domingo, 22 de mayo de 2016

Una historia en Gu (cuento corto) (20160522)


Una historia en Gu   (20160522)
(cuento corto)

Jotori es una chica de esas que por este mundo llaman “rara”, por cuanto pese a ser en mucho humana es diferente a todas, porque nació con pene, busto de mujer, le atraen sexual y afectivamente los llamados  hombres y mujeres, con lo que a veces se comporta como una de esas personas que los humanos etiquetan como “Guydyke”, si la relación es con uno de los llamados varones, o como una de las etiquetadas como “Girlfag” si la relación es con una de las llamadas mujeres…

Tal conjunto de condicionantes para ser ella misma le han dictado una conducta de mesura y mucha cautela ante tales atracciones en el lugar conocido como Gu, puesto que es un sitio donde todo es factible de ser, y así como hay otros seres que pudiéramos llamar “menos complicados”, no porque sean mejores sino porque solamente se sienten atraídos por uno solo de los sexos biológicos conocidos y funcionan con ellos como era de esperar, aunque estos otros seres se sientan atraídos por especímenes de su propio sexo biológico.

Así las cosas, y como ya se apuntó, Jotori estableció amistad telepática con otro ser de aquel fantástico mundo llamada Aku, con quien se fueron interconectando cada vez más profundamente, hasta que descubrieron que tenían una enorme cantidad de afinidades en cuanto a su pensar hacia el futuro, puesto que ambas poseían el enorme vacío en sus vidas de no tener a quien amar y a quien brindarle todo lo lindo que cada una podía dar y recibir de otro ser…

Cierto día dispusieron conocerse en la terminal de teletransportación… quizá para comprobar por sí mismas que todos los mensajes telepáticos eran ciertos y volver a creer que ambas no eran “raras”, sino dos seres que se habían adelantado a la generación actual de seres terrestres, por haber evolucionado un poco más que la generalidad de seres humanos.

La expectativa inundaba sus seres, por cuanto les sonaba casi increíble que hubiera otro par de seres con tal afinidad de intereses y proyecciones futuras. Así que afinaron todo tipo de detalles para que el encuentro se llevara a cabo en el sitio donde habitaba Jotori quien ofreció acoger a tan especial visita en su recinto vivencial. Aku, por su parte, hizo un espacio en su agenda existencial para teletransportarse al sitio vivencial de Jotori: estableciendo coordenadas precisas y horarios, para que aquel ansiado momento por ambas fuera lo más especial que se pudieran imaginar.

Como suele pasar en el espacio fantástico de Gu, los inconvenientes estuvieron presentes en cada uno de los momentos, de tal manera que todos los detalles de coordenadas, horarios y demás detalles pactados quedaron hechos añicos, y tan solo le restó a Jotori hacerse presente al punto pactado durante la última comunicación telepática y dedicarse a esperar la materialización de aquel ser que tanto ansiaba conocer: Aku.

Jotori abordó su máquina voladora para estar presente desde la hora pactada y, armada de mucha paciencia se dispuso a cumplir todo lo pactado, para que el ansiado encuentro fuera posible, mas todo en el universo de Gu (donde todo es posible), funcionó como todo aquello con lo que no se contó, el vigilante de la terminal de teletransportación no le permitió ingresar en su nave ni al punto interno de la instalación, por lo que tuvo que dejar su aparato volador en la parte exterior de las instalaciones y dirigirse caminando al interior, cuando el vigilante del ingreso peatonal le detuvo y le dijo que por la hora ya no podía entrar y si deseaba esperar a alguien que viniera teletransportado, debería hacerlo afuera…

De nada sirvieron las razones y explicaciones dadas, porque los vigilantes por eso son vigilantes: seres sin criterio propio que solo saben obedecer ciega y obcecadamente las órdenes que les dicta su superior, quien es tan idiota que no sabe nada de comunicación consciente ni telepática entre seres pensantes.

Las ilusiones de Jotori y el mundo de expectativas se habían derrumbado estrepitosamente ante la autoridad impuesta por seres que no piensan, pero que detentan la autoridad.

Antes de dirigirse a su nave para esperar más cómodamente el arribo de los teletransportados atinó a preguntar al jefe de los vigilantes si aún esperaban el arribo de más personas provenientes del sitio de donde saldría Aku, a lo que respondieron afirmativamente, diciendo que aún esperaban dos arribos más y que en cada uno de ellos, indefectiblemente todos deberían abandonar las instalaciones de forma inmediata, para principiar el proceso de descontaminación, porque últimamente el teletransportador estaba “fallando un poco”, por lo que debería tener paciencia en la espera…

La ofuscación por el episodio vivido y la frustración del encuentro nublaron la mente de Jotori, por lo que le fue imposible lograr la concentración necesaria para comunicarse telepáticamente con Aku y hacerle saber que la estaría esperando afuera de la terminal en una nave voladora color negro, que estaría estacionada exactamente frente al pasillo de salida peatonal de teletransportados.

Luego de cuatro y media horas de paciente espera se acercó a hurtadillas de sus compañeros uno de los vigilantes, para decir que el teletransportador finalmente había colapsado y no habrían más arribos de teletransportados, al menos hasta que con el nuevo día lograran reparar la teletransportación normal de personas…

Ante tal notificación y, deduciendo el timo con que la habían engañado los vigilantes, tragó su cólera, arrancó su máquina voladora y retornó sola a su recinto vivencial, donde lloró de impotencia hasta quedar dormida, hasta que la pena de no poder comunicarse con Aku para saber si estaba viva cuando menos le despertó.

El tiempo ha pasado y la comunicación telepática se ha enfriado por completo entre Aku y Jotori, quizá ambas estén ahora en dimensiones distintas, quizá por la radiación o porque “son raras”.


Jolie Totò Ryzanek Voldan.

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