lunes, 27 de marzo de 2017

Nuestro Eliot Ness (20170327)




ORIFICIO

Nuestro “Eliot Ness”

Jolie Totò Ryzanek Voldan


Guatemala es un país tan atrasado en todos los ámbitos que hasta hace unos años (en EE. UU. ocurrió en la década de 1940, para combatir lo que históricamente se conoce como “Mafia Siciliana), y luego de una feroz batalla legal nacional e internacional logró, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) costeara e implementara un cuerpo de investigación completamente independiente a cualquier organismo estatal guatemalteco para buscar las pruebas legales necesarias para el combate de los cuerpos paralelos de delincuentes dentro y fuera del aparato estatal guatemalteco, -llamado Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG)- por medio de la acción legal del Ministerio Público (MP).

Luego de algunos años de implementación, acomodamiento de instalaciones y equipo, además del acreditamiento de sus funcionarios, a partir de 2015 se ha consolidado como el ente investigador que el pueblo de Guatemala esperaba, puesto que sus averiguaciones alcanzaron a las más altas autoridades estatales (Presidente y Vicepresidenta, respectivamente) y a algunos –no todos, desde luego- grandes empresarios que actuaban en contubernio con los ya citados, para saquear indiscriminadamente el erario público en beneficio propio.

Es en esta coyuntura, cuando empieza a sonar fuertemente el nombre del titular de la CICIG, Iván Velásquez en el ámbito político y legal guatemalteco, al igual que en los años 40 del siglo pasado apareció en EE. UU. el nombre del líder de aquel grupo élite conocido como “Los intocables”.

Desde luego que de aquellos aciagos años en Estados Unidos a la fecha (cuando muchas cosas se resolvían con allanamientos y enfrentamientos con armas de grueso calibre), hay demasiados cambios que muchos (como los dueños de los grandes capitales, y por ende “dueños del país”) quisieran que no existieran, porque perjudican “sus” negocios (al ser propietarios simultáneamente de los medios de producción y el sistema bancario nacional), de financiar a la clase política que les conviene (léase corromper), para que estos últimos “les devuelvan el financiamiento” recibido cuando estén el poder y recojan las migajas que quedan de los inmensos beneficios que otorgan a sus financistas mediante concesiones onerosas y perjudiciales para el país… Aló Oderbrecht, TCQ y demás empresas que viven de los recursos del Estado guatemalteco.

La anterior (y muy sucinta) exposición nos hace entender muy someramente (no con la rigurosidad de las investigaciones realizadas por la CICIG), lo que estos grupos paralelos de poder y sus funcionarios títeres realizan para lograr la cancelación del mandato de funcionamiento de la CICIG en Guatemala y/o la expulsión de nuestro “Eliot Ness” del país, porque es de esperar que en un futuro próximo, todos (con algunas muy honrosas excepciones) los funcionarios y diputados actuales sean sentados en el banquillo de los acusados y puestos a disposición de los tribunales de justicia.

Desde luego, hay un gremio que se encuentra feliz que tal cosa acontezca, puesto que ven en tan vergonzante situación un modo de enriquecerse mediante el cobro de altísimos honorarios por la representación legal de quienes fueren acusados, y que por pura dignidad no debieran aceptar… pero se entiende que estamos inmersos en un régimen capitalista que prioriza el dinero ante la dignidad personal y patria…

Lo cierto de todo este embrollo judicial, monetario y de poder es que lo único que deseamos los guatemaltecos es que “Nuestro Eliot Ness” y su equipo sigan investigando como hasta ahora lo han hecho, para que nuestro deseo de justicia (en lo que cabe dentro del sistema capitalista) siga rindiendo resultados para el buen accionar del MP en los tribunales de justicia.


¡Larga y fructífera vida y labor al Lic. Iván Velásquez y a la CICIG! 

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