Las citas (20160627)
Concertar citas es complicado en Guatemala, ya que confluyen muchos factores como el logro de la coincidencia de un espacio común entre las partes, pensando desde luego, en lo que teóricamente podrían demorar en conseguir un acuerdo o quizá, lo que vayan a hacer juntas...
Desde luego, existen un sinfín de factores (atascos de tráfico, huelgas de transportistas, puestos de registro implementados por las autoridades, etc.) que también pueden en determinado momento o circunstancia, ser determinantes en la verificación del pacto de encontrarse, y el casi “normal” hecho previo de acostarse tarde y levantarse el día de la cita igualmente, tarde, con lo que los chapines (provincialismo coloquial que sustituye al gentilicio correcto: “guatemalteco” en plural) han hasta inventado “la hora chapina” y ¡Siempre son impuntuales!, toda vez que la cita no sea para un encuentro romántico o sexual, porque entonces sí son exactos y llegan antes de la hora acordada y hasta tienen tiempo de verificar si llevan todo lo necesario, como algunas flores compradas en cualquier esquina o una bolsa de chucherías (expresión coloquial empleada para denominar a los entremeses, generalmente horneados o fritos), licor o cervezas, condones (si es que son responsables), pastillas de sildenafil (por necesidad o por si acaso), etc.
El caso más patético ocurre con nosotras las mujeres, porque desde que aceptamos asistir a la cita, nos empezamos a preparar para ella, imaginando todo tipo de cosas y situaciones imaginables e inimaginables, respecto de lo que ocurrirá en el encuentro, y así principiamos con lo que diremos, con lo que le responderemos si nos dice tal o cual cosa, si nos propone esto o lo otro y un enorme etc. Pensamos cómo vestiremos ese día para lograr lo que queremos con esa persona y llevamos a cabo un inventario mental (si no físico) de la ropa a emplear ese día: que los zapatos sean del mismo color de la cartera y hagan juego con el color de la ropa que llevaremos puesta o que sean fáciles de quitar y poner al momento de la acción o que nuestra ropa interior sea normal o sexy, que sea visible o no debajo de la falda, pantalón o blusa, que llevemos el perfume normal o aquel que guardamos para ocasiones especiales, que nos maquillaremos o no, y otro enorme etc.
Pero hay citas que realmente no debiéramos concertar, por otro sinfín de factores o causas, entre las que podemos mencionar, el sentimiento de asistir por mera conveniencia y careciendo de un deseo o convicción real de asistir a ella, porque son de asistencia obligatoria para conservar el empleo, etc.
La verdad es que las citas son un verdadero problema en mi país, porque existe la hora chapina y todos son impuntuales por vocación y tradición, porque mientras escribía toda esta serie de argumentos respecto de las citas, ¡olvidé que ya debiera estar lista para salir y me están esperando...!
Jolie Totò Ryzanek Voldan.
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