lunes, 2 de junio de 2014

La vieja casa que habito (20140602)

La antañona casa donde me encierro en los días lluviosos me pone nostálgica… porque se ha tornado vieja con el paso del tiempo y en sus paredes y techo con goteras están tantos recuerdos bellos que vienen a mi mente y logran que afloren sentimientos encontrados.

Recuerdo cuando la conocí por vez primera siendo una preadolescente de once años: Tenía un enorme patio con un níspero, un naranjo, una granadilla y un guayabo que proveían una sombra estupenda que mamá despreciaba por las hojas que botaban y porque tenía mucha ropa que secar de su prole…

Yo amaba ese enorme patio, porque en él jugué carritos y pelota, mi hermano jugaba con soldaditos, mientras yo paseaba en bicicleta por él… Mis hermanas jugaban “a la casita” y después del terremoto, nos proveyó de refugio seguro en una champa hecha por nuestro padre para mamá, tres de mis hermanos, mi consorte, mi hija y a mí…

La antañona casa era el sitio perfecto para jugar “a las escondidas”, porque es tan grande que cuando el buscador no te veía, hasta podías cambiar de escondite, para que le costara más encontrarte.

Poseía un cuarto dedicado a cobijar la inmensa biblioteca de mi padre, y funcionó como cuarto de estudio y lectura familiar. Más adelante, fue mi primera residencia de casada y cobijó a mi primera hija.

En sus enormes habitaciones celebramos algunas fiestas familiares, cuando la férrea disciplina con que fuimos criados “aflojaba un poco la presión”. En sus enormes habitaciones, también fallecieron: mi abuelita, mi padre y mi madre… ¡Todos se han ido y he quedado sola en la enorme y vieja casa!

Esa antañona casa que cuando llueve tiene goteras que permean mi alma, tocan mi espíritu y me llevan al llanto. Mientras rompo mi vieja espalda recogiendo el agua que filtra su techo, armada de trapeadores, cubetas, con tanto esfuerzo y cansancio, mientras imploro al Creador su misericordia infinita, para que el techo ceda, cuando yo me haya ido también…

Cuando sale el sol su viejo artesón cruje como quejándose para recordar que está presente y guarda todos los recuerdos que yo tengo y mi familia dejó tras de sí al irse y no volver a la vieja casa que todavía me cobija, por ser pobre y abandonada por tan cruel e inhumana discriminación insensata.

Sé que pronto habré de descansar, y llevaré conmigo el dulce recuerdo de la casa vieja que me vio de niña, de adolescente, que cobijó mi primer amor y me lleva la llanto hoy…

¡Amo la vieja casa que habito!


Jolie Totò Ryzanek Voldan.

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