Hay días de días... y noches de noches, pero como el Día de la Madre, creo que no hay otro. Precisamente, porque solamente las personas completamente desnaturalizadas no reconocen el valor de una madre.
Quizá por ello es que en este especial día todo mundo escribe un saludo a tan especiales mujeres, no solo por su co-participación en la Creación divina, sino por los cuidados, enseñanzas, ejemplos, regaños, "cinchaceadas" y ¡Todo cuanto hicieron para que tod@s seamos lo que somos y manejemos los valores y principios que ellas, pacientemente, nos legaron para que fuésemos personas de bien.
Así pues, este día no es como los demás: El cariño y el sentimiento de cariño y deuda hacia estas abnegadas mujeres que nos dieron la vida, está en la mente y en los corazones de todos.
Personalmente quisiera que, como hija y escritora, estas líneas fueran breves y muy concisas, pero lamentablemente no soy así -y pido disculpas por ello-. porque el sentimiento que poseo al ser bisabuela y ya no contar físicamente con mi madre, considero que está en planos superiores al entendimiento mundano y solamente me queda reconocer que mi madre, siempre intentó muy seriamente ser una especie de "imagen viva" de la Madre de Todos: La siempre gloriosa virgen María, la madre de Jesucristo nuestro Señor y hermano.
Este testimonio de vida de mi madre que hoy les comparto en estas líneas es lo que ha completado mi sentimiento de amor y justicia hacia toda la Creación del Padre, puesto que aunado al ejemplo de mi madre terrenal, me han hacho ser lo que soy y, me ha brindado un ejemplo para mi actual y futura vida.
Por lo anterior, mi saludo, respeto y cariño a todas las madres terrenas por su empeño en favor de sus hijos, pero, sobre todo mi amor incondicional a María de Nazareth, la madre de tod@s.
Jolie Totò Ryzanek Voldan
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