ORIFICIO
RECUERDOS DE LA NOCHE…
Jolie Totò Ryzanek Voldan
Escuché el repique lejano de campanas, pensé que así como
están de lejanas andamos lejos de tantas cosas y cercados por otras tantas…
estoy cansada y deseo dormir un poco más, y duermo hasta que los gritos de
quienes dicen que Dios es todopoderoso, me despiertan y me molesto… ¿Acaso no
saben que Dios no es sordo?, ¿por qué gritar, aplaudir, tirarse al suelo y todo
ese tipo de farsa si al terminar el culto vuelven a ser los mismos?, que “la
carne es pecado y es del maligno” y casan a sus hijos mediante esa fe, para que
forniquen “bendecidos por Dios”… Realmente estamos lejos de muchas cosas, de
tantos lugares y ¡del conocimiento!
El día fenece y el crepúsculo da paso al frío inclemente
que poco a poco lacera nuestra piel y cala hasta los huesos.
El momento de la ducha fría ha llegado, para que
“aclimatada” y muy bien acicalada, la ménade semidesnuda salga en pos del
sustento de mañana… ese ser medio vestido que ha de hacer aquello que todos se
niegan a reconocer como trabajo, cuando realmente lo es y hasta cumple una
función social… que no es “digno”, dicen, sin reconocer que la sociedad excluyente
le ha lanzado a ello al negar toda superación.
Estará sola en su sitio de trabajo y cualquiera comprará
sus “amores” y se sentirá favorecido al haber comprado a la más bonita,
voluptuosa y que todos quieren e hipócritamente ocultan…
Las menos agraciadas, tomarán a aquellos que no pueden
pagar tales “amores”, pero desean sentirse queridos y deseados aunque sea por
un momento. Otros, se relamerán con la vista de la bella y solicitarán un
descuento, que ella no otorgará y negociarán aunque sea un favor menor.
La noche es larga, los delincuentes y drogadictos están
al acecho, ¡hay que mantenerse alerta!, mientras el frío horada tu ser corporal:
Estar atenta y sonriente pero ¡Lista para todo!, incluso morir…
En tanto, el hambre te apura el ser y comprendes que has
de conseguir al menos un cliente que te compre, para vivir un día más, y coqueteas
hasta con cualquiera que se cerca un poco, mientras los vehículos pasan raudos
para que sus acompañantes no te vean, o despacio para gritarte cualquier
grosería mientras tú contestas otra grosería peor…
Con el discurso del tiempo inicia el frecuente desfile de
borrachos y drogados que hacen intentos de comprarte “al mejor precio”, porque
el dinero que tenían lo tienen dentro de sus cuerpos, en drogas o alcohol…
Las noches de la ménade son duras, muy duras, porque
además de todo lo dicho, te duelen los pies por estar tanto tiempo de pie, esperando
salvar tu “día de trabajo” e irte a descansar, aunque sea con el estómago vacío
y la incertidumbre de lograr “algo” al día siguiente.
El repique de campanas anunciando el nuevo día ha
iniciado, mientras los desposados siguen fornicando ya bendecidos y las
trabajadoras de la noche retornan a sus casas a dormir.
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