Una historia en Gu (20160522)
(cuento corto)
Jotori es una chica de esas que por este mundo llaman “rara”,
por cuanto pese a ser en mucho humana es diferente a todas, porque nació con
pene, busto de mujer, le atraen sexual y afectivamente los llamados hombres y mujeres, con lo que a veces se
comporta como una de esas personas que los humanos etiquetan como “Guydyke”, si
la relación es con uno de los llamados varones, o como una de las etiquetadas
como “Girlfag” si la relación es con una de las llamadas mujeres…
Tal conjunto de condicionantes para ser ella misma le han
dictado una conducta de mesura y mucha cautela ante tales atracciones en el
lugar conocido como Gu, puesto que es un sitio donde todo es factible de ser, y
así como hay otros seres que pudiéramos llamar “menos complicados”, no porque
sean mejores sino porque solamente se sienten atraídos por uno solo de los
sexos biológicos conocidos y funcionan con ellos como era de esperar, aunque
estos otros seres se sientan atraídos por especímenes de su propio sexo
biológico.
Así las cosas, y como ya se apuntó, Jotori estableció amistad
telepática con otro ser de aquel fantástico mundo llamada Aku, con quien se
fueron interconectando cada vez más profundamente, hasta que descubrieron que
tenían una enorme cantidad de afinidades en cuanto a su pensar hacia el futuro,
puesto que ambas poseían el enorme vacío en sus vidas de no tener a quien amar
y a quien brindarle todo lo lindo que cada una podía dar y recibir de otro ser…
Cierto día dispusieron conocerse en la terminal de
teletransportación… quizá para comprobar por sí mismas que todos los mensajes
telepáticos eran ciertos y volver a creer que ambas no eran “raras”, sino dos
seres que se habían adelantado a la generación actual de seres terrestres, por
haber evolucionado un poco más que la generalidad de seres humanos.
La expectativa inundaba sus seres, por cuanto les sonaba
casi increíble que hubiera otro par de seres con tal afinidad de intereses y
proyecciones futuras. Así que afinaron todo tipo de detalles para que el
encuentro se llevara a cabo en el sitio donde habitaba Jotori quien ofreció
acoger a tan especial visita en su recinto vivencial. Aku, por su parte, hizo un
espacio en su agenda existencial para teletransportarse al sitio vivencial de
Jotori: estableciendo coordenadas precisas y horarios, para que aquel ansiado
momento por ambas fuera lo más especial que se pudieran imaginar.
Como suele pasar en el espacio fantástico de Gu, los
inconvenientes estuvieron presentes en cada uno de los momentos, de tal manera
que todos los detalles de coordenadas, horarios y demás detalles pactados
quedaron hechos añicos, y tan solo le restó a Jotori hacerse presente al punto
pactado durante la última comunicación telepática y dedicarse a esperar la
materialización de aquel ser que tanto ansiaba conocer: Aku.
Jotori abordó su máquina voladora para estar presente desde
la hora pactada y, armada de mucha paciencia se dispuso a cumplir todo lo
pactado, para que el ansiado encuentro fuera posible, mas todo en el universo
de Gu (donde todo es posible), funcionó como todo aquello con lo que no se
contó, el vigilante de la terminal de teletransportación no le permitió
ingresar en su nave ni al punto interno de la instalación, por lo que tuvo que
dejar su aparato volador en la parte exterior de las instalaciones y dirigirse
caminando al interior, cuando el vigilante del ingreso peatonal le detuvo y le
dijo que por la hora ya no podía entrar y si deseaba esperar a alguien que
viniera teletransportado, debería hacerlo afuera…
De nada sirvieron las razones y explicaciones dadas, porque
los vigilantes por eso son vigilantes: seres sin criterio propio que solo saben
obedecer ciega y obcecadamente las órdenes que les dicta su superior, quien es
tan idiota que no sabe nada de comunicación consciente ni telepática entre
seres pensantes.
Las ilusiones de Jotori y el mundo de expectativas se habían
derrumbado estrepitosamente ante la autoridad impuesta por seres que no
piensan, pero que detentan la autoridad.
Antes de dirigirse a su nave para esperar más cómodamente el
arribo de los teletransportados atinó a preguntar al jefe de los vigilantes si
aún esperaban el arribo de más personas provenientes del sitio de donde saldría
Aku, a lo que respondieron afirmativamente, diciendo que aún esperaban dos
arribos más y que en cada uno de ellos, indefectiblemente todos deberían
abandonar las instalaciones de forma inmediata, para principiar el proceso de
descontaminación, porque últimamente el teletransportador estaba “fallando un
poco”, por lo que debería tener paciencia en la espera…
La ofuscación por el episodio vivido y la frustración del encuentro
nublaron la mente de Jotori, por lo que le fue imposible lograr la
concentración necesaria para comunicarse telepáticamente con Aku y hacerle
saber que la estaría esperando afuera de la terminal en una nave voladora color
negro, que estaría estacionada exactamente frente al pasillo de salida peatonal
de teletransportados.
Luego de cuatro y media horas de paciente espera se acercó a
hurtadillas de sus compañeros uno de los vigilantes, para decir que el
teletransportador finalmente había colapsado y no habrían más arribos de
teletransportados, al menos hasta que con el nuevo día lograran reparar la
teletransportación normal de personas…
Ante tal notificación y, deduciendo el timo con que la
habían engañado los vigilantes, tragó su cólera, arrancó su máquina voladora y
retornó sola a su recinto vivencial, donde lloró de impotencia hasta quedar
dormida, hasta que la pena de no poder comunicarse con Aku para saber si estaba
viva cuando menos le despertó.
El tiempo ha pasado y la comunicación telepática se ha
enfriado por completo entre Aku y Jotori, quizá ambas estén ahora en dimensiones
distintas, quizá por la radiación o porque “son raras”.
Jolie Totò Ryzanek Voldan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario