miércoles, 21 de noviembre de 2018

Lo que nos espera (20181121)


Lo que nos espera                (20181121)

Jolie Totò Ryzanek Voldan.


Haciendo un análisis de la prolija coyuntura política guatemalteca con una visión futurista, a manera de tratar de iluminar los próximos días y sus alternativas, me he atrevido a plantear mi actual visión respecto de aquello que podemos esperar así:

Con muy pocas y contadas excepciones, se percibe y se ve en distintas manifestaciones el clarísimo descontento popular con las personas que nos gobiernan, todo mundo se encuentra harto por el abusivo y cínico actuar de todos y cada uno de los integrantes del Organismo Ejecutivo –que dicho sea de paso se encuentra en el nivel más bajo de popularidad y aceptación–, los diputados y diputadas alineadas o integrantes del llamado “Pacto de Corruptos”, con dos de los cinco magistrados titulares de la Corte de Constitucionalidad, y con algunos jueces que se han plegado a los intereses de los personajes y/o delincuentes ya citados.

Tal descontento proviene de varios factores que, para no hacer larga esta entrega, se mencionarán solamente algunos ineludibles, tal el caso de la creciente polarización creada por el propio Gobierno y sus gobernados:

–Una creciente influencia de la ideología propalada por los Evangélicos Neo-pentecostales en asuntos de gobierno en un país con más creencias y no creencias –ateos y ateas–, definido como “laico”.

–Un descuido casi absoluto de las obligaciones y funciones reales de todo gobierno, que se ve reflejada en el colapso casi total de la red de carreteras, el aumento de la tasa de deserción escolar, el aumento de la pobreza y pobreza extrema, y un enorme aumento en todos los indicadores negativos del país, mientras ellos –los funcionarios– gozan de sueldos insultantes ante la pobreza del pueblo, viáticos, dietas, viajes, vehículos, guardaespaldas y gastos pagados.

–El conocimiento de actos de corrupción de funcionarios públicos o sus allegados que, no pueden ser sentenciados rápidamente gracias a los oficios de abogados que abusan del debido proceso mediante todo tipo de recursos y retorcimiento de leyes, en tanto que el “oficioso” Pacto de Corruptos modifica tales leyes para no ser perseguidos penalmente conforme las leyes vigentes que originaron su investigación y/o procesamiento.

–El ROBO DESCARADO que hacen de TODA AYUDA INTERNACIONAL brindada al país y cuanto esté a su alcance, amén del conocimiento público del incesante flujo de coimas (comisiones) o sobornos en casi todos los actos del accionar público en detrimento de los intereses nacionales, y el cinismo de todos ellos para presentarse como las personas que velan por el interés común, cuando son exactamente todo lo contrario.

–Finalmente, el sostenimiento de tal estado de cosas (estatus-quo) y creciente militarización del país mediante un apoyo incondicional de un ejército por demás desprestigiado ante todos por genocida, pero que posee las armas y mantiene ocupado –en términos militares– su propio país y no vacila en usar tal fuerza contra de la población que debiera defender.

Así las cosas veo que estamos inmersos en una coyuntura por demás complicada, porque el ejército es el que posee las armas y no vacila para actuar conforme le es ordenado por la caterva de delincuentes que conforman sus altos mandos, quienes velan solamente por sus propios intereses y los de sus protegidos –la oligarquía– propietaria de los bienes del país y del país todo, con lo que la defenestración del actual régimen por la vía de la fuerza es totalmente inviable.

Queda entonces como única vía posible y esperanzadora la planteada por las próximas elecciones, mismas que hasta el momento no presentan nada completamente claro, puestos que no han sido convocadas y se desconocen las alternativas entre las que habrá que escoger a los sucesores del peor Gobierno que ha tenido Guatemala en su historia mal llamada “democrática”, porque el sistema de elecciones no permite la participación de cualquiera, y porque finalmente los votantes hemos de elegir entre votar o no, y si se vota, será generalmente por algún candidato(a) que no representa en manera alguna los intereses populares ni de la nación.

En este marco, queda entonces solamente la esperanza que se presente alguna alternativa distinta a las ya conocidas y odiadas caras de siempre, con todo el riesgo que ello conlleva pero con el respaldo de la población, para que a su asunción al poder revierta todo el mal hecho por el actual Gobierno y convoque a una Asamblea Nacional Constituyente Popular y Plurinacional (ANCPP), como lo propone CODECA mediante el partido político Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) o alguna otra alternativa –que hasta el momento se desconoce– y se sienten las bases para no volver a cometer los yerros que nos llevaron a nuestra desastrosa situación actual.

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