Lectura y ciudad (20170819)
El placer supremo de la lectura se alcanza no 'devorando libro tras libro', sino leyendo despacio y sin prisa, sintiendo cada una de las palabras e imaginando el estado del autor, tratando de penetrar en ese sentimiento y haciéndolo propio. Por ello muchas veces he llorado, otras tantas he reído y, la mayoría de las veces he quedado completamente absorta en mis pensamientos y razonamientos...
Tengo solo dos amigos varones con quien realmente me gusta hablar, porque cada palabra que nos decimos lleva una enorme carga de pensamiento y no es porque seamos erudit@s, sino porque simplemente, no somos idiotas.
Eso realmente, extraño de la ciudad... poder salir a visitarles y charlar como solíamos hacer, poder hablar un poco de todo y un mucho de nada, pero con profundidad...
Hoy, ya sola y lejos de la urbe ciertamente vivo demasiado en paz, sin otro aliciente que aquello que escribo y comparto con tod@s, mientras llega el momento de mi postrer suspiro, más profundo que aquel que un día experimenté con el amor o con el gozo, aquel que sé que será el último antes de mi retiro de este mundo.
Mientras ese momento llega, procuro mantener al día mis cosas y ayudar a quien pueda, porque esa costumbre ingrata mía de amar a tod@s me tiene sin nada material, pero sí plena y satisfecha conmigo misma.
Mientras escucho poesía, leo de todo y vanamente intento sentirme confortable, puesto que nunca nada me ha sido suficiente y siempre quiero dar más.
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