sábado, 5 de julio de 2014

Pensamientos prolijos (20140705)

Columna de opinión.

ORIFICIO


Pensamientos prolijos


Jolie Totò Ryzanek Voldan.

Creo que ningún guatemalteco logra “desenredar” la situación económico-político-social del país, puesto que cuando se adopta una medida económica se debe basar en decisiones políticas, las que a su vez están condicionadas o presionadas por aspectos sociales.
Vemos que la tasa de natalidad en nuestro país es una de las más altas del mundo y, lejos de bajar ostensiblemente -como se desearía-, se mantiene y ¡eventualmente aumenta!, con lo cual cada día hay más guatemaltecos que demandan alimentos, cobijo y servicios básicos.
El gobierno actual ha hecho cuanto desea, ya que posee “derecho y mandato” para hacerlo, porque los votaron con la creencia errada que acabarían con la espiral delincuencial, y por el precedente sentado por su dirigente máximo en el pasado… los resultados están a la vista, la delincuencia y violencia lejos de disminuir ha aumentado, y el pueblo que los eligió se da cuenta que no cuentan con las personas idóneas, y menos con las capacitadas para llevar a feliz término lo ofrecido en campaña, y, como colofón hilarante del asunto, ¡no poseen los fondos para realizarlo!, por lo cual recurren al endeudamiento interno y externo.
Realmente la situación tercermundista es sumamente prolija, ya que debemos realizar los cambios necesarios para lograr una vida más digna para todos, lo cual es casi imposible de lograr con una población generadora de una gigantesca explosión demográfica, donde la situación de atraso e incultura ha sido igualmente generada por la exclusión y los prejuicios desde la época de la conquista española.
Vivimos en una sociedad gobernada por personas condicionadas para velar tan solo por “sus” derechos y donde cada cual es víctima del individualismo e igualmente vela tan solo por el entorno que le conviene, económicamente hablando.
En tanto avanzan los otros países y nada puede detenerlos, acá todo mundo sigue sin entender la íntima correlación existente entre lo político, lo económico y lo social por su prolijocidad y ¡nadie dice ni hace nada sustancial al respecto!
El reto real estriba precisamente en entender este tipo de prolijocidades que, no por ser prolijas, deban ser desechadas de nuestro pensar y de nuestro quehacer cotidiano.
Es más que deseable que las personas despertemos del “letargo inactivo pensante” con que fuimos condicionados y en que crecimos, no podemos ver tan solo la flor, ¡debemos ver el campo!…

Cuando dejemos de vernos a nosotros mismos y veamos nuestras familias, cuando veamos nuestras sociedades, cuando veamos la interdependencia propia del planeta y lo prolijo de las relaciones interplanetarias… entonces y solo entonces, estaremos en la búsqueda de las soluciones integrales que necesitamos.

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