sábado, 22 de febrero de 2014

La historia del campesino (20121117)

La historia del campesino (17-11-2012)

Cierto día, aquel agricultor topó con algo muy sólido mientras removía la tierra, creyendo que era una piedra, empezó a escarbar a los lados para extraerla con el azadón, lo cual finalmente logró.

Le dio curiosidad que al tenerla en sus manos, que aquella piedra fuera tan pesada, por lo que dispuso retirar toda la tierra que la cubría, para ir a tirarla lejos de su parcela.

Sobándola estaba cuando súbitamente le apareció un genio que le dijo: “Hace muchos siglos que mi dueño me trajo hasta aquí y me abandonó. Tú que me has encontrado ahora, eres mi dueño. Yo soy el genio de los deseos imperfectos –dijo–, porque al igual que los humanos: soy creación divina y por ello imperfecto, pero concedo a mi dueño todo cuanto pida menos “algo”. Así que pide lo que desees que yo lo concederé imperfectamente”.

El campesino pensó para sí mismo: “¡Ya la hice!” y le dijo: Quiero ser dueño de toda la tierra de este planeta. El genio respondió: ¡Hecho! Y todos los títulos de propiedad mundiales pasaron a tener como propietario al campesino.

El genio dijo entonces: “Lo imperfecto de tu deseo es que como los desiertos no tienen dueño, esos no están a tu nombre”. El campesino dando saltos de alegría dijo: “ta gueno, ¡al cabo mundo ni los quería!”.

… Poco duró la alegría, porque sus vecinos llegaron furibundos a reclamar lo acontecido y los grandes latifundistas se reunieron para estudiar las medidas a tomar ante el despojo de sus propiedades.

El asustado campesino frotó nuevamente el pedrusco en sus manos y solicitó al genio que calmara los ánimos de quienes pensaban agredirlo y el genio nuevamente le dijo: ¡Hecho!, ninguno te agredirá, pero, lo imperfecto es que a nuestro Creador no lo puedo mandar.

El campesino tornó nuevamente a dar saltos de alegría, mientras sus “presuntos agresores” se calmaban y retornaban a sus respectivos lugares de origen…

… Poco duró la alegría, porque empezaron a llegar cientos de personas a solicitar sus instrucciones para la siembra, para los fertilizantes, para el riego, para el pago del préstamo, para el arado, para la fumigación, para la siega, para la compra de semilla, para el secado, para los herbicidas, para el pago de planillas, etc.

Los detuvo a todos y ordenó que se formaran para atenderlos uno a uno, mientras un centenar de helicópteros buscaban infructuosamente aterrizar en el reducido espacio de su parcela. Sobó nuevamente la piedra y pidió al genio la sabiduría y conocimientos que necesitaba para lograr su empeño. El genio dijo: ¡Hecho!, lo imperfecto es que todo te lo concederé, menos para saber qué hacer con lo tuyo. El campesino dijo “Ta gueno, al cabo mundo un pedacito menos no me afectará…”

… poco duró la alegría, porque como era el dueño de todo: ¡Enloqueció!


Jolie Totò Ryzanek Voldan.

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