miércoles, 10 de agosto de 2016

Testimonio (20160810)

Testimonio (20160810)
Apenas hace diez días que llevé a la práctica mi traslado de residencia, para no poseer nada material que deba heredar antes de morir, precisamente, porque soy muy realista al reconocerme pobre y sin la capacidad económica necesaria para hacerlo y, aunque la tuviera, solamente poseía la quinta parte de una valiosa propiedad heredada a todos los hermanos por igual.
El caso es que no tiene sentido ponerse en el afán de escriturar la quinta parte de algo material, que solamente serviría para dejar enfrentadas a mi descendencia con mis cuatro hermanos y/o su descendencia.
De ahí, que tomé la decisión de vender mi participación en la herencia recibida de mi madre, precisamente, para no tener nada al momento que muera, y ya que no dejaré nada, cuando menos aspiro a no dejar problemas, sobre todo, que ya he heredado en vida a mis descendientes, por la misma razón: aspiro a morir sin nada a mi nombre, para evitar legar algún problema a quienes amo tanto.
En tal virtud he vendido y me he mudado a una casa de reciente construcción, solo que mucho más lejos de todo y con un espacio mucho más reducido que la anterior, ya que tengo la esperanza que el dinero que me han pagado por mi participación en la herencia me alcance hasta el momento que muera y, si no fuera así, estoy de acuerdo en que tendré que volver a mendigar mi comida y mi sostenimiento vital, contando tan solo con el techo que mi actual casera y querida amiga me ha brindado en su casa hasta el día que la muerte me alcance.
Considero que así como aprendemos a vivir y a tener durante toda nuestra vida, debemos también pensar seriamente que moriremos y prepararnos para cuando ello suceda, lo cual no quiere decir que se desee morir ni cosa por el estilo, sino que reconozco que lo único que resta a mi existencia es morir, puesto que ya nací, crecí, y me reproduje; con lo que a mi ciclo vital le resta cumplir su extinción, y para ello es que me estoy preparando como parte de mi naturaleza “controladora”.
Desde luego que no ha sido una decisión fácil ni mucho menos, ha sido muy dolorosa y he llorado muchas veces por ese apego estúpido que tiene la persona a cosas y circunstancias de su vida.
Hoy estoy cambiando esa tristeza por aspiraciones de iniciar de una manera mejor enfocada mi vida, pensando que tengo todo un mundo nuevo por ver y adaptarme, y el inconmensurable deseo de ser recordada por alguien en el futuro... (otra vez las lágrimas corren sobre mis mejillas) porque es tanto cuanto me falta y las fuerzas ya no son las mismas, porque he vivido plenamente y sufrido mucho en mi vida, y esto último me ha templado para hacer lo que estoy haciendo y todo aquello que pretendo hacer.
Mi lucha seguirá hasta el final de mis días, y como quiera que ella resulte, solo espero que haya alguien que me recuerde y derrame una lágrima por mí, que diga aquello que signifiqué para ella o él, y piense en la vida de entrega hacia los demás que quise llevar.
En tal sentido, siempre me ha parecido absurdo el pensamiento de cultivarse toda una vida y que al momento de la muerte de quien se ha cultivado, todo ese conocimiento vaya con esta persona a su tumba. Antes bien, creo que el conocimiento que se atesora durante la vida debe ser compartido con todos, por cuanto ello le dará no solo un sentido a tu existir, sino que estarás facilitando un poco la vida a las nuevas generaciones.
Dejo pues, este testimonio escrito a quien lo lea, a quien tenga la intención seria de buscar el bien común antes que el propio y a quien desee ser recordado después de su muerte como una persona proba y de buenos sentimientos que supo renunciar a todo para morir en paz.
Jolie Totò Ryzanek Voldan.

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