ORIFICIO
Un círculo que debemos romper entre todos
Jolie Totò Ryzanek
Voldan
Pretendiendo recoger
el sentimiento de la humanidad pensante, mas no actuante, el sentimiento y
razonamiento resultante es indefectiblemente el mismo: “No más muertes
inocentes”.
Pero como decía, al no
ser actuante en la coyuntura ¿Cómo detener la barbarie a estas alturas?, ¿Cómo
hacer entender a la mayor industria del mundo (la armamentista) que en su afán
justificado por el sistema capitalista y la lucha por la posesión de la mayor
cantidad de energéticos mundial, que la matanza de seres humanos debe terminar?,
¿Cómo hacer entender que el derecho humano más importante es la vida, porque
sin él todos los demás salen sobrando?, ¿Cómo hacer entender que el ideal es
que cada quien pueda vivir como mejor le parezca y en un clima mundial de
armonía y respeto, sin que nadie intente imponer el propio a los demás?
Son algunas de las
interrogantes que nos hacemos y desde luego, las partes interesadas asegurarán
que “Será hasta que no quede uno solo que disienta de la manera de pensar del
vencedor final” y es precisamente ese el punto medular del asunto, puesto que
nuca habrá un vencedor final, puesto que el odio y fanatismo por las ideas de
un lado y de otro, está completamente enraizado en la actual generación y ya es
sufrido por la siguiente, con lo que en el caso improbable y remotamente real que
alguna de las partes conquistara militarmente a la otra, no podrá cambiar el
sentimiento de odio en los corazones de los vencidos y más tarde, el asunto
resurgirá…
Los ejemplos de cuanto
afirmo abundan, incluso en la historia actual, como el caso del movimiento
independentista de Cataluña, para separarse de España, luego de 301 años de
haber sido conquistada por el “Reino de España”, pero conservando su idioma,
costumbres e idiosincrasia, que los castellanos despreciaron por siempre, pero
nunca renegaron el soporte económico que tal región brinda al “Reino”, y hoy,
el cisma está por concretarse, para bien o para mal, lo que acarreará una
auténtica cascada de movimientos independentistas por toda Europa y la
desintegración de la “Europa de naciones”, para trocarse en la “Europa de las
regiones”, Tales los casos de la antigua Yugoslavia, que hoy es conformada por
varios países (cinco o seis) o Checoslovaquia que se fraccionó en dos países,
etc.
Mi punto es que aunque
la victoria militar sea factible, será inútil, porque los sentimientos y las
culturas no desaparecen con las victorias militares, sino se acrecientan y
robustecen en el doble sentido de fomento del odio de los vencidos hacia los
vencedores y viceversa, sino en la conservación y fomento de una cultura que
siempre apuntará hacia la reconquista territorial de aquello que una vez les
fue arrebatado.
Mientras tal inútil
victoria ocurre, los grandes capitales que se nutren de la principal industria
del mundo –insisto, la armamentista-, la humanidad seguirá poniendo los muertos
y ellos las armas, para poseer dinero y el control de los energéticos del
mundo, con la falaz idea que ambas bienes les garantizarán que su estirpe no
muera. ¡Vaya manera tan aberrantemente estúpida de ver las cosas!
Considero que los
esfuerzos de la humanidad deben ir encaminados hacia el respeto de las
culturas, aunque estas nos sean extrañas y hasta inexplicables e ilógicas,
pero, si las respetamos y ellos nos respetan con las nuestras, quizá algún día
podamos vivir en paz en el mundo y desechar las armas de la faz de la tierra…
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