ORIFICIO
Difícil elección para la diversidad sexual
Jolie Totò Ryzanek Voldan
Al igual que la inmensa mayoría de la población
consciente de Guatemala, hemos de asentar que ninguna de las dos alternativas
llena ni por asomo, algo que responda a las expectativas que poseemos como una
minoría poblacional que representa el 10% de los votos.
Ante tan oprobiosa, vergonzante y homofóbica realidad
que vivimos, no pretendemos victimizarnos más, sino hacer una llamado a la
unidad. A una unidad que sea capaz de ir más allá de cuanto haya hecho
cualquier minoría poblacional en el pasado, adoptando el papel crítico y
pensante que nos corresponde como ciudadan@s conscientes, puesto que así como
exigimos el respeto y reconocimiento de nuestros derecho a la igualdad,
igualmente aceptemos nuestra obligación moral de hacer la mejor elección
posible entre las dos desastrosas opciones para el país, entre las que
deberemos escoger en esta segunda vuelta electoral.
Inicialmente, hemos de considerar que aunque digan y
pregonen que los partidos tienen alguna ideología, realmente no la poseen,
porque al igual que todos los partidos de la historia reciente guatemalteca,
estos son partidos “electoreros” que pugnan simplemente por acceder al poder
para sobrevivir y poder asegurar cuando menos, cuatro años más de bienestar
para su cúpula a costillas del pueblo que los elige (Un análisis mucho más
documentado hecho por expertos puede ser consultado siguiendo el siguiente
enlace: http://www.plazapublica.com.gt/content/fcn-nacion-vs-une-o-la-herencia-de-un-sistema-colapsado
), amén del conocimiento proporcionado por las actividades denominadas
“Voto Crítico”, enfocadas específicamente hacia el sector poblacional que
conforma la diversidad sexual guatemalteca, y que puedo resumir a continuación:
En cuanto al partido FCN que postula a Jimmy Morales, es un
partido que excluye cualquier participación de la diversidad, por ser liderado
y financiado por militares retirados (ahora en condición de civiles), por lo
que su pensamiento es esencialmente de exclusión hacia las personas con
orientación diferente a la heterosexual, pero que goza del beneficio de la duda
entre la población y el abierto apoyo de la derecha capitalista recalcitrante y
moderada, en cuanto a la gestión que pudiera desempeñar, porque “son nuevas
caras” en el ámbito político nacional y por sus nexos con el ejército, y porque
predican que harán un “gobierno nacionalista” sin ningún sesgo hacia ideología
alguna, con lo que se puede esperar absolutamente cualquier cosa de tal actuar,
fascismo y persecución incluidos.
De la UNE, que postula a Sandra Torres, podemos decir que ha
logrado sobrevivir, luego de hacer gobierno, por el impacto generado por los
programas sociales que implementaron durante su mandato, pero que ha tenido que
ceder gran parte de aquello que inicialmente postulaba ante la falta de
financiamiento y se ha aliado a un poderoso empresario, proveniente de una de
las familias más adineradas del país, lo que no sería malo, si no fuera porque
anteriormente fuera financista del Partido Patriota (PP) y ahora lo es de la
UNE, con lo que se suman las deudas que tiene insolutas del PP, las de la
campaña anterior de Sandra Torres con la UNE y las de la actual campaña, que
sin poseer datos reales, suman una buena cantidad de millones que deberán
pagarse al momento que gobiernen. Con lo que quedaría ratificada la imagen de
corrupción generada anteriormente, cuando gobernó la UNE. Pese a todo lo
anterior y aunque sea en uno de los últimos renglones de sus ejes de trabajo,
se contempla el “respeto a los derechos humanos de (…) y de la diversidad
sexual”, con lo cual teóricamente, habría algún espacio minúsculo que pudiera
favorecer a este segmento poblacional endémicamente excluido de toda
participación ciudadana.
Así, las alternativas, el asunto del llamado “voto gay” consciente
(es decir, pensado y estudiado) se reducen a votar como lo hemos venido
haciendo tod@s l@s guatemaltec@s durante la últimas elecciones: “Votar al menos
malo”, lo que nos lleva a la disyuntiva como diversidad de escoger entre
alguien que “posiblemente” haga algo por rescatar al país, luego del desastroso
gobierno del PP, arriesgándonos a sufrir una escalada en la conculcación y
negación de nuestros derechos humanos, o votamos por alguien que sabemos lo que
hará, pero que nos brinda una minúscula “oportunidad” de participación y que no
se incrementará la conculcación y negación de nuestros derechos ciudadanos.
Realmente una muy difícil elección que merece meditarse despacio,
sabiendo que la abstención o anulación de nuestro voto, únicamente favorecerá a
la peor de las opciones.
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