El
Golpe de Estado ya se dio
Es loable la actitud de algunos políticos que alzaron
la voz y, aunque la lenidad del aparato de justicia quedó en evidencia, el
descontento popular se hizo cada vez más patente en toda la población.
Jolie
Totò Ryzanek Voldan.- Recopilación del
conjunto de acciones institucionales, gremiales y particulares de la
ciudadanía, que ante su completo desencanto con el gobierno que ellos mismos
eligieron, ha optado por “darle la espalda”, como única manera de descalificar
su actuación en la conducción de los destinos patrios.
La
expectativa
Cuando el gobierno asumió el poder, ciertamente no
encontró las arcas estatales rebosantes, pero sí con “lo suficiente” para
iniciar su gestión.
El principal problema que enfrentaba el país era la
falta de seguridad que, coincidentemente, fue el “caballito de batalla” de la
campaña que llevó al Partido Patriota a ganar las elecciones.
Paralelamente, se había hecho el ofrecimiento formal
de “crear 300 mil plazas de trabajo”, llevar a cabo una “reforma fiscal y
tributaria”, para combatir efectivamente el contrabando y proveer los recursos
necesarios para el funcionamiento del aparato estatal, por citar algunos de los
“planes” del gobierno que iniciaba funciones.
Las
realidades
En cuanto a las acciones para brindar seguridad, se
implementó de manera no muy clara (posteriormente hubo de hacer una serie de
enmiendas, para que todo quedase en ley) que los miembros del Ejército
acompañaran a los agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) en los patrullajes
implementados. Pero el índice delincuencial permaneció, puesto que la
delincuencia se trasladó a las zonas periféricas de la metrópoli, donde la
presencia policial es escasa o nula. Incluso, el índice de homicidios cometidos
con arma de fuego se incrementó de 19 muertes diarias ¡a 31! (ver estadísticas
del Grupo de Apoyo Mutuo –GAM-, al respecto), los asesinatos de ayudantes
(brochas) y conductores tuvieron un repunte y la inseguridad ya no se vivía en
los sitios “acostumbrados”, sino se trasladó a todo el territorio nacional, por
cuanto el discurso de la aplicación de “mano dura” tuvo el efecto inesperado de
hacer que la delincuencia “se diversificara”, en cuanto a técnicas, lugares y
horas de accionar, toda vez que el país en su conjunto y, el gobierno,
especialmente, fue incapaz de generar un clima propicio para la generación de
nuevos empleos.
El gobierno por su parte, “se apresuró” a cumplir la
promesa de campaña de generar 300 mil empleos, para lo cual despidió a todo el
aparato burocrático estatal y colocó a personas afines al partido en todos los
puestos, tuvieran o no conocimientos, calificaciones o aptitudes para
desempeñarlos de una manera medianamente aceptable. Tal accionar trajo como muy
nefasta consecuencia que cuando salieron con la propaganda que habían creado
tal cantidad de empleos, nadie les creyó nada, porque aparentemente, no había
familia en Guatemala que no hubiese sentido en su seno el resultado de tal
decisión.
Pero, la peor consecuencia fue que nadie tenía a quien
consultar o pedir referencias y todo el trabajo gubernamental de ralentizó de
tal manera que si antes eran desesperantes los trámites, se tornaron casi
imposibles de hacer en los tiempos pactados y las pérdidas que todo esto
ocasionó mayores costos de almacenamiento, retrasos, incumplimiento de
contratos, etc. Y, a la postre, un creciente índice inflacionario que afectó la
economía familiar de todo el país, con lo cual, nuestra endeble economía entró
en un período de ralentización que obligó al sector productivo y comercial a
una contracción de sus operaciones, con lo cual disminuyó la producción en
general y el Producto Interno Bruto (PIB) de la nación dejó de crecer y, si lo
hizo fue a un ritmo mucho menor al esperado y menos planificado.
En cuanto a la reforma fiscal y tributaria promulgada,
no rindió los frutos esperados y el “desfile” de titulares de la Cartera de
Finanzas dio inicio, sin que alguno de sus titulares pudiera “enderezar el
barco”, por lo cual, todos los proyectos empezaron a quedar sin fondos para ser
ejecutados (desfinanciados, es el término económico), pero, se siguieron
implementando “contra viento y marea”, surgiendo así, una enorme corrupción a
todo nivel (para agilizarlos o no dejar que “muriesen de inanición”), surgiendo
en todos los casos, personas afines al partido, que vieron en todo este manoseo
de la cosa pública, la manera de agenciarse fondos para su propio peculio, lo
cual, desde luego, no pasó desapercibido para la población pensante o
medianamente consciente de la honradez.
En este sentido, es loable la actitud de algunos
políticos que alzaron la voz y, aunque la lenidad del aparato de justicia quedó
en evidencia, el descontento popular se hizo cada vez más patente en toda la
población y, antes de observar los pocos y magros logros del gobierno, se
dedicaron a ser mucho más críticos, en el sentido de buscar los costos de la
propaganda y compararlos con el magro logro gubernamental publicitado, con lo
cual cada anuncio producía cada vez mayor descontento, por lo elevado de su
costo.
Así las cosas, la coyuntura económica se fue
deteriorando cada vez más, y, el gobierno cada vez gastaba más, apoyándose en
su mayoría parlamentaria o pretextando cualquier cosa que lograra extraer
fondos de las ya alicaídas arcas nacionales…mientras que desde el presidente
hasta el último empleado gubernamental demostraban una clara ineptitud para el
desempeño de sus funciones, sino una enorme voracidad por la obtención de
cualquier prebenda que consideraran de algún valor: ¡surgió así un aparato
estatal corrupto a todo nivel!, los escándalos y las denuncias públicas
cobraron cada vez un mayor tono de beligerancia, ante el descaro de los
funcionarios delincuentes denunciados y, entonces el Ejecutivo, principió a
cooptar el organismo Judicial, confiando en la mayoría de diputados al Congreso
con que contaba hasta ese entonces.
Hubo todo tipo de triquiñuelas y jugadas sucias en que
el dinero “debajo de la mesa” se convirtió en la moneda oficial de cualquier trámite
u obligación… Realmente, las pocas personas que no cayeron en las redes de tal
actuar optaron por alejarse lo más posible de semejante podredumbre, con lo
cual surge una especie de habitante “ermitaño dentro de la gran ciudad” que
ciertamente existe como número, pero que no aporta nada diferente a su
inconformidad con tal estado de cosas y, por ende, no tributa y, si ha de
hacerlo por ley, se ingenia cualquier subterfugio para no hacerlo o tributar lo
menos posible, al igual que lo hacen la mayoría de los grandes capitalistas que
debieran tributar.
La suma de todas estas situaciones finalmente ha
conducido al país a una situación de ingobernabilidad en que instancias han
tenido que intervenir en otras, funcionarios y funcionarias tratan cada cual de
evadir la acción de la justicia por cualquier medio, el gobierno aduce no tener
dinero ni para pagar sus propias deudas y salarios, con todo lo cual el país en
su conjunto está sumido en una profunda crisis económica, con un gobierno que
no puede funcionar por falta de fondos, una población completamente
descontenta, un índice inflacionario espeluznante y por si ello fuera poco, a
merced de los fenómenos naturales que le azotan. La delincuencia ha crecido
exponencialmente, las cárceles están completamente sobrepobladas, los tribunales
no son suficientes para atender los casos que llegan a ellos, el Ministerio
Público es incapaz de hacer una investigación que aporte las pruebas necesarias
para condenar a los delincuentes y todo mundo se ha visto empujado a tratar de
sobrevivir en esta vorágine en que se encuentra inmerso y lo que menos le
importa es cumplir con sus obligaciones ciudadanas, porque no tiene interés en
ello y menos, si tomamos en consideración que nadie tributa por su propio gusto
en nuestros países, veremos, finalmente que el Golpe de Estado ha sido dado por
un pueblo que ha abandonado a su gobierno para que siga presumiendo de los
logros que son válidos solamente para aquellos que no tienen dos dedos de
frente.
¿Acaso no es Golpe de Estado cuando un gobierno es
abandonado a su suerte por los ciudadanos que pretenden gobernar?
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