miércoles, 2 de septiembre de 2015

Editorial 23 (20150902)

EDITORIAL

Apatía electoral

El clima de apatía prevalente en la población es una actitud que deriva de una serie de circunstancias que han logrado que el próximo evento eleccionario sea de suyo más prolijo que todos los eventos anteriores.

Inicialmente, hay demasiados candidatos, como para que nuestro pueblo analfabeta tenga la oportunidad de conocer las propuestas y diferencias entre unos y otros, amén que absolutamente todos los partidos en la contienda carecen de una ideología que pudiera ser conocida de antemano e históricamente.

Otro motivo para la apatía lo constituye el hecho mismo que muchos de los candidatos que postulan los partidos “son los mismos”, por lo que la población en general les rechaza, ya que más de uno, si no todos, están salpicados por su participación en hechos de corrupción

La población por su parte, ha desencadenado en las redes sociales una serie de campañas dirigidas a hacer manifiesto su malestar llamando a: no votar, a votar nulo, a votar en blanco y hay una, incluso, que invita a cumplir con el deber ciudadano de asistir a las urnas, pero vistiendo de riguroso luto, para que sepan “que son buenos ciudadanos que cumplen con su deber, contra su voluntad”.

El caso es que el clima de apatía hacia las próximas elecciones es prevalente en la población, por lo que gane quien gane será obvia y manifiesta su “no representatividad”, pero, se puede esperar que cualquier resultado se dé, puesto que los partidos “de siempre” movilizarán sus recursos para llevar “acarreados” a votar, con lo que habrá muchas protestas ante tal proceder y seguramente, conflictos y enfrentamientos.

También puede ocurrir que todo el proceso discurra en paz y sin “acarreados”, lo que nos auguraría un resultado completamente inesperado, al ganar algún candidato que no figuraba en el espectro de lo previsto, según las encuestas.

Lo que sí es real, es que el clima de apatía nos puede traer sorpresas con quien nadie contaba y vuelva a suceder lo mismo: que el pueblo se vea orillado a votar “al menos peor” en segunda vuelta, con lo que el “voto de castigo” jugará un papel de suma importancia en el resultado final.

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