viernes, 22 de agosto de 2014

V La “colaboración”

V La “colaboración”


Ante el "acontecimiento" sucitado por el accidente de tránsito protagonizado por la máxima dirigente de Otrans Reinas de la Noche, en que tod@s publican sus sentimientos de solidaridad con Johana Esmeralda Ramírez, me veo en la imperiosa necesidad de publicar mi personal vivencia con algunas de sus integrantes, acotando que poseo verios testimonios de otras trans ue han sido agredidas física y verbalmente, coaccionadas, extorsionadas e incluso han sobrevivido a atentados contra su vida, todos perpetrados por integrantes de Otrans, y en dos casos por la misma Johanna Ramírez, quienes escudándose en que "son protegidas de Estado" por su condición de defensoras de los DD.HH., cometen toda clase de delitos contra las personas trans que dicen defender.
Considero que finalmente, "se pasó de la raya" en esta oportunidad (con ocasión del lamentable accidente que protagonizó) y al ir fuera de sí (cuando menos ebria, si no también drogada), sin licencia de conducir, a excesiva velocidad e insultar a la autoridad, lo que terminó en su captura y conducción a los separos judiciales.
Lo lamento por ella como ser humano y trans, pero, quizá ahora quede claro para todo el mundo que no son precisamente "angelitos" muchas de las integrantes de Otrans, sino que son delincuentes que han estado cobijándose con el manto que les provee ser miembros de esa organización, para delinquir y "hacer cuanto les viene en gana".
Jolie Totò Ryzanek Voldan.

V
La “colaboración”
Es noche de viernes para amanecer sábado y pese a que se espera una productiva noche de trabajo, no ha sido tal, incluso, algunas se retiran de sus esquinas de trabajo y retornan a sus respectivas casas.
Al despedirse de quienes quedamos a la espera de hacer algún trance, dicen el saludo característico: Ya me voy, “no hay nada” [N/A: en la jerga del mundillo trans de la noche, esto quiere decir que no hay clientela como para seguir desvelándose y aguantando frío con la remota esperanza de trabajar] y se retiran… las pocas que vamos quedando en nuestras esquinas de trabajo albergamos aquella remota esperanza de lograr hacer aunque sea un trance, para regresar con algo de dinero, situación última que se cumple con las más jóvenes y bonitas, pero no así con las viejas y feas como yo.
Ha pasado la media noche y es casi la 1:00 am del día sábado y un auto marca Mitsubishi azul, con placas: P 459 FJX se detiene en mi esquina, bajan el vidrio del lado del acompañante y veo que en su interior viajan dos trans a quienes conozco solamente de vista y recuerdo sus nombres, son “Tasha” y “La Pacheco”.
Esta última se dirigió a mí en tono imperativo y se desarrolló el siguiente diálogo:
La Pacheco
-¡Compañera, venimos por la colaboración!
Jolie, con tono de asombro y de sorpresa:

-¿Cuál colaboración?
La Pacheco
-Por el asunto de la Tamara y la Alisson, son Q200.00 semanales la cuota de cada una.
Jolie (más asombrada)
-¿Cómo es posible que ustedes que tienen un sueldo en Otrans anden pidiendo colaboración para personas que están presas?, se supone que trabajan para ayudarnos a nosotras y no para andar haciendo este tipo de cosas…
En ese momento llega Sasha y se incorpora al diálogo diciéndoles en tono tajante:
-¡Ni ella ni yo vamos a dar nada, porque cuando yo estuve detenida, nadie me dio nada!
Tasha se incorpora a la discusión diciendo:
-Compañera, no es con usted que estamos hablando sino con ella (refiriéndose a mí)
Sasha:
-Ella (refiriéndose a mí) es mi amiga y vivimos juntas, y debe pagar una renta, así que ni ella ni yo daremos nada.
Jolie:
-Además, ¿Qué quieren que les dé, si no he trabajado nada en toda la noche…?
La Pacheco:
-Bueno, nosotros vamos a contar (no dijo a quién o quiénes), pero si no da [N/A: “la colaboración”], “que se atenga a las consecuencias”…
Tasha, quien iba al volante, puso nuevamente el auto en marcha y se perdieron por la avenida.
Sasha, quien estaba furibunda, se empezó a calmar, mientras me explicaba que “a quienes no dan, les han pegado [N/A: vapuleado] posteriormente y han ocurrido casos en que quienes han sido golpeadas han debido ser hospitalizadas”…
Teniendo en cuenta que es fin de semana, me dediqué a recabar la mayor cantidad de información que pude de estas personas en las redes sociales y con mis contactos, para presentar la denuncia respectiva en el Ministerio Público [N/A: ente gubernamental a donde se debe acudir para presentar la denuncia de los hechos delictivos, para que se inicie una investigación y posterior proceso judicial] y Procuraduría de los Derechos Humanos, donde lo único que hicieron fue escucharme y preguntar “si ya había puesto la denuncia en el Ministerio Público, ya que ese era el papel de ellos para estos casos, porque ellos no son un ente investigador”, A lo cual respondí afirmativamente… Interiormente y como defensora de derechos humanos me quedé completamente asombrada ante tal postura y tan manifiesto desconocimiento de derechos humanos de la persona que me atendió…
Me retiré de esa oficina y, acorde a las instrucciones de la Auxiliar de Fiscal que me atendiera en el Ministerio Público, me dirigí hacia la delegación policial más cercana al lugar de los hechos, para entregarles el oficio dirigido a ellos y que tomaran razón de lo acontecido.
Igualmente, y como medida cautelar de mi integridad física, puse en conocimiento de estos hechos a una tercera persona, cuyo nombre omito adrede ya que posee una enorme capacidad de denuncia internacional, para el caso me sucediera algo de lo que se pudiera esperar, procediera como corresponde y de acuerdo a sus facultades y conocimiento de estos repudiables hechos.

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