miércoles, 30 de diciembre de 2020

El machismo visto por una feminista (20201230)

 El machismo visto por una feminista             (20201230)

Jolie Totò Ryzanek Voldan

 

Entendemos por machismo la práctica humana de una cultura que involucra conductas, gestos, actitudes, pensamientos, y toda costumbre que implícita y/o explícitamente propugne por el criterio de superioridad del varón ante la mujer. Lo que nos lleva hacia el análisis de su origen y evolución que, muy sucintamente se resume así:

La “Ley de sobrevivencia del más fuerte en el reino animal” que ha sido plenamente comprobaba desde el surgimiento de las primeras comunidades humanas, incluso, desde que habitaban en árboles y cavernas ha sido muy probablemente el origen primario del fenómeno social que se analiza, pues en aquellos albores de la humanidad era indispensable para la supervivencia el uso de la fuerza, y la astucia resultante de pequeños razonamientos enfocados en la caza de las presas para la alimentación propia y de SU prole, con lo que surge la construcción mental de sujeción a las disposiciones de quien proveía el alimento de todes, y la desobediencia significaba: “no comer” y carecer de protección en aquel agreste mundo que habitaban.

Con el devenir del tiempo fueron surgiendo distintas formas de organización como clanes, tribus, comunidades y últimamente la sociedad “organizada” en que vivimos, pero todas, regidas por acuerdos y leyes que implicaron (e implican) de manera consensuada o regulada legalmente (según sea el caso) que permitían (permiten) una mejor convivencia en un marco de justicia y respeto de todes.

Lamentablemente, también es intrínseco al ser humano el ansia de dominación y conquista (por ello, existe como castigo la encarcelación, pues conculca “per se” tal espíritu conquistador) y siempre habrá “machos alfa” en el reino animal, y por ende entre los humanos con aspiraciones de dominación o poseer más que sus congéneres, y consecuentemente, se haya concebido desde las primeras comunidades (como ya se dijo) la organización de las comunidades en función de sujeción hacia el “más fuerte”, lo que finalmente desembocó en lo que conocemos como patriarcado, que no sería malo si no se hubiese “rebajado” (por decirlo de alguna manera) la condición social y de todo tipo de la mujer por el mero hecho de ser de otro sexo y no varón.

Desde que los humanos se agruparon en lo que conocemos como sociedades modernas, se acordó la promulgación de leyes para regirse, y dentro de ellas se consagró la igualdad ante la ley de todos los integrantes del conglomerado regido, con lo que queda sin asidero legal que haya ciudadanos con más derechos que otros. Es decir, que hombres y mujeres poseen los mismos derechos y obligaciones.

Tal panorama ha sido “el caldo de cultivo” del movimiento feminista que propugna por la abolición de toda manifestación patriarcal en el tejido social y comunitario, pero no solo desde el punto de vista legal, sino especialmente en el funcional de la sociedad que les reúne.

Conclusivamente, se puede aseverar con toda seguridad que el machismo es el resultado del ordenamiento patriarcal y no es algo simple de analizar, sino toda una concepción cultural construida durante siglos y originada desde la época “de las cavernas”, y que ha llegado hasta nuestras sociedades modernas desarrollándose de las más diversas (y perversas) maneras, afectando toda acción humana e invalidando el acuerdo social y legal de “Igualdad de todos los ciudadanos ante la ley”.

De ahí el enorme aporte social que ha significado el movimiento feminista, pues propugna por la igualdad de derechos y obligaciones de hombres y mujeres, con las diferencias obvias de los derechos derivados de la mera reproducción de la especie.

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