerdo uno que llamaban: “Wash in Town”; (“Lavado en el pueblo”), ignorando el por qué de tan peculiar nombre; quizá no tenía ninguna posesión el pobrecito, por ello buscaba el de los demás. A otro que llamado: “Ésta-lin”, (entre dientes: “Ésta línea”), siendo éste nombre aún más peculiar, por cuanto él era tan solo un gallo avorazado que blandía una hoz y un martillo entrecruzados, por lo cual era un martirio soportarlo. El caso es que así como estos “gallos de pelea”, había más y los habrá siempre... Pero lo que deseo es narrarles la experiencia resultante de las peleas de “los gallos de pelea”, ya que nunca se conformaron con aquello que el granjero creador les había dado, y siempre usando la excusa de la protección mutua, formaron los primeros gallineros: “plurilingües, multiétnicos y pluriculturales”, creando diferentes visiones entre los gallineros de adentro y los de afuera. Algunas gallinas se salieron del gallinero y otras les tomaron la palabra, ¡al grado de comparase con las águilas!, surgiendo en el gallinero grande del gallo de pelea “lavado en el pueblo”, un emblema en la cual se dejaba clara constancia que “se creían: Águilas”. Sus vecinos, más al sur, no se quisieron quedar atrás, por lo que “al águila de ellos” le agregaron un componente de poder, al mostrarla con una inmensa lombriz atrapada, demostrando así que “ellos” sí aspiraban a ser: “la mamá de los pollitos”, cubriéndose las cabezas con sombreros de ala muy ancha, para ocultar sus rostros del granjero creador y no tener que entregar cuentas por ser imitadores y afirmar lo contrario. El colmo del anterior proceso, se tuvo más al sur del gallinero anterior, cuando el gallo de pelea que habitaba allí se nombró: “Gaby Gallina”, denotando desde el principio su sometimiento a las “gallinas-águilas”. Ello de por sí no era del todo malo, puesto que en el emblema que distinguía su ilustre gallinero, colocaron un gorrito francés a manera de cresta de gallo… ¡Vaya que estaban locos! Las gallinas-águilas haciendo uso de su inteligencia y no conformes con lo que el granjero creador les había dado, se decidieron a conquistar “a las buenas o a las malas” los gallineros de afuera, puesto que si no estaban con ellos, ¡estaban en contra de ellos!, sin darles la oportunidad de expresar sus deseos, inquietudes u opiniones al respecto. En fin, tomaron el reto de ser “gallinas-águilas” y hubo extremistas que hasta se reeducaron a sí mismos y a los demás, especialmente en las tácticas traidoras empleadas por los asesinos que admiraban. Fue tal su extremismo que aprendieron y mejoraron las técnicas asesinas, creando su propia “bolsa de valores”, en la cual no se conjuga ningún aspecto personal ni moral de las gallinas, sino que el “valor de mercado” de los huevos que conseguían “a puro huevo”. Ello les permitió agenciarse de los fondos necesarios para la alimentación de su propio egoísmo, arruinando a los gallineros que no poseían su propia “bolsa de valores”. Aparece así un conflicto en el asunto, ya que el mencionado suceso, les permitió “manosear” cualquier asunto que tuviera o no, que ver con ellos, que por propia disposición o capricho les interesara, real o falsamente, en su egoísta manera de ser, pensar y actuar. Por lo cual, para defenderse de cualquier tipo de agresión organizaron, equiparon y entrenaron al más formidable ejército de la historia, el cual era capaz de destruir en “un pío” a cualquiera que no estuviera “en la línea de asesinatos” instaurada. Si lo anterior le parece exagerado, sepa que de igual manera lo hicieron con un “equipo seleccionado” de gallinas-águilas denominado: “la Compañía” (CIA, ya abreviado), a la cual le “encomendaron” la planificación y ejecución de todos los “‘trabajitos’ (sucios a la postre) que fueran necesarios” para el sostenimiento en el poder de las gallinas-águilas. Dichos miembros del selecto grupo fueron diseminados por todos los gallineros creados y su círculo de influencias y artimañas ha servido para corromper la conciencia de todos los gallineros, inculcándoles su especial manera de ver las cosas, en las cuales, las gallinas-águilas son antes, primero, durante y después que cualquier cosa; que lo que en realidad cuenta es: “CUÁNTO TIENES... CUÁNTO VALES” que los derechos que tienes por ser de la misma especie, familia y género, ¡no cuentan para nada!… Hubo y habrá, lamentablemente, gallinitas que no se atrevieron a usar su inteligencia y no dijeron “ni pío” al asunto y cayeron doblegadas o engañadas por el sueño de las gallinas-águilas, las cuales de esa manera ganaron muchos adeptos que les creyeron lo del “Sueño Americano” (puesto que a su gallinero de gallinas-águilas lo llamaron: América). Logrando vender muy efectivamente la idea de la “competencia” en “el mercado de valores”... Olvidaron sin embargo, los valores que les había dado el granjero creador, y al darse cuenta de ello ¡dispusieron uniformar el color de sus plumas! (Para hacer real el regalo no empleado hasta ese día) reconociéndose mejor, para que todos vieran que los pobladores de ese gallinero eran “los pollitos de la película”. Se pusieron el cuerpo blanco con franjas rojas (como la camisola empleada por el equipo: Atlético de Madrid.) Y unas preciosas alas azules, que al extenderse denotaban una serie de estrellitas (50 aproximadamente), lo cual es una clara señal de: “No te metas conmigo porque te estrellas”, puesto que por ser “animalas” (como dicen allá “por onde yo”) terrestres, solo vuelan en caso de sentirse amenazadas, y entonces funciona el aparato represor del formidable ejército o el de la “Compañía”. Vieron entonces las gallinas-águilas, que muy a su pesar, en los gallineros que les quedaban hacia el sur, “había gallinas pensantes”, que no estaban de acuerdo con semejante discriminación generada en la “bolsa de valores”; ¡Que se resistían a ser robadas! Y a “ser manoseadas en su inteligencia” y que como resultante de tanto abuso “se rebelaban” ante tal cantidad de mentiras y retorcimientos de la verdad... ¡Que se sentían todas hermanas! Y que no claudicarían ¡ante nada ni nadie! ¡Desde luego!, el chisme llegó a toda velocidad al gallinero de las gallinas-águilas, para ser estudiado y analizado, “apareciendo instantáneamente” Diez mil o más “iluminados o profetas” que explicaron que el real problema consistía en el tal sentimiento de “comunidad” (sin preguntarse el por qué o, a causa de quienes); que la única manera de atacar dicha “conciencia de unidad” era creando otra diferente a la propuesta por el granjero creador, de tal manera que fuera: más atractiva, sin tanto compromiso personal para con los demás, que fuera “acomodable” a sus propios intereses y sobre todo “que ganara dinero” para no tener que estarla “manteniendo”. En suma, se trataba de desvirtuar la idea inicial del granjero creador de “compartir todo”; de decir todo tipo de cosas tendientes para lograrlo, ¡que hasta podían “manosear” sus palabras! Para dar un mensaje “a conveniencia” y que de paso, pudieran obtenerse unas cuantas “ganancias” con tan solo “cacaraquear” la ideología de la conveniencia terrenal (lo que es mío, es mío y lo tuyo, es tuyo) disfrazada de “salvación personal”(según la definición inventada por las gallinas-águilas), al final, lo que se trata es de “engañar de manera diferente” a las gallinitas que por su miedo natural habían decidido no “estrenar” ni la inteligencia ni la libertad, siquiera, para defenderse de tan monstruoso “engaño mental”. Permitiéndoles de paso a “sus salvadores” agenciarse unos cuantos huevos más, ¡sin que ellos tuviesen que producirlos! Y que vivan gratis en el mundo regido por la “bolsa de valores”. Viviendo solamente con la preocupación de conseguir “la aceptación” de más gallinas incautas dispuestas a “diezmar” sus huevos a cambio de un “cacaraqueo salvador”. Esta confrontación tiene visos de no terminar nunca, por cuanto cada vez que consiguen gallinitas incautas, también las otras gallinas pensantes no se han quedado de brazos cruzados ante el engaño comenzado por las gallinas-águilas y siguen y seguirán diciendo la verdad: el granjero creador las creó a su imagen y semejanza; todos somos iguales ante sus ojos; fuimos creados para que tuviéramos vida y la tuviéramos en abundancia y finalmente, fueron creadas libres (hasta para ser inconformes con ideologías extranjeras y engañosas), inteligentes y críticas. No fueron creadas para ser esclavas de nadie, ni para que “vieran quietecitas” que otros dispongan de su pensamiento, basándose en “sus” creencias… teniendo como seguro que “entre más alto se sube, más duro es el porrazo” (por eso fueron creadas gallinas y no águilas) y que todo delirio de superioridad, explotación y aprovechamiento de otros miembros de la misma clase, en perjuicio de sus hermanos y del lugar donde se vive, constituye una negación de los propósitos del granjero creador. Así las cosas y los eventos, las consecuencias para el gallinero de don “Gaby-Gallina” el panorama se torna un poco oscuro y de difícil comprensión, por cuanto a su fallecimiento, le han sucedido en el mando “un montón” de nefastos gallos, que no vale la pena ni mencionar; ya que se trata de estudiar las consecuencias de las políticas de conquista y convencimiento de las gallinas-águilas para con el planeta (aunque a la fecha ya hacen experimentos para la conquista y colonización de otros). En el año denominado: 2002, el gallinero del difunto: Gaby-Gallina, es gobernado oficialmente por un “pollito que habla bonito, pero ronco”, el cual pinta en el exterior que todo marcha de maravillas en su gallinero (para él y sus lacayos ¡claro!), ¡Sin ver el desastre que hay en el interior! Por lo cual ya ninguno le cree lo que dice, aunque tenga las mejores intenciones, puesto que “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”. El otro gobernante “extraoficial” del mismo gallinero es llamado: “Chaín-Pavo” (cacareo de las gallinas-águilas que significa cadena, y lo de pavo, ¡por la cara de chumpipe que tiene el pobrecito!); en fin, ¡él es en realidad “el poder tras el trono”!, lo cual no estaría tan malo si no fuera porque es un gallináceo “convencido por las ideologías de las gallinas-águilas”, en cuanto a la exclusión, dominación y explotación, que le caracterizan como el “gallináceo especial” que es (con una ansia de poder y dominación inmedibles y la necedad de que todos hagan lo que él dice y actúen como él quiere). Finalmente, “Aquel gallinero...” Está empobrecido en extremo; ocupa lugares vergonzosos en las estadísticas planetarias; se ha dividido en razas, religiones, pensamientos, intereses; carece de valores, no tiene hacia donde ir; ni siquiera visión de hacia dónde va y por si ello fuera poco, ¡carece de gobernantes reales! “Aquel gallinero...” Es el paraíso de la delincuencia, de la miseria material y espiritual; en el cual ya nadie se une para creer y luchar por algo que valga la pena y solo ve el derecho de su pico; a muy pocas gallinas les importan las otras y, si les importan es por lo que puedan “sacar” de ellas… cada gallina hace su camino a su propia conveniencia SIN IMPORTARLES EN LO MÁS MÍNIMO LAS OTRAS, esperando solamente: sobrevivir dentro de “Aquel gallinero…” Éstas son las reales consecuencias de los engaños de las gallinas-águilas, que mejoraron las técnicas del asesinato y el engaño. Despreciando el vuelo alto que tanto admiran del águila, para llevar su “libertad” e inteligencia a un lugar diferente del que realmente, les corresponde... Aquel gallinero, aquel gallinero, aquel gallinero...