domingo, 29 de mayo de 2016

Desnudez (20160529)



ORIFICIO

Desnudez   (20160529)

Jolie Totò Ryzanek Voldan


De las poquísimas cosas que no he experimentado en mi larga vida, hay una que quizá sea el culmen de muchos de mis anhelos… Me encantaría encontrar a ese alguien que he esperado toda mi vida, esa persona ante quien me pudiera desnudar completamente, no porque terminemos teniendo sexo, sino para platicar larga y profundamente de las cosas y situaciones de la vida, de aquellas cosas que suceden en la cotidianeidad y nadie presta atención, aquellas que simplemente se hacen porque sí, porque “siempre han sido hechas así” y nadie les presta atención por ser una especie de reacción inmediata ante algún hecho o situación.

Así, he venido cayendo en cuenta que el movimiento nudista tiene muchas cosas iniciadas, pero casi ninguna cumplida, puesto que se reúnen para hacer lo que deseen, sin que haya el interés animal a la postre, de copular, pero, se han quedado en la mera parte exterior y no han desnudado su alma y su pensar ante los demás. Casi como quien se desnuda de sus ropas y se tapa sus genitales con las manos, pretendiendo que nadie los vea, porque se avergüenza de mostrarse tal cual es, tal cual Dios lo ha creado, si es creyente, o tal cual la naturaleza le ha definido, si es no creyente.

Caigo en cuenta, entonces, que más allá de las meras creencias y convicciones religiosas hay, todo un estamento de prejuicios que nos impiden ser plenamente humanos para desnudarnos ante los demás y mostrarnos tal cual somos, porque de alguna manera nos plegamos a normas de conducta social que nos indican que debemos presentarnos de tal o cual manera en cada uno de los eventos y que nuestra vestimenta debe ser acorde a las circunstancias y la hora del evento. Así, las mujeres nos presentamos con vestido largo si la reunión es de noche y elegante, mientras que si es de día, lo hacemos con un vestido tipo cóctel y los hombres con traje oscuro completo y corbata, si el evento es formal y de noche, mientras que si el evento es durante el día, el traje no tiene que ser necesariamente oscuro y la corbata puede tener “colores vivos”. Y así, puedo citar muchos casos más, pero, en ninguno de todos los casos ni hombres ni mujeres nos presentamos desnudos, y en ninguna circunstancia desnudamos nuestra alma ni nuestro ser ante los demás, con lo cual concluyo que tal análisis de las cosas y circunstancias me lleva a pensar que vivimos en una sociedad de mentiras, que es justificada como una costumbre social nacida de la necesidad primaria de resguardar nuestro cuerpo de las inclemencias del tiempo, y que con el tiempo ha llegado a construir todo un “mundo de la moda” y demás superficialidades, que solo tienden a agrandar la especulación respecto de nuestros cuerpos, que debieran ser vistos con la mayor naturalidad del mundo, y no como una invitación a la lujuria y/o descalificación por su gordura o delgadez, por el largo de sus piernas o la longitud de su torso, por el volumen exagerado o la pequeñez del busto de las mujeres, etc.

Creo que el “ocultamiento” de nuestros cuerpos tiene más que ver con nuestra pobreza mental al no aceptarnos tal cual somos, que con una mera situación climática o de lo que pomposamente llamamos “elegancia y presentación”.

Pero, aparte de lo dicho de las prendas de vestir y, a sabiendas que ninguno gustará de salir desnudo(a) siquiera a la calle o a evento alguno, me preocupa el asunto de la pobreza mental aludida, porque, ¿Cuántas de las actuales personas son capaces de cerrar la puerta de su habitación estando su pareja adentro, desnudarse, acostarse en la cama, acariciarse e incluso besarse y tener una linda charla con su consorte respecto de cualquier cotidianeidad o evento especial, sin que haya al final de todo lo mismo: sexo?

A mí, personalmente, me encantaría conocer a ese alguien con quien poder charlar de esa manera, con quien poder reír y llorar en su regazo, escuchar sus cuitas, mientras acaricio su pelo o cualquier parte de su cuerpo, para sentirnos confortados mutuamente, que la otra persona que me ama y conozco visual y emocionalmente al detalle, no me oculta nada y ella sabe todo lo que a mí me inquieta y me gusta.

domingo, 22 de mayo de 2016

Una historia en Gu (cuento corto) (20160522)


Una historia en Gu   (20160522)
(cuento corto)

Jotori es una chica de esas que por este mundo llaman “rara”, por cuanto pese a ser en mucho humana es diferente a todas, porque nació con pene, busto de mujer, le atraen sexual y afectivamente los llamados  hombres y mujeres, con lo que a veces se comporta como una de esas personas que los humanos etiquetan como “Guydyke”, si la relación es con uno de los llamados varones, o como una de las etiquetadas como “Girlfag” si la relación es con una de las llamadas mujeres…

Tal conjunto de condicionantes para ser ella misma le han dictado una conducta de mesura y mucha cautela ante tales atracciones en el lugar conocido como Gu, puesto que es un sitio donde todo es factible de ser, y así como hay otros seres que pudiéramos llamar “menos complicados”, no porque sean mejores sino porque solamente se sienten atraídos por uno solo de los sexos biológicos conocidos y funcionan con ellos como era de esperar, aunque estos otros seres se sientan atraídos por especímenes de su propio sexo biológico.

Así las cosas, y como ya se apuntó, Jotori estableció amistad telepática con otro ser de aquel fantástico mundo llamada Aku, con quien se fueron interconectando cada vez más profundamente, hasta que descubrieron que tenían una enorme cantidad de afinidades en cuanto a su pensar hacia el futuro, puesto que ambas poseían el enorme vacío en sus vidas de no tener a quien amar y a quien brindarle todo lo lindo que cada una podía dar y recibir de otro ser…

Cierto día dispusieron conocerse en la terminal de teletransportación… quizá para comprobar por sí mismas que todos los mensajes telepáticos eran ciertos y volver a creer que ambas no eran “raras”, sino dos seres que se habían adelantado a la generación actual de seres terrestres, por haber evolucionado un poco más que la generalidad de seres humanos.

La expectativa inundaba sus seres, por cuanto les sonaba casi increíble que hubiera otro par de seres con tal afinidad de intereses y proyecciones futuras. Así que afinaron todo tipo de detalles para que el encuentro se llevara a cabo en el sitio donde habitaba Jotori quien ofreció acoger a tan especial visita en su recinto vivencial. Aku, por su parte, hizo un espacio en su agenda existencial para teletransportarse al sitio vivencial de Jotori: estableciendo coordenadas precisas y horarios, para que aquel ansiado momento por ambas fuera lo más especial que se pudieran imaginar.

Como suele pasar en el espacio fantástico de Gu, los inconvenientes estuvieron presentes en cada uno de los momentos, de tal manera que todos los detalles de coordenadas, horarios y demás detalles pactados quedaron hechos añicos, y tan solo le restó a Jotori hacerse presente al punto pactado durante la última comunicación telepática y dedicarse a esperar la materialización de aquel ser que tanto ansiaba conocer: Aku.

Jotori abordó su máquina voladora para estar presente desde la hora pactada y, armada de mucha paciencia se dispuso a cumplir todo lo pactado, para que el ansiado encuentro fuera posible, mas todo en el universo de Gu (donde todo es posible), funcionó como todo aquello con lo que no se contó, el vigilante de la terminal de teletransportación no le permitió ingresar en su nave ni al punto interno de la instalación, por lo que tuvo que dejar su aparato volador en la parte exterior de las instalaciones y dirigirse caminando al interior, cuando el vigilante del ingreso peatonal le detuvo y le dijo que por la hora ya no podía entrar y si deseaba esperar a alguien que viniera teletransportado, debería hacerlo afuera…

De nada sirvieron las razones y explicaciones dadas, porque los vigilantes por eso son vigilantes: seres sin criterio propio que solo saben obedecer ciega y obcecadamente las órdenes que les dicta su superior, quien es tan idiota que no sabe nada de comunicación consciente ni telepática entre seres pensantes.

Las ilusiones de Jotori y el mundo de expectativas se habían derrumbado estrepitosamente ante la autoridad impuesta por seres que no piensan, pero que detentan la autoridad.

Antes de dirigirse a su nave para esperar más cómodamente el arribo de los teletransportados atinó a preguntar al jefe de los vigilantes si aún esperaban el arribo de más personas provenientes del sitio de donde saldría Aku, a lo que respondieron afirmativamente, diciendo que aún esperaban dos arribos más y que en cada uno de ellos, indefectiblemente todos deberían abandonar las instalaciones de forma inmediata, para principiar el proceso de descontaminación, porque últimamente el teletransportador estaba “fallando un poco”, por lo que debería tener paciencia en la espera…

La ofuscación por el episodio vivido y la frustración del encuentro nublaron la mente de Jotori, por lo que le fue imposible lograr la concentración necesaria para comunicarse telepáticamente con Aku y hacerle saber que la estaría esperando afuera de la terminal en una nave voladora color negro, que estaría estacionada exactamente frente al pasillo de salida peatonal de teletransportados.

Luego de cuatro y media horas de paciente espera se acercó a hurtadillas de sus compañeros uno de los vigilantes, para decir que el teletransportador finalmente había colapsado y no habrían más arribos de teletransportados, al menos hasta que con el nuevo día lograran reparar la teletransportación normal de personas…

Ante tal notificación y, deduciendo el timo con que la habían engañado los vigilantes, tragó su cólera, arrancó su máquina voladora y retornó sola a su recinto vivencial, donde lloró de impotencia hasta quedar dormida, hasta que la pena de no poder comunicarse con Aku para saber si estaba viva cuando menos le despertó.

El tiempo ha pasado y la comunicación telepática se ha enfriado por completo entre Aku y Jotori, quizá ambas estén ahora en dimensiones distintas, quizá por la radiación o porque “son raras”.


Jolie Totò Ryzanek Voldan.

sábado, 7 de mayo de 2016

Sordidez (20160507)


Sordidez (20160507)
Realmente quiero escribir algo bonito respecto del cambio que tanto necesitamos, mas no encuentro cómo iniciarlo siquiera...
Por más vueltas que le doy al asunto en mi cabeza, no vislumbro siquiera qué decir primero.
Intento justificar mis ideas inicialmente, y me estrello con que siempre hay una que nos afecta más que la primera o deriva como consecuencia de la anterior...
El análisis se me hace exhaustivo, mi mente se agota y sigo sin escribir nada cuerdo o diferente a lo que ya expuse... ¡Ay Guatemala!, son tantos tus males que tu pueblo semeja la frase aquella de quien dijo ser “la voz que clama en el desierto”. Así de grosera es la realidad que sufrimos, y nos envuelve en una vorágine que parece siempre estar orquestada para que sea incesante y cada vez peor.
Tal parece que todo mundo se hubiese puesto de acuerdo para que nada cambie y que las pocas voces que clamamos por el bien de todos o la sobrevivencia de nuestra especie, estuvieran condenadas a ser ignoradas o acalladas por el ruido que hacen quienes desean que nada cambie.
Es poderosa la captación de medios masivos de difusión por quienes poseen el capital y el poder formal, ese asqueroso dinero que compra voluntades so pretexto de “hacer negocios y ganar dinero”. Es tal la escasez de trabajo y los costes de las empresas que “toman lo que sea, con tal de tener trabajo y sobrevivir un día más... nadie se niega a nada y como finalmente, “son negocios”, se acepta cuanto sea, imbecilidad y falta de moral incluida.
Es terrible existir en un país pobre y subdesarrollado, que nos clasifican, y sin criterios para definir exactamente hacia dónde vamos y aquello que debemos de hacer para tomar el curso correcto que nos lleve hacia el puerto que deseamos llegar...
¡Vamos! ¿A que puerto queremos llegar?... ¡Ni eso sabemos! Es tal la descomposición de la masa social que siempre encontraremos quien discrepe y crea que su planteamiento es lo que conviene más o que decida “no meterse en nada” que, jamás nos podremos poner de acuerdo en algo...
Sí querid@ amig@ lector(a), somos un país tan fragmentado que nos es imposible cambiar, porque somos un país mayoritariamente analfabeta funcional, si no es que formal, que carece de un rumbo para cambiar y que solo sabe aceptar y sufrir resignadamente...
Esa es mi querida Guatemala, un país que tod@s presumen por sus bellezas, pero ninguno habla de la destrucción y contaminación que hace de tales entornos; un país donde se cuentan por millones las cantidades que se defraudan y roban, y los miles que mueren a diario por falta de alimento y servicios de salud.
Un país que es incapaz de cumplir con los requisitos legales en tiempo para aceptar donaciones que nos hacen otros países al reconocer nuestra miseria humana e incapacidad de generar los bienes de capital necesarios para tan solo tener lo básico.
Somos un país de contradicciones tan brutales en que no se encuentra un empleo digno, las personas mueren por falta de alimentos y servicios sanitarios, mientras paga US$4,000.00 mensuales a un conserje y algunas secretarias de su Organismo Legislativo.
Un país que invierte millones en un fútbol que nunca gana nada y ese dinero es malversado, mientras se desprecia el presupuesto destinado a las artes y cultura, lo que nos hace incapaces de siquiera cuidar nuestros bienes ancestrales.
Un país donde se conceden licencias de explotación minera para que se destruya aún más nuestro entorno y se contaminen más nuestros ríos...
Somos en suma, un país que no produce nada para el pueblo y sus empresarios tributan lo que desean y no lo que en justicia corresponde.
Un país con una brecha insalvable entre ricos y pobres y sin posibilidad de revertir o mitigar parcialmente.
Un país que elige “democráticamente” a sus dirigentes solamente entre quienes postulan los verdaderos dueños del capital, las armas y el país completo, con lo cual tenemos a un comediante de Presidente y una enorme rosca de corruptos en todos los niveles funcionales del aparato estatal, siendo todos “protegidos” por un sistema judicial corrupto y desbordado, además de la fuerza de las armas y la impunidad.
Este desastre social es mi país. Se llama Guatemala y está ubicado en la América Central, y por ser independiente, nadie tiene el derecho de cambiarlo más que la masa pusilánime que conformamos, los sobrevivientes de tantos desmanes y apátridas que cobijamos y nos dan las migajas que ellos no desean para sí mismos.
Jolie Totò Ryzanek Voldan.

viernes, 6 de mayo de 2016

A esta altura de la vida (20160506)


A esta altura de la vida (20160506)
"A esta altura de la vida estamos para conversar.
A esta altura de la vida estamos para conocer.
A esta altura de la vida estamos para amar y ser amadas.
A esta altura de la vida estamos listas para dar y recibir.
A esta altura de la vida estamos listas para lo que sea que nos impela a vivir plenamente".
Jolie Totò Ryzanek Voldan.

martes, 3 de mayo de 2016

Un inicio, quizá un final -parte 3- (20160503)

Un inicio, quizá un final
(parte 3)

Los intereses…

Luego de un delicioso almuerzo, abordamos el auto y enfilamos al supermercado buscando un parqueo para minusválidos, que aprovechamos para quedar más cerca de la puerta y que, dada mi parcial minusvalía nos queda de maravillas… Lo encontramos y nos dedicamos a terminar de fumar nuestros cigarrillos, mientras cada cual revisaba mentalmente, qué era lo que debía comprar, para no olvidar algo importante y pasar necesidades posteriormente en casa.

Mi room-mate es de origen catalán, es adicto a observar el futbol por la computadora y un perdido aficionado del equipo de su tierra natal, tanto así que, recientemente dispuso comprar una computadora con un montón de especificaciones que yo no entiendo del todo o, mejor dicho, “nada”, tan solo para poder observar “en tiempo real y sin interrupciones” lo que acontece en un campo situado a miles de kilómetros de distancia… y durante cada transmisión es todo un espectáculo, pues señala airadamente todo aquello que el árbitro no pita, afirma o descalifica lo que dicen los locutores y añade algún dato que omitieron, mientras observa la pantalla y cada uno de los movimientos de los equipos; intenta describir qué tipo de planteamiento presenta cada equipo y, un montón de cosas que denotan su interés por el deporte que tanto le apasiona…

A nuestro ingreso al supermercado, nos encontramos (como siempre) una sección dedicada a la venta de tecnología, electrodomésticos y línea blanca y desde nuestra anterior visita anda insistiendo en que quiere una pantalla más grande para ver los partidos de futbol en su computadora… se detiene en la sección de televisores de pantalla plana y empieza a describir la historia de ese tipo de pantallas, mencionando que inicialmente eran con una tecnología y ahora con otra que permite una mejor resolución, y mil cosas más que pacientemente escucho intentando “ponerme un poco al día” en cuanto a conocimientos tecnológicos y que él obviamente domina mucho mejor que yo, le digo que vea lo que quiere, mientras me siento en un par de tarimas vacías que algún dependiente olvidó en el pasillo y que me proveen un sitio relativamente cómodo para descansar mis viejas piernas…

Casi a la par del sitio donde me encuentro esperando exhiben una percoladora de café y abordo verbalmente a una demostradora-vendedora del aparato, quien me intentaba vender alguno de esos productos que, aunque me hacen falta en casa, no me son indispensables, pero como sí conozco algo de catación de café, derivé la conversación hacia ese punto, mientras el hombre seguía revisando cajas de televisores y leyendo las especificaciones de cada empaque y comentándome que este tiene no sé cuánto de resolución y vale no sé cuánto, y el otro de tal o cual marca es más grande y tiene mayor resolución, etc. y se percata que mi interlocutora tiene una bonita silueta, además de una presencia agradable, por lo que apresura su decisión y me pregunta: “¿Cuál nos llevamos, esta que tiene tantas pulgadas y tal resolución o esta que es más grande y posee esta otra resolución?” y, le respondo: “eres tú quien la pagará, así que compra lo que te guste, porque al final es tu gusto y no el mío”, se envalentona y toma una de las cajas y la acerca a la carreta de compras, yo la recibo y acomodo en la parte inferior de ella, mientras como buen conquistador inicia la charla con la demostradora-vendedora que al ver que ha comprado un enorme televisor se empieza a derretir en conversar con él, en vano intento de vender el producto que promociona o quizá a ella misma, puesto que ya le ha quedado claro que no somos pareja, sino solamente amigos.

Iniciamos el recorrido habitual por los pasillos del supermercado y cada impulsadora que nos veía (como no pasamos desapercibidos en parte alguna, él por su estatura, su calva, coleta y vocerrón con acento marcadamente catalán y yo que me esmero en vestir siempre elegante, sin ser ostentosa ni recargada), observaba que en la parte inferior de la carreta llevaba una enorme pantalla plana que sobresalía como una cuarta (un palmo) en la parte frontal de la carreta, además de cargar en la parte superior mis pocas compras y el montón de “cosas raras” que no cualquiera compra (porque este singular personaje es un excelente cocinero) como espárragos, latas de anchoas, fideos (pasta) color negro (spaghetti al nero di sepia), latas de mejillones, y varias botellas de vinos y licores, no dudaban en acercársenos a ofrecer degustaciones de los productos que impulsaban, y por qué no decirlo a coquetear con mi room-mate, quien ni lento ni perezoso se puso a conversar con cada una de ellas… mientras yo me esforzaba por no reír delante de la  cara de todos al observar los disímiles intereses de cada cual…

Llegamos finalmente a la caja, mientras en los pasillos todas las impulsadoras cuchicheaban entre sí y nos lanzaban miradas fugaces que decían mucho solamente con su manera de mirar…

La cajera resultó ser de reciente ingreso e inició el marcaje respectivo de aquella cantidad de productos que abarrotaba la cinta corrediza previa y no daba crédito a lo que le estaba sucediendo, pero continuó, hasta que algo pasó y tuvo que llegar a auxiliarla la jefe de cajas, quien igualmente permaneció a su par, al percatarse del volumen y costo de todo cuanto nos llevaríamos, pero los ojos se les desorbitaron a las dos, cuando al final de aquel gran listado de compras, Antonio tomó el televisor y lo subió a la cinta para que lo marcara la máquina, lo que obligó a la cajera a terminar una cuenta y decir que el televisor lo tenía que marcar por separado y requerir el monto de la compra previa (que por cierto fue elevado) se le canceló en efectivo y luego marcó el televisor… se nos quedó viendo como quien pretende no olvidar unos rostros y nos ayudó a empacar en bolsas aquella enorme compra, que esta vez casi llenó la parte superior de la carreta y coloqué el televisor encima de todo.

Mientras mi amigo guardaba su cartera y doblaba aquel largo tiquete de compra, caminamos hacia la salida, donde un guardia de seguridad nos detuvo, para pedir el comprobante de compra del televisor, que Antonio extrajo de uno de sus bolsillos y mostró, el policía lo tomó y apuntó en un tablero todos los datos que había en él, se dirigió a una especie de cubículo a sellarlo y nos lo devolvió con aquella expresión de quien hace lo que sea, para demostrar que él es la “autoridad” y no se impresiona con nada… Ja, ja, ja, ja.


Jolie Totò Ryzanek Voldan.

Un inicio, quizá un final -parte 2- (20160503)

Un inicio, quizá un final
(parte 2)

De humo y seguridades

Aquella mañana coincidimos en el comedor: él preparando ese café “levanta-muertos” matutino (agua, azúcar, leche y wisky) que bebe para despertar, y yo con mi habitual desayuno conformado por un diente de ajo, una cápsula de aceite de hígado de bacalao, un vaso de jugo de naranja (embotellado) y una taza de cereal…

Como él duerme hasta tarde de la noche, se queda buscando noticias del acontecer mundial, para estar bien informado y tener que comentarme por la mañana, por lo cual hablamos de todo cuanto ocurre en el mundo, y fácilmente derivamos en asombro y en bromas respecto de nosotros mismos. Ya en varias oportunidades le he comentado que a nosotros nos debieran filmar, porque nuestra conversación matutina y vespertina es de lo más variopinta y hemos llegado a desarrollar un sistema de comunicación que a ojos de cualquiera, nos tildaría de “locos de remate”.

Pues bien, aquella mañana surgió el recuerdo chistoso de nosotros, que ya habíamos completado dos días diciendo que iríamos al banco, a efectuar algunos pagos, y luego al supermercado, por lo que pusimos nuestro punto de acción para ese día en llevar a cabo aquello que habíamos dejado de hacer. Cada cual hizo lo propio en su dormitorio, para estar listo para salir y, cuando lo estuvimos, revisamos que llevásemos todo lo necesario y marchamos en auto, a efectuar la rutina prevista.

Inicialmente, por ir platicando, nos pasamos de la entrada habitual y debimos entrar por una carretera que no conocíamos y, siguiendo señalizaciones logramos acceder al centro comercial por el acceso al tercer nivel. Una vez aparcados dispusimos terminar de fumar nuestros respectivos cigarrillos y una agente de seguridad se nos acercó para indicar que “no se podía fumar en el parqueo”, por lo que yo le hice ver que nadie era superior a la ley y que dado que estábamos en un área al aire libre, podíamos fumar y que si tenía dudas respecto a lo que le dije, que llamara a su jefe y yo le explicaría la ley… la agente se retiró sin decir ni pío.

Entramos al centro comercial, dirigiéndonos al área financiera, para efectuar el retiro correspondiente en uno de los bancos allí ubicados. Antonio, como camina más de prisa que yo y a veces le domina la ilusión de hacer las cosas rápido, llegó antes, por lo que opté por sentarme en una silla de la recepción a esperar que efectuara su transacción bancaria.

Cuando llegamos frente al local ocupado donde debía efectuar el primer pago, cayó en cuenta que había olvidado en casa el teléfono celular y no recordaba el código de pago, nos reímos y le hice ver que si entraba y solicitaba que lo buscaran por nombre, le darían su código de pago, me vio un tanto sorprendido, pero decidió intentarlo, a sabiendas que si no lo intentaba, no podría saberlo a ciencia cierta, por lo que yo me quedé esperándole nuevamente a que realizara su gestión, lo cual consiguió, salió con una enorme sonrisa y me dijo: “Por eso es que me gusta salir contigo, siempre encuentras alguna solución”, yo me sentí la reina del centro comercial en ese momento y le dije: “ahora vamos a hacer el otro pago”, y lo llevamos a cabo sin tropiezo alguno, por lo que a la salida dispusimos almorzar antes de dirigirnos al supermercado.


Una vez más acordamos que nos reuniríamos en la mesa que ocupara quien fuera despachado antes, ya que en el área de restaurantes el compraría en un sitio y yo en otro… él tomó su camino, yo el mío y mientras estaba de espaldas se presentó con su orden ya servida en las manos y esperó que me sirvieran la mía, para luego buscar una mesa para almorzar, mientras continuábamos nuestra charla y él se dedicaba a observar a las mujeres que quedaban al alcance de su mirada, puesto que es tan observador que muchas veces me ha dicho que la silueta de la mujer española promedio es más bien delgada, mientras que acá el afán de las mujeres es lucir sus tetas y culos, sin detenerse a pensar en la grasa que acumulan en sus respectivos vientres… terminamos de comer y nos dirigimos al auto, puesto que el ansia de fumar era más importante en ese momento ¡Vaya que llegamos rápido y sin contratiempo alguno!, solamente nos vimos y reímos, encendimos nuestros cigarrillos y la agente de seguridad solo nos vio.

Jolie Totò Ryzanek Voldan.

lunes, 2 de mayo de 2016

Desvelo (20160502)


Desvelo (20160502)
Hace algún tiempo nos conocimos por esos lugares de nadie y de todos
aquella tímida amistad se ha ido fortaleciendo con el paso del tiempo
y hoy que me dices que quisieras intentar algo conmigo, casi ni lo creo:
La vida ha sido muy dura conmigo, quizá para fortalecerme...
quizá para que ya no sienta... aquel fuego que sabía extinto dentro de mí
pero vivo dentro de tí... realmente no lo sé.
Desconozco el puerto a que arribaremos, y si es que lo logramos
... semejamos un par de marineras al garete y
ambas pretendemos fijar un curso que hemos de construir juntas.
Anoche me costó dormir porque pensaba tantas cosas
pensaba en distancias, reputaciones y compromisos que habremos de acomodar
así que desvelada por tantas cosas, finalmente quedé dormida hasta las quinientas...
Al despertar cansada por la mañana, he encontrado tu lindo mensaje
y volví a pensar tantas cosas que mejor me ahogué en el trabajo
haciendo lo que debía, para estar lista para nuestra próxima cita.
Debo hacer tantas cosas y pensar en tantos detalles que hasta planeé listarlos
... ¡Tonteras que solo a mí me pasan!, me dije y continué mi diario ajetreo.
Retorné cansada y satisfecha a retomar mis esperanzas
y a pensar un poco en un hipotético futuro juntas... no lo sé
mientras escribo estas notas no sé ni como llamarte
pero comparto mi episodio contigo, porque sé que lo leerás.
Jolie Totò Ryzanek Voldan.