domingo, 11 de mayo de 2014

Una historia "chapada a la antigua" en los tiempos modernos (20140511)

Una historia "chapada a la antigua" en los tiempos modernos    (20140511)


Hace muchos años, cuando yo era una jovencita, los varones eran educados para ser caballeros, Observaban "al pie de la letra" la regla que dicta: "las damas son siempre primero", por lo que siempre cedían el paso a ellas y, automáticamente se levantaban de sus sillones o sillas ante cualquier dama, para pedirle que se sentara; cuando estaban sentados a la mesa para comer, indefectiblemente el varón se sentaba en la cabecera de la mesa y su consorte a su derecha; cuando iban a abordar un transporte, indefectiblemente el varón abría la portezuela de vehículo y ayudaba a la dama a que esta se acomodara ofreciendo su brazo o tendiéndole la mano para que ella se sujetara, cuando ya se había acomodado la fémina, verificaba que sus enaguas (faldas largas de corte muy amplio) quedaran dentro del vehículo y le preguntaban... ¡Sí le preguntaban! si estaba cómoda y a gusto, antes de cerrar ellos la portezuela, si todo estaba en orden, luego, procedían a cerrar y dar la vuelta por la parte trasera del vehículo, para abordar ellos el móvil en que se transportarían (esta última acción proveía la preciosa oportunidad para que si a la dama "le gustaba" el caballero, fuera ella quien levantara el seguro de la puerta del conductor, en señal sutil de su simpatía por el caballero), etc. ¡Tales eran los comedimientos por las damas en aquellos días (aunque hay muchos más que no describí), baste decir que el respeto por las damas era algo completamente natural e inherente a la conducta de los varones de aquel entonces, y que hoy vemos como algo obsoleto y fuera de contexto...
Sin embargo, hay personas -entre las que me cuento-  que añoramos tales conductas, respetos y comedimientos hasta la fecha, por la sencilla razón que fuimos criadas con esos criterios y costumbres y, cuando alguien tiene uno solo de ellos para con nosotras, nos sentimos verdaderamente halagadas...
Pues bien, ayer me visitó un ex compañero de universidad, con quien charlamos durante más de dos horas, para enterarnos del rumbo que nuestras vidas tomaron durante el tiempo que dejamos de vernos. Platicamos de todo y con la madurez que otorgan los años vividos y, cuando finalmente le pregunté el por qué me había ido a visitar, él viéndome a los ojos respondió:
-Te busqué porque quise saber de tí, quería saber si compartías tu vida con alguien... como me has dicho que estás soltera, quiero pedir tu permiso para visitarte y cortejarte... realmente, tengo la buena intención de establecer una relación contigo, si es que me otorgas tu permiso y prometo respetarte...
Yo, a punto de abandonar mi sillón para saltar y gritar de alegría ante semejantes palabras respondí con la compostura que toda dama debe guardar:
-Mira, me haces un muy grande e inusual halago con tus palabras y créeme que, como es primera noticia que tengo de tus reales intenciones para conmigo, te las agradezco de todo corazón y sugiero que nos sigamos viendo para conocernos mejor y ver si es factible que podamos llegar a tener una relación en el futuro, porque hasta el momento, lo único que nos une es una vieja y muy respetuosa amistad, y sería imperdonable que a nuestros años pretendiéramos jugar el uno con los sentimientos del otro o hacernos daño de cualquier manera. ¿Estás de acuerdo en que llevemos las cosas despacio y no nos precipitemos en algo tan importante que comprometa el futuro de nuestras vidas?
Él, como todo un caballero, de los que ya no hay, dijo:
-Me parece. ¿Me autorizas a que te vuelva a visitar para conocernos mejor?
-Claro, puedes venir cuando desees, solamente te pido que me llames antes de hacerlo, para asegurarme de estar en casa y pueda ofrecerte un café cuando vengas.
-¡Perfecto!, entonces me despido y espero tener el gusto de verte próximamente. ¿Me acompañas a la puerta, por favor?
-Desde luego, acá esperaré tu llamada y tu nueva visita. (y tendiéndole la mano agregué) Adiós.


Jolie Totò Ryzanek Voldan

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