“Algo nuevo está
brotando”
Jolie Totò Ryzanek Voldan.
Luego de algún tiempo ausente, retorno al hábito de escribir
un poco para ustedes, aun en medio de esta crisis mundial producida por el
aparecimiento de la pandemia del Covid-19.
He titulado esta pequeña entrega, Algo nuevo está brotando, título del libro uno de mis más
apreciados maestros, Teodoro Nieto, porque me pareció muy acorde a lo que deseo
exponer.
Ciertamente, las disposiciones gubernamentales guatemaltecas
para el resguardo de la población han estado dirigidas sobre todo a la protección
de los grandes empresarios y no así para el mejor resguardo de la seguridad y
salud del grueso de la población. Baste para ejemplificar lo descrito con citar
que con el dinero prestado por el Estado, se empleó para EXONERAR DE PAGO a los
grandes productores, OLVIDÁNDOSE DEL EQUIPAMIENTO Y ABASTECIMIENTO DE LA RED
HOSPITALARIA DEL PAÍS, y un pequeño remanente, fue dado al sistema bancario
para que este LO OTORGARA EN CRÉDITOS A LOS MEDIANOS Y PEQUEÑOS EMPRESARIOS Y
COMERCIANTES con el consiguiente pago de intereses.
Ante este tipo de disposiciones, la población sojuzgada por
el Estado de Excepción decretado previamente, no ha tenido otra alternativa
distinta a “agachar la cabeza” con mucha inconformidad y reconociendo sus
limitaciones para manifestarse de manera pública y masiva.
En este contexto y muy acorde a su tradición de solidaridad
entre hermanos que caracteriza al guatemalteco promedio, empezaron a surgir
acciones de solidaridad a nivel individual hacia los menos favorecidos por la
sociedad, hacia las personas pobres, extremadamente pobres y en situación de
exclusión social, pero hermanos al fin, quienes por su misma situación de
exclusión recurrieron a la única alternativa que les dejaron y, empezaron a
practicar la mendicidad en forma abierta y creativa: Tal el caso de quienes
hacen malabares en una esquina mientras el rojo del semáforo detiene el
tránsito vehicular, para luego recolectar entre los conductores algunas monedas
y, en otros casos, simplemente solicitando caridad abiertamente a las personas
o vendiéndose a sí mismos…
Todas estas actitudes impulsadas por la actual coyuntura,
logró que muchos corazones se conmovieran y “empezaran a dar un poco de sí
hacia los demás” en y de las formas más variadas y de manera específica,
logrando en su conjunto paliar de alguna manera el sufrimiento de algunos de
sus prójimos.
Tal sentimiento personal, a su vez, ha logrado que algunos
gremios organizados para otras causas, situaciones y fines hicieran eco de la
solidaridad a nivel institucional, tal el caso que POR PRIMERA VEZ,
organizaciones dedicadas al control de las Infecciones de Transmisión Sexual
(ITS) y combate del sida recolectaran y/o compraran alimentos para compartir
con l@s trabajador@s sexuales de áreas menos favorecidas e integrantes de su
gremio.
Otras personas por su parte, se empiezan a organizar particularmente
para ayudar a las personas pobres y excluidas por su condición de personas de
edad avanzada y/o discapacidad, y otras, a los diversos segmentos poblacionales
que en función de la calamidad nacional viven la exclusión y carecen de los
medios necesarios para procurar sus alimentos como resultado de la enorme
brecha social prevalente en Guatemala.
Tengo la esperanza que tales manifestaciones logren alcanzar
los objetivos que se proponen, para paliar en lo posible el hambre de un pueblo
marginado y excluido del bienestar que debiera proveerse a toda la población
sin ningún distingo y en consonancia con nuestro texto constitucional.
Igualmente, tengo la esperanza que esta situación haga
pensar social y políticamente a estas buenas personas que ayudan a l@s
excluid@s del sistema, para que algún día luchen por el cambio social necesario
para revertir tal estado de cosas y ha sido postergado ya muchos años.
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