La casa de un grande (20210116)
Jolie Totò Ryzanek Voldan.
Algunas veces soy contratada como taxista
por personas conocidas que buscan un cobro módico (por mera amistad) y una
piloto con una vasta experiencia como piloto, amiga, y con quien conversar durante
el viaje.
Así que una familia amiga me contrató
para “ir a visitar (ellos todavía tienen esa hermosa costumbre) a un hermano y
su familia, residentes en la aldea Santa Gertrudis, Quesada (así lo escriben
ellos), Jutiapa”.
Aparte de las incidencias normales del
viaje, que incluyeron cruzar donde no era el camino, y tener que retornar como
cinco kilómetros ya recorridos, enfilamos hacia el poblado de Quesada, donde
nos detuvimos para pedir instrucciones acerca de “cómo llegar” sin lograr una
buena respuesta de nuestros interlocutores, pues increíblemente, solo indicaban
“que siguiéramos recto”, en un camino por demás lleno de curvas y ¿“recto”,
hacia dónde?... así que recurrí a la ayuda de un trabajador de un camión
repartidor de gaseosas, quien me dio una indicación coherente de la ubicación
de la tal aldea Santa Gertrudis, ja, ja, ja, ja, ja, las personas con quienes hablé son un verdadero caso clínico de despiste y pésimas observadoras
de señales para orientar a los demás, así que siguiendo las indicaciones del
empleado del camión repartidor de gaseosas, nos dirigimos inicialmente hacia el
camino que conduce a la aldea “La Brea” (que sí posee rótulo visible en el
camino) y luego, seguimos preguntando de manera simple a una o dos personas, ¡LOGRAMOS
LLEGAR A NUESTRO DESTINO!, donde comimos un delicioso pollo en amarillo con
tortillas calientitas y refresco.
Durante el trayecto, pasamos por un
bellísimo lugar en jurisdicción de la aldea La Brea (que advertí que al
retornar me detendría para tomar algunas fotos), donde existen unas ruinas
coloniales visibles desde la carretera, pues están a la vera de la misma, y para
dar paso al viaducto sobre el que transitábamos, tuvieron que ROMPER UN
ACUEDUCTO COLONIAL… “muy a su manera de hacer las cosas”: ¡SIN PENSAR
EN EL ENORME DAÑO QUE PROVOCABAN AL PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN!
Al visitar el sitio “colonial” en ruinas,
me encontré con la enorme y muy grata sorpresa que correspondía a la ubicación
de la antigua hacienda habitada por el insigne escritor ¡JOSÉ MILLA Y VIDAURRE...!
¡Wou!, me dije para mis adentros, e inicié a capturar una serie de fotografías
de algunos de los detalles del hermoso lugar, pues precisamente, por su estado “ruinoso”,
muestran detalles de construcción y algunas estructuras erguidas en aquellos
tiempos para el resguardo de la existencia de quienes las habitaban, como el acueducto
para que siempre estuviera abastecida de agua, un cisterna o baño de tina (la
verdad no lo sé), para guardar agua o disfrutar de un delicioso baño en artesa.
En cuanto a las estructuras aún en pie,
puedo decir que poseen las mismas características arquitectónicas de las estructuras
coloniales que perviven en La Antigua Guatemala, Sacatepéquez, pues utilizan el
arco romano (con todas sus características, pues mezclan en su construcción
ladrillos cocidos, mezcla (el cemento no era conocido en esa época) y piedra de
río para brindar solidez estructural (tampoco se conocía el uso de las varillas
de hierro en esas construcciones) , traído a nuestras latitudes por los
conquistadores españoles y el sistema de transportación de agua mediante acueductos
de sólida construcción.
Los ambientes interiores eran sumamente amplios
y poseían enormes puertas y ventanas, para el confort de sus habitantes
(recordemos acá que Jutiapa posee un clima caluroso por excelencia).
Les dejo pues con las vistas de este
hermosísimo lugar, ya acomodado actualmente como sitio turístico por una
Asociación de vecinos con botes para el desecho de basura, cocinas al aire
libre, una guardianía y piscinas, según me contaron algunos lugareños, dada la
premura del viaje y mi discapacidad para caminar no visité.
Cuando puedan visiten este precioso lugar
ingresando al Quesada por la entrada ubicada en el kilómetro 102 de la
carretera a Jutiapa, al pasar el primer puente, crucen a la derecha (hay una
iglesia Católica en ese cruce) y sigan por el asfalto hasta encontrar el cruce
hacia La Brea a la izquierda y llegarán. TODO EL CAMINO ES ASFALTADO Y DISTA DE
LA CARRETERA PRINCIPAL COMO CINCO KILÓMETROS.
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