jueves, 4 de febrero de 2016

Todavía no me puedo morir... (20160204)

Todavía no me puedo morir... (20160204)

Es que en Guatemala se vive cada cosa, que realmente hay que ser guatemalteca de nacimiento para soportarla...

Digo esto porque es inexplicable el grado de complejidad y la serie de obstáculos que las personas honradas hemos de sortear hacer un simple trámite burocrático, puesto que suena hasta inexplicable que nadie crea en nadie, y que aunque tengan los respectivos Documentos de Identificación Personal (DPI) a la vista, todavía te soliciten cuanto documento se les ocurre, para comprobar la veracidad de cuanto solicitas y, que en este caso mío, se ha tornado poco a poco en un calvario de trámites y requisitos de lo más inusual.

Estando en vida, mi queridísima madre me dejó dos cosas muy valiosas para poder morir en paz: Un sepelio y la copropiedad (que fue comprado con el valor de una indemnización que me dieran hace muchos años) de un mausoleo donde seré enterrada cuando muera. El problema arrancó en que ella, como buena mujer pobre, compró por abonos dichas “herencias” y las pagó enteramente, pero como era de esperar, los títulos están a su nombre y cuando me los dio en propia mano, me dijo: “Ya sabés mi’jo que el mausoleo es de todos (somos cinco hermanos) y todos lo pueden usar, pero ninguno podrá venderlo, así que cuando menos, tendrán donde ser enterrados todos cuando mueran. Aparte, ya sabés que en en esta parte del ropero (y me lo enseñó claramente) hay dos entierros pagados, el de (funerales) Reforma es el tuyo y el de (funerales) Mancilla es el mío, porque como todos los buses que pasan por acá van al parque Colón, quiero ser velada en Mancilla, para que puedan ir todos los vecinos sin problemas (...)” y me dio instrucciones de su amortajamiento y un montón de disposiciones finales que, cuando llegó el momento de su defunción ninguna fue cumplida por mis hermanos, quienes hicieron lo que les vino en gana y ni siquiera me escucharon, porque yo al igual que mi madre siempre fui pobre...

¡Todavía no me puedo morir mamá!, porque lo que amorosamente me dejaste está a tu nombre y yo no lo puedo usar...

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