miércoles, 30 de diciembre de 2015

Los seres pensantes (20151230)


ORIFICIO



Los seres pensantes (20151230)



Jolie Totò Ryzanek Voldan



Parece que el final de año es la época propicia para que surja el deseo de escribir una especie de “Recuento de Daños” y que muchos seres se vean inmersos en una especie de “depresión colectiva”, al ver que muchas de las cosas que quisieron hacer en lo personal fueron logradas, mientras que otras más que no están en su control se han deteriorado o han caído en la obsolescencia… precisamente, porque hemos de aceptar que nadie posee el control de todo, y muchos de los males que nos aquejan como sociedad han ido de mal en peor.



Citar ejemplos suena insidioso, toda vez que los indicadores sociales y humanos de Guatemala en su conjunto han ido en franco retroceso, y los motivos de alegría y satisfacción social simplemente han desaparecido. Lo poco que se ha ganado en el campo de los Derechos humanos de las personas ha quedado como algo escrito en un papel echado al olvido y es más que obvio que cada vez se incumplen todos y cada uno de los acuerdos u obligaciones adquiridas, precisamente, porque pese a vivir en un colectivo, todos y cada uno de nosotros se rige por una mentalidad cada vez más individualista.



Cada día se ve más lejos el pensamiento social de solidaridad y superación colectiva que regía nuestros pensamientos y actitudes en el pasado y, las instituciones llamadas a su fomento (hogar, Estado, medios de comunicación e iglesias), cada vez funcionan más en función de los intereses impuestos por esta sociedad tan injusta, consumista e individualista que hemos llegado a construir.



Muchos creyentes (incluyendo todas las denominaciones) han olvidado que el verdadero papel de las religiones es la liberación de las personas y no su esclavitud…



Son miles de personas que creen que con postrarse físicamente ante la deidad que reconozcan alcanzarán la tan ansiada “Salvación”, y olvidan que debemos ayudarnos los unos a los otros activamente y no solo tratar que todos crean lo que yo creo, y si no es así, “no merecen” que hagamos algo por ellos…



Teológicamente, el panorama es cada vez peor, puesto que a diario se pueden leer las publicaciones que otorgan Personería Jurídica a nuevas iglesias (sectas) en el diario oficial, y no es que no tengan derecho a ello, sino que tal nombramiento les otorga la potestad de decir cualquier cosa, amparándose en que “es palabra de Dios” y hacer o exigir el pago de cuotas diezmos o contribuciones para que sus creyentes (léase incautos) alcancen la “Salvación”.



Yo me pregunto entonces, ¿Dónde queda aquello de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, si hasta embargan futuros sueldos y ejecutan hipotecas en favor de una institución llamada pomposamente “Iglesia”, sin que lo sea?



¿Y qué decir del Estado que se ha tornado en un aparato que obedece a los intereses de quienes desde la llegada de los españoles a tierras americanas recibieron enormes riquezas mediante la Encomienda?… Su rol de ser el “garante de la vida, salud y bienestar general de los ciudadanos que lo integran”, es tan solo letra muerta en todo el ordenamiento jurídico; porque ciertamente poseemos una enorme cantidad de leyes contradictorias, enormes lagunas jurídicas, jueces parcializados y abogados capaces de “defender” a costa de cualquier retorcimiento de las leyes y empleando toda táctica dilatoria concebible a delincuentes que debieran ser castigados con el mayor rigor posible, sin necesidad de juicio alguno.



Pero, dado que “la ignorancia de la ley no justifica su transgresión”, la actitud pusilánime del grueso de la población, es doblemente condenable, porque aunque no conozcan la ley, padecen todo tipo de abusos sin hacer absolutamente nada, sin buscar salidas negociadas, sin buscar consensos con los otros afectados y hacen una demostración increíble de una “imbecilidad colectiva” fuera de cualquier concepción que se quiera tener de un ser pensante y deliberante tendiente a la mejora de sus condiciones de vida y las de su entorno…



Sí, la situación a que hemos llegado como sociedad es ya casi insostenible, económicamente hablando, y, mientras sus congéneres mueren por escasez o ausencia de lo más básico como alimentos o medicina, siguen engañándose a sí mismos al decir que “mientras no le toque a él o ella, que sean otros quienes arreen el macho”. Tal proceder a su vez ha logrado que todo mundo se aferre con uñas y dientes a lo poco que tiene y a olvidarse de todo y todos los demás.



La sociedad nuestra no es otra cosa que un conjunto de átomos que no se conjuntan porque todos desconfían de todos, porque es una sociedad sin valores ni principios y, si estos existen son simples letras muertas… pero lo peor de todo es que cuando todo explote (sociológicamente hablando), quizá no haya sobrevivientes, porque el “imbecilismo colectivo” aludido haya cooptado a todos sus integrantes y, estarán condenados quienes sobrevivan a ser gobernados por otros seres pensantes iguales o peor que ellos, con lo que los seres pensantes guatemaltecos habrán desaparecido.

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