viernes, 10 de abril de 2015

"La cuarta presa del Pecas" (20150410)

Son las 02:35 de la madrugada de hoy 10-04-15)... me despierta de mi delicioso sueño (luego de una semana de laborar en turno nocturno), los arañazos del Pecas (mi perro) en la puerta de metal que divide el patio de la casa.
Completamente amodorrada y casi contra mi voluntad, dejo mi "deliciosa y calientita" cama y me incorporo para ir a averiguar qué es lo que sucede en el patio de la casa y que mi queridísimo Pecas desea que sepa.
Al salir todo está completamente oscuro y procedo a encender las luces del patio, mientras el Pecas feliz, meneando el rabo y saltando en derredor mío no cesa de expresar su alegría y mete su testa bajo mi mano en busca que le acaricie, lo cual hago casi por reflejo, ya que lo quiero entrañablemente, pues desde que me lo regalaron siendo un cachorrito de un solo mes, lo tuve que terminar de criar dándole leche en pacha diariamente. Hoy, es un hermoso perro de raza pointer (cazador por naturaleza) súper juguetón y cariñoso, además de ser extremadamente sociable e inquieto, ¡Posee una energía increible! y, si por él fuera, pasaría corriendo y jugueteando todo el día.
Pues bien, cuando hube encendido la luz del patio, se alejó de mí y se dirigió hacia el centro del patio sin ladrar ni una sola vez y orgulloso (porque lo conozco muy bien) ¡ME ENSEÑÓ A SU PRESA!, una enorme rata (con cuerpo como de 30 cms, más una enorme cola), que había tenido la infeliz ocurrencia (para ella) de bajar a mi patio de alguna de las vecindades... y, esperando "su premio" se agachó buscando mis manos para que le acariciara, lo cual hice y le dije: "eres un gran perro cazador", al momento que sobaba su testa y su lomo.
Pecas dejó de menear el rabo y retornó a su habitual manera de estar conmigo, sin brincar ni haciendo aspavientos de ninguna clase, más que permanecer a mi par meneando cadenciosamente su cola.
Me dirigí al interior de la casa a buscar una bolsa plástica del tamaño adecuado, mientras él permaneció en la puerta sin entrar. Cuando volví con la bolsa, me acompañó hasta donde estaba su presa muerta y esperó a que yo la recogiera y amarrara la bolsa, que deposité en el bote de basura, pidió un último cariño y se fue a meter a la caja plástica con toallas donde duerme.
Yo, me lavé las manos, apagué las luces y me retiré nuevamente a dormir, no sin antes dejar asegurada la puerta del patio.
Jolie Totò Ryzanek Voldan.

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