domingo, 15 de julio de 2018

Oscuro (Cuento) (20170713)


Oscuro (cuento)                  (20180713)

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Durante una noche muy oscura, sin luna ni estrellas, se encontró aquel hombre a sí mismo… se reconoció porque, pese a no poder ver siquiera sus manos frente a la cara, estaba convencido que las poseía, al igual que las demás partes de su cuerpo.

Así, por mero tacto se supo vestido con una especie de túnica, sintiéndose raro por tan inusual indumentaria, tratando de recordar el por qué o cómo había llegado a esa situación desconocida, mas sus preguntas quedaron sin respuestas.

Simplemente, estaba en un sitio completamente nuevo por alguna circunstancia que no alcanzaba a comprender. Su mente era incapaz de recordar algo previo al momento en que abrió sus ojos y se encontró solo en aquel sitio lleno de oscuridad…

Empezó a tratar de palpar algo de su entorno para tratar de ubicarse, y lo único que encontró sólido fue el piso que le sustentaba que ya le era relativamente conocido por el tacto de sus pies descalzos…

Puesto que durante toda su vida había sido un creyente sincero, pensó que quizá había muerto y estaba en una especie de “camino de transición” hacia su destino final, fuera el que fuera, por lo que optó por sentarse y esperar a que tal futuro le alcanzase, mientras especulaba con toda clase de ideas respecto de aquello que, según él, le aguardaba… hasta que el sueño lo venció, por lo que se acomodó en el inmenso espacio que le circundaba y durmió.

Concilió un sueño muy profundo y nuevamente se vio a sí mismo en aquella oscuridad total, mientras, toda su vida anterior empezó a desfilar ante de él, como quien asiste a una sala de cine a observar desde una cómoda posición una cinta que trata de toda tu vida, solo que tú te encuentras fuera y eres libre de hacer comentarios, reír, llorar y ser impactado por los sucesos que en el filme se presentan.

Se vio al momento que llegó a la vida (puesto que se concebía como muerto), cuando apenas habían transcurrido dos minutos de un nuevo día que, aunque no había despuntado la primera de sus luces y una fuerte granizada caía golpeando las tejas de aquella casa de pueblo que le vio nacer, ya era parte de un nuevo trece del calendario.

Fue entonces que se vio arropado con las frazadas que habían preparado las mujeres que le acompañaron en aquel inicio de vida y lo comparó con la túnica que vestía en este nuevo estadio de vida…

Se vio camino de la escuela y en compañía de sus maestros, haciendo esfuerzos por aprender todo aquello que le transmitían. Inicialmente, le gustaba estudiar para satisfacer sus ansias de conocer el mundo y la forma en que funcionaba. Posteriormente, porque cayó en la cuenta que el ejercicio de las libertades de unos, limitaba o conculcaba los derechos de los otros, lo que nunca fue de su agrado, por lo que puso su mejor empeño en la enorme tarea de adquirir la mayor cantidad y calidad de conocimientos que le permitieran en un futuro, llevar a cabo la inmensa tarea de construir un mundo más fraterno y sin tantas injusticias.

Desfilaron ante sus ojos aquellas primeras gestas juveniles libradas contra los opresores de su pueblo, hasta llegar a sus primeros años de universitario, cuando recordó uno a uno a todos los compañeros de su facultad de quienes no supo más…

Igualmente, se vio en una de las pocas épocas felices de su aciaga vida, pues las lágrimas de alegría brotaron de sus ojos al verse aplaudido como el cantante que fue, y un poco más adelante cuando se casó y nacieron sus hijas… sintió aquella rara sensación de realización personal que conlleva el hecho mismo de engendrar de nuevo la vida…

Cayó en cuenta que cuando enfermaba, debía buscar el apoyo económico de sus amistades para comprar las medicinas que necesitara y proveerse una especie de “banco de alimentos” que duraran el tiempo que estuviera enferma. Caso contrario sabía que debía esperar lo peor, pues si no le mataba la enfermedad, indefectiblemente lo haría el hambre.

Tal visión de la vida le había enseñado de manera cruel, a concebirse como un ser que se congratulaba al final de cada día que vivía, pero dimensionaba claramente, que era un día menos que le restaba a su terrenal existencia… por lo que todos sus días finalizaban e iniciaban con aquellos sentimientos encontrados.

Más adelante, se vio envuelto en la vorágine de conseguir el sustento de su familia y valoró el apoyo de su familia en las épocas cada vez más difíciles que le tocó vivir, mismas que le llevaron a retomar el estudio, en un intento más para comprender las iniquidades sociales de este mundo, y lograr una mejor cualificación para conseguir –según  él– un mejor empleo, puesto que nunca tuvo dinero para concluir sus estudios universitarios de manera formal, aunque había cursado y concluido todos los cursos de varias carreras… y lloró amargamente su derrota, al verse cada vez más débil y vieja (pues ya se reconocía como una persona transgénero) en un mundo cada vez más consumista e injusto, que de manera inmutable le engullía como uno más de los millones de idealistas fracasados en su intento de cambiarlo.





Sus reflexiones

Cayó en cuenta que no había tenido ni una necesidad humana distintas al cansancio y el sueño desde que estaba en aquella situación de oscuridad total, y se dio cuenta que era algo completamente nuevo y desconocido para cualquier ser que él conociera o alguien hubiese descrito.

Sintió una especie de “raro alivio” al pensar que no tendría que enfrentar el hostil mundo que conocía o tener que mendigar por un empleo, por sus alimentos y por la aceptación de cualquier cosa que pudiera ayudarle a sobrellevar su muy sui-generis existencia.

Se propuso entonces la enmienda –según ella– de tales yerros pasados, y se sentó a tratar de organizar sus pensamientos para no volver a cometer aquellos que de manera tan determinante, habían marcado su existencia “anterior”, más no encontró alguna forma de lograr tal fin, pues no tenía referente alguno en este nuevo estadio de vida: ya no sabía nada pues no tenía referente alguno, ni si era de día o de noche, pues todo permanecía invariable y completamente oscuro y su único referente era saber dónde estaba abajo, pues lo sentía siempre bajo sus pies o su cuerpo al acostarse a dormir.

Se sintió más desolada que nunca, pues no lograba ubicar nada y se sabía sola en aquella inmensa oscuridad… comenzó a gritar pidiendo ayuda y auxilio y, ni el eco repitió sus llamados… prorrumpió en amargo y desgarrador llanto al sentirse tan impotente y abandonada en aquella inmensidad oscura que le era completamente desconocida.

El tiempo pasó inexorable y, poco a poco se fue calmando al escupir fuera de sí aquellos ingratos pensamientos que le embargaron. Fue tomando valor y se levantó para iniciar nuevamente su andar en busca de alguna referencia.

Mientras caminaba siguió siendo asaltada por todo tipo de pensamientos, puesto que tal situación le parecía cada vez más inconcebible y, al no poder explicarla racionalmente, además de no poseer absolutamente nada distinto a su mente, de manera espaciada empezó a memorizar este texto que hoy les escribió.

Jolie Totò Ryzanek Voldan.

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