viernes, 25 de noviembre de 2016

Una propuesta prometedora (20161125)


Una propuesta prometedora   (20161125)

La noche del miércoles 23 de noviembre fui invitada a una función de teatro en una locación que me era completamente desconocida, en cuanto a su ubicación en la metrópoli citadina.
Llegada al sitio, me encontré en una casa antañona ubicada en la parte norte del tmbién antañón Barrio Moderno, en la zona 2, dos cuadras abajo de la casa del ya difunto doctor Juan José Arévalo Bermejo.
Mi primera sensación fue que era un sitio nuevo que improvisadamente había sido acomodado para el desarrollo del arte en algunas de sus múltiples expresiones, creando así un espacio novedoso entre el mundo artístico de la Guatemala contemporánea.
Durante el recorrido inicial, llegué a la habitación situada a la par del patio cubierto donde se encuentra el escenario y conocí a Claudio Gaetani, quien resulta ser el responsable de todo un entramado en el ámbito cultural, por cuanto explicó que su deseo era “rescatar el arte en el teatro, mediante la formación de nuevas generaciones de artistas de las tablas, que rescataran el valor de lo que él denominó “verdadero teatro”, mediante el montaje de “obras serias” que lo alejaran de la visión comercial que de él se tiene actualmente, y de lo chusco que suelen ser los montajes de esta época en Guatemala.
Desde luego, tales palabras llamaron poderosamente mi atención, por cuanto tal acometida -pese a ser antigua- es algo completamente novedoso dentro del contexto teatral guatemalteco y algo que casi se contrapone al llamado “teatro de vanguardia”, que pretende transmitir un mensaje social mediante la confrontación entre artistas y público, en un ambiente que muchas veces se tiende a ridiculizar o exagerar, aparte del empleo de palabras altisonantes y vulgares que finalmente, le han dado un toque de comedia, que lastimosamente raya o está muy cerca de ser completamente chusco y vulgar.
Según explicó el señor Gaetani, el proyecto en sí cuenta con el apoyo de algunos sobrevivientes de la “época de oro” del teatro en Guatemala como Raimundo Coy y otros, que al momento de redactar la presente escapan a mi memoria, informando que ya se están llevando adelante las gestiones en las instancias correspondientes, para que los estudios que realicen los alumnos en tal sitio cultural tengan el aval de las autoridades correspondientes en la materia, como un “diplomado” del más alto nivel.
Para tal efecto, se han implementado las clases correspondientes, tales como: Expresión corporal, dicción, actuación y más, agregando algunas otras complementarias como la danza... Es decir, todo un programa de formación de artistas de teatro, capaces de encarnar cualquier papel de una obra seria y ya no solo la mera comedia a que asisten el público tan heterogéneo actual, que es relativamente inculto en cuanto al aprecio de las obras de teatro serias, sin vulgaridades, sin ridiculizaciones innecesarias y en suma: No chusco de la actualidad teatral guatemalteca.
La obra montada y presentada por los alumnos del primer año de la academia, fue lo que se podía esperar, sin tramoya ni escenografía, y sí con un manejo de luces aceptable y una muy enjundiosa presentación de una obra teatral seria, quienes con un vestuario minimalista y teniendo como único aditamento teatral unas cintas de seda atadas en forma circular, llevaron a cabo una presentación crítica de la vida promedio de las personas inmersas en la lucha cotidiana, en un ambiente poco más menos parecido al de la sociedad rural contemporánea que habita a orillas de un cuerpo acuático.
Desde luego, una doble felicitación a todos los participantes y al auspiciador de tan noble visión para el teatro de Guatemala.
Que este primer logro artístico sea el acicate que necesitan para seguir adelante en la consecución de la hermosa visión de su director general: Claudio Gaetani.


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