Consideraciones polifacéticas
de la pandemia por coronavirus
Jolie Totò Ryzanek Voldan.
Dedicatoria
A la
imperiosa necesidad de lograr una visión integral y crítica
en
las mentes pensantes y actuantes.
Índice
Página
Marco referencial………………………………… -01-
Faceta de la Economía…………………………..
-03-
Faceta de la Sociología…………………………..
-07-
Faceta de la Política………………………………
-11-
Faceta del Derecho………………………………. -14-
Ideas finales……………………………………….
-16-
Consideraciones polifacéticas
de la pandemia por coronavirus
Marco referencial
A tal manera de
observar con efectos de análisis los eventos o cosas le llamo: “Polifacetismo”. Que no es otra cosa
que un serio intento por conjuntar el conocimiento de algo en su integralidad,
y no solamente desde la óptica de la disciplina específica que se aplique para
analizarle o que haya sido circunscrito, puesto que todo evento posee en sí mismo
el “Principio de Causalidad (toda causa provoca un efecto, y viceversa) per se (porque sí).
Ejemplifico
apostillando (insistiendo, poniendo especial atención) que si un problema es
del ámbito sanitario –como el actual–, ello no implica que no deba ser estudiado con ayuda de los conocimientos de otras
disciplinas, precisamente, porque conlleva implicaciones de diversa índole,
que obviamente deben ser de incumbencia de otras ramas del saber humano, tales
como la Economía, Sociología, Política y Derecho, etc. como las más notables –en este
caso–; y paralelamente, con la intención de hacer de este aporte algo
relativamente fácil de leer y asimilar, y no un tamagás (dícese de un muy largo
escrito), erudito (de alto grado de conocimiento), y escrito con lenguaje
ininteligible
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(de difícil comprensión)
para la mayoría de lectores.
Así pues, sin
mucha pompa y con la seriedad del caso, se inicia este análisis desde un punto
de vista “polifacético” desarrollando muy brevemente los problemas abordados
mediante la óptica de algunas de las disciplinas científicas mencionadas, para
que al final obtengamos una visión más integral de la pandemia que afecta al
mundo durante el año 2020, y acorde con lo que realmente sabemos o se puede
observar mediante una visión crítica y la escucha testimonial de las personas
inmersas en tal problemática mundial.
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Faceta de la Economía
Las restricciones
a la normal movilización de personas han tenido un impacto en varias
direcciones que, en orden de importancia se abordan de manera muy somera:
·
Es una fabulosa
“oportunidad mercadológica” para la liquidación de inventarios –normales y
excesivos– de bienes de consumo ante el fantasma de la escasez, y ha generado
un “explosión” de ventas no prevista, pues la conversión de tales mercaderías (los
inventarios) en dinero ingresado a las cuentas de caja de los expendedores, ha
resultado en un aumento exponencial del denominado: “Cash flow” (disponibilidad
de efectivo en caja) y a la reducción de los costos de almacenaje, con lo que
el “Margen de Libertad” de las empresas y negocios para pagar pasivo (deudas),
reinvertir –ya sea en producción o donaciones que les eximan del pago de
impuestos–, retirarse del mercado (tal el caso de empresarios
ultraconservadores que no toman riesgos), repartir utilidades a los accionistas
o, cualquier mezcla de las variables expuestas, se vio sumamente favorecida;
con lo que la “gestión gerencial” obtuvo –y sigue obteniendo– bastantes méritos
para asegurar o sentenciar su futuro empresarial, que a la postre (al final),
no es otra cosa que ganar la mayor cantidad de dinero posible.
·
Ha situado a muchos otros en una situación de desastre, tales los casos de: la mediana, pequeña, y micro
empresa, además de toda la población excluida por cualquier razón –los ancianos(as),
discapacitados(as), empleados(as) domésticos(as) e informales, desempleados(as),
mendigos(as), personas diversas (no heterosexuales o no binarias), enfermos(as)
crónicos(as), personas pobres y personas en extrema
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pobreza,
además de todas las personas excluidas por otras razones: como quienes viven en
situación de calle (que no poseen un techo donde dormir), personas en situación
de comercio sexual (sexo-servidores(as), personas migrantes (legales e
ilegales)–, etc.
Quienes
viven –o han vivido– el drama de ver desaparecer sus emprendimientos y/o la
agudización de sus expectativas para sobrevivir –por mínimas que fueren– a la
crisis, y han debido aceptar forzosamente la solidaridad (caridad) de personas –e
instituciones– con una mejor solvencia económica y/o dispuestas a aliviar el
sufrimiento ajeno.
·
Ha provocado una recesión de toda actividad económica que no esté contenida en los
conceptos de: servicios básicos (agua, fluido eléctrico, alimentos),
comunicaciones (no comerciales), hospedaje (hotelería), turismo, construcción,
comercio (de bienes y servicios “no esenciales”), y transporte. Con lo que, la
tan protegida macroeconomía (economía del país en su conjunto) está enfrentando
el doble riesgo que acarrea el retiro de grandes capitales hacia el exterior
para su resguardo (acción típica de los empresarios denominados
“ultraconservadores”) y que solamente agudiza profundamente la Brecha Económica
entre ricos y pobres, y el aumento exponencial del Índice de Desempleo –desastroso
desde siempre– como primer efecto de la suspensión de labores en el sector
dedicado a la construcción –puesto que es el sector que mayor cantidad de
empleo genera en Guatemala–, y la baja en el ingreso de divisas resultante de
la baja en el ingreso de remesas monetarias, que es cercana a la tercera parte
del Producto Interno Bruto –PIB–, y provee un fuerte apoyo a la estabilidad del
sistema monetario del país ante el dólar norteamericano,
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que es la moneda de referencia
internacional en el mundo occidental.
·
Guatemala como país, al igual que todo el mundo,
no tenía previsto estar inmersa en una situación económica de semejantes
consecuencias, por lo que recurrió inmediatamente a solicitar la ayuda de los
fondos mundiales establecidos mediante millonarios préstamos para este tipo de
eventos, incluso, antes del arribo de la enfermedad a suelo patrio con el
primer caso de una persona contagiada.
La
oposición a tal disposición le granjeó (valió) serias críticas populares y de
la oposición, por lo que desde el propio inicio de la crisis sanitaria la
imagen del Gobierno empezó a desgastarse, pero posteriormente, cuando se tuvo
una visión de conjunto de los alcances que una epidemia –en ese momento– podría
tener en el país, dado el total abandono y descuido de la red hospitalaria como
resultado de los altísimos niveles de corrupción de gobiernos anteriores y la
imagen nefasta (mala) que el pueblo tiene de los funcionarios gubernamentales
en general, se fue recuperando la imagen gubernamental, conforme el pueblo fue
conociendo el destino de tales fondos que, al ser destinados en primera
instancia a los empresarios y no al fortalecimiento del sistema sanitario fue
sumamente cuestionado el actuar gubernamental y sembró desde el propio inicio de
la crisis, una muy mala imagen.
Tal es el cuadro
de la mayoría de países “no desarrollados” del mundo, lo que plantea serias
discusiones en todos los ámbitos del actual vivir, y bulle (de manera
persistente) en la mente de los grandes pensadores de la actualidad mundial, siendo
motivo de consideraciones y discusiones a los más altos niveles académicos y
políticos, toda vez que no han faltado –también– los y las oportunistas,
especuladores y aprovechados(as) de la desgracia mundial, los
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fanáticos(as)
religiosos(as), ¡y hasta quienes se autoproclaman: “profetas”!
Cito a manera de ejemplo,
las palabras –moralmente censurables– de la directora de uno de los fondos
mundiales, Sra. Legarde, quien al referirse a las personas en condición de
ancianidad aseveró que “hay que acabar
con los ancianos, porque son una carga muy pesada para los servicios sociales”,
olvidando que tal protección ha sido pagada (en los países desarrollados) con
antelación (anterioridad) por las personas beneficiadas y, en otros países, por
la mera solidaridad –por ley o previsoramente– de personas en su etapa
productiva que no comparten o vislumbran tal criterio xenofóbico (de odio a las
personas).
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Faceta de la Sociología
Con la amenaza
socialmente vigente y/o latente en la Conciencia Social, al igual que en la
faceta anterior surgen varias reacciones de índole social, que determinan el
“normal” –así entre comillas– desarrollo social en su conjunto y, al igual que
la faceta precedente, detallo muy
someramente:
·
La primera y más visible manifestación de este
estado de cosas es el aumento del Grado
de Insatisfacción de la población, como producto del recorte drástico
(fuerte) en la obtención de recursos financieros y la pérdida de trabajos entre
la población, lo que devino en desesperación y cólera ante el sentimiento de
frustración al vislumbrar en un futuro inmediato el no poder satisfacer sus
necesidades y la destrucción de su “círculo de confort” cotidiano a que –para
bien o para mal– estaba acostumbrado y sobrevivía, además del surgimiento de
conflictos entre obreros y patronos por las disposiciones poco claras del
Presidente, quien invitó a los patronos y empleados a lograr arreglos y
acuerdos, ¡sin que mediara el Ministerio de Trabajo, escrituras públicas o
cualquier instrumento que otorgara la legalidad indispensable a tales acciones!
·
Paralela y contradictoriamente a la anterior,
también es notoria la existencia de cierto Grado
de Satisfacción entre algunos integrantes
sociales, quienes ven “con buenos ojos” las decisiones –restricciones– a
las actividades “normales” de la sociedad, contándose entre ellos a muchos de
los integrantes del gremio de cuidadores de la salud –por su obvia vocación en
favor de la preservación de la salud y la esperanza de ver una mejora y
abastecimiento de sus centros de trabajo–, los políticos –por su poder de hacer
casi lo que les venga en gana por la influencia que detentan en el sistema–,
quienes no vacilan en mover sus influencias y poderes para “acarrear agua a su
molino”, ya sea en dinero –robo, corrupción, etc.–, en
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bienes
o leyes que les otorguen beneficios y/o en la aprobación de leyes impopulares e injustas que no obedecen a intereses
populares sino a intereses personales, religiosos o sectarios, además de
quienes en función de sus particulares intereses (de conservar el empleo
durante la crisis, por ejemplo), sacrifican sus derechos constitucionales.
·
El surgimiento en la población en dos sentimientos: al primero le
llamaremos de “autoaislamiento”,
como resultante de la concepción individualista y capitalista en que estamos
inmersos, y que tiene mucho en común con el sentimiento de autosuficiencia que
provee el “Instinto se Superación” inherente (que nace junto al ser) al género
humano, y es responsable directo de lo que se conoce como “progreso”, aunque
muchas de las veces su ejercicio sea un verdadero atentado a la naturaleza
(ecocidio) y al bien común, tal el caso de los proyectos de extracción minera, el
saqueo y destrucción de grandes zonas boscosas que son fuentes de Recarga
Hídrica (atracción de lluvia) y de conservación de hábitats (zonas que habitan
las especies), a cambio del desarrollo de monocultivos que destruyen los suelos
(palma africana), que aunque generan algunos empleos y mucho dinero para los
patronos, aparentemente se continuará hasta que agoten el suelo.
·
Y el segundo, de solidaridad entre congéneres ante la magnitud de la tragedia que se
vive, y que provoca a su vez –consciente o inconscientemente– la precariedad o
inexistencia de sistemas sanitarios, además de la expectativa de una marcada y
larga escasez de bienes y servicios en un futuro muy próximo para los países
tercermundistas, se ha sustentado el ya citado sentimiento de impotencia ante
la crisis que está orillando a muchos a retomar o insistir de manera mucho más
consistente el sentido gregario (vivir en comunidad) propio del género humano,
que en muchos de los casos es acentuado por las creencias católicas –traída a
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América
por los conquistadores– es digna de tener en consideración, por cuanto un
grueso número del conglomerado social –aunque no sea completamente creyente–,
es uno de los valores sociales inculcado desde los propios hogares
latinoamericanos, y de otras latitudes del globo terráqueo.
Tales posiciones
de la población, aunadas a las otras muchas diferencias de toda índole y clase –etnia,
religión, clase social, preferencia u orientación sexual, género, etc. – logran
que el inicial entretejido social esté en estos momentos, sumamente fragmentado
y carezca de un horizonte distinto a la mera sobrevivencia, según el “mejor
entender” de cada uno de sus integrantes.
Dejando entonces
“servida en bandeja de plata” (en óptimas condiciones) a la clase política que
–basada en el poder que detenta y ostenta– para que disponga mediante decretos
y leyes el ordenamiento de un conglomerado social por demás pusilánime (que no
hace nada) ni se responsabiliza de sus propios actos, al poner en riesgo de
contagio a sí mismos y a otros integrantes de su entorno social y familiar; con
lo que solo se puede prever una verdadera crisis sanitaria de grandes proporciones
que, diezme o extermine poblaciones completas.
Tal expectativa,
por demás indeseada, ha logrado que –aunque no se diga abiertamente– mine
(amenace) grandemente el tejido social y posicione en muchos de sus integrantes
un sentimiento de desesperanza y descuido, como resultante de su propia
ignorancia y/o a la falta de información resultante de la endémica (que siempre
está presente) pobreza, y la vigencia de las actuales disposiciones que logran
a la postre (finalmente) atomizar (hacer partículas muy pequeñas) el tejido
social que debiera estar cohesionado (junto) ante la actual crisis.
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Este sombrío
(triste y desalentador) panorama social logra finalmente, que el tejido social
prácticamente desaparezca y se constituya (que se forme) una especie de “masa
humana” manejable en algunos casos, e impredecible en otros, dependiendo en
todo caso, del grado de aceptación o rechazo de quien o quienes esté(n) en
posición de liderazgo social.
Sobra apuntar
(decir) que tal observación es de suyo, extremadamente delicada y hasta peligrosa
en tales circunstancias, pues como ya se apuntó existe un alto Grado de
Insatisfacción Popular y que prácticamente se
carece de auténticos líderes honestos comprometidos con el bienestar
social.
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Faceta de la Política
Pese que ya se ha
adelantado algo de esta faceta en algunos párrafos precedentes (anteriores), es
importante llevar a cabo este análisis para lograr dimensionar la magnitud de
las disposiciones que afectan las otras facetas (caras, rostros) y las
determinan, precisamente, por poseer el carácter de disposiciones que deben ser cumplidas en el plano nacional, y en el plano personal, implican la renuncia
a derechos individuales y colectivos que, de otra manera serían imposibles de
renunciar, tal el derecho a la manifestación, a la libre asociación, a la libre
locomoción por todo el territorio nacional, etc.
Tales
disposiciones gubernamentales no serían tan malas, si no fueran “aprovechadas”
por diversos funcionarios para concretar otro tipo de medidas que no son de beneficio colectivo sino que
obedecen a la perpetuación y/o retroceso en materia de Derechos Humanos y
libertades que anteriormente estaban vigentes, y han costado en algunos casos,
el derramamiento de sangre de buenos(as) ciudadanos(as) en el pasado. Todo lo
cual, viene hasta contradecir incluso, principios fundamentales del propio
Estado, tal como el impulso de leyes fundamentadas en razones religiosas o
sectarias que contradicen la laicidad del Estado.
Tales disposiciones
obedecen a una muy clara planificación de “Inteligencia”, para que no haya
oposición en el seno del Organismo Legislativo (Congreso), pues inicialmente
aprobaron una ley que otorga “Salvoconducto” (permiso) para todos(as) los(as)
diputados(as) para transitar en horas prohibidas para la
población en
general, que debe acatar el denominado “Toque de queda” y consecuentemente la
prohibición a la Libre Manifestación, mientras la claramente corrupta Junta
Directiva del Congreso convoca a sesionar a sus dirigidos –los diputados y
diputadas– en horarios en que la población no
puede salir a las calles a manifestar su inconformidad.
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Igualmente,
“rompen” descaradamente la agenda, mediante la aceptación de “Mociones
Privilegiadas” que no son otra cosa distinta a la aprobación de leyes que no benefician a la población, sino a ciertos sectores, como el
empresarial, bancario, Parlamento Centroamericano y ¡hasta ellos mismos!, lo cual constituye un flagrante Abuso de
Poder, jurídicamente hablando y, denota que obedecen al “mejor postor” (quien
ofrece más) y no a los intereses populares, para los que fueron electos(as).
La anterior
exposición desnuda (pone de manifiesto) el grave grado de corrupción existente
a lo interno de los(as) diputados(as) y la disfuncionalidad
y agotamiento del sistema electoral de Guatemala, por lo que el grueso de la población se enfrenta no solo a una
crisis sanitaria y económica por excelencia, sino a sus propios funcionarios y
clase política, ya que ha quedado comprobado que ejercen sus funciones para
favorecer a otros sectores y a ellos mismos y no a la población ni al Estado
que, en teoría debiera “propiciar el
bienestar de la población en general” –cita de la Constitución– y ser el
factor unificador por excelencia y no por imposición o negación de la voz
popular y de sus representantes, tal como ocurrió en una sesión reciente del
Organismo estatal.
Quizá lo peor de
este estado de cosas sea que propicia con mucho, un sentimiento de
inconformidad y anarquía en la población que a futuro desemboque en una
conflagración interna de incalculables consecuencias nacionales e
internacionales, pues todo apunta que estos malos funcionarios cuentan con el
apoyo financiero, militar y logístico de quienes son realmente los “dueños” de
este país, y son un puñado de familias con muchísimo poder que han convertido
este rincón del mundo en poco menos que una finca de su propiedad a lo largo de
muchos años, al ser dueños de las tierras, medios de producción, comercio, y sistema
bancario, mientras el pueblo no tiene nada más que la inconformidad
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devenida en odio
hacia ellos y los títeres que fungen como funcionarios.
Se reconoce sí
que esta grave situación es en sí misma no un llamado a la subversión y al
derramamiento de más sangre inocente, sino a llevar a cabo entre todos una refundación política, social y justa del
Estado de Guatemala.
Tal cosa solo
puede ser viable (posible) si todo ciudadano sobrevive a la pandemia como
primera condición, y luego se provoca un giro político que cambie completamente
el actual sistema y se implante un modelo más justo para todos, en que podamos
reconocernos no solo como habitantes de un territorio determinado y perdido en
el mundo, sino como auténticos seres pensantes que luchan por la convivencia
armoniosa de sus habitantes, creando los espacios necesarios para que todos
posean la oportunidad de ser ellos mismos y puedan vivir en paz, pues proveerá
y poseerá leyes justas que tiendan a la búsqueda incesante del bien común y no
solamente de algunas familias. Situación que requiere (necesita) un enorme
esfuerzo político.
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Faceta del Derecho
Guatemala, al
igual que la inmensa mayoría –por no decir todos, ya que alguna excepción
habrá– de países del mundo, adolece (padece) de una calidad ética y moral que
haga que sus pobladores actúen por propia convicción con total apego a la
verdad y a la búsqueda incesante del bien común, por lo cual el prolijo
(complicado) ordenamiento jurídico que conforma su cuerpo de leyes, siempre
provee “alguna salida legal para quien
la busca y puede pagar por ella”, puesto que aun (incluso) cuando ella no
exista, siempre existe la posibilidad
que el juzgador –con muy honrosas excepciones– pueda ser sobornado o coaccionado, para que resuelva favorablemente
ante la comisión de delitos que en otras cortes del mundo más avanzado, le
costarían una condena cuando menos.
Ante tal
situación –que muy a nuestro pesar hemos de aceptar–, caemos en cuenta que la
Filosofía del Derecho en Guatemala es solamente una materia de estudio y no una
práctica –muy lamentablemente– por el sistema consumista en que vivimos y por
la voracidad insaciable de la mayoría de abogados litigantes en tribunales,
desde luego, con muy pocas y honrosas excepciones.
Ante tan
desolador (triste) caso, es de suyo complicado pensar en el procesamiento de
todo delincuente y por todo delito, pues además el ordenamiento legal posee
todo tipo de recursos para hacer cada proceso prácticamente inacabable –lo cual
deviene en el cobro de más honorarios– por los abogados, hasta que las disputas
se sobreseen (olvidan), sobreviene el agotamiento y/o muerte de una de las
partes o de los recursos que posee… Realmente, es un círculo vicioso (que se
repite una y otra vez) imposible de romper con el ordenamiento jurídico
vigente.
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Ante tan
vergonzante (que provoca vergüenza) presentación de esta faceta
colegimos (caemos
en cuenta) que además de la delincuencia común hay “delincuentes de cuello
blanco” –así llamados–, que son funcionarios, empresarios, y ciudadanos comunes
que prestan sus nombres (testaferros) quienes cometen delitos contra los recursos del pueblo y el pueblo mismo, y es muy
difícil que la justicia sea “pronta y
cumplida” tal y como debiera ser por principio, pues poseen grandes
recursos financieros –como resultado de sus fechorías– y una gran influencia,
pues son tratados de manera “muy respetuosa” por su círculo de amistades y
familiares, además de poseer los contactos necesarios entre quienes están
dispuestos a interceder –soborno incluido– por ellos.
De ahí que la
innumerable cantidad de delitos que ellos cometen actualmente aprovechando el
Estado de Excepción vigente será juzgada en un futuro relativamente próximo, y/o
que muchos de esos delitos sean olvidados o juzgados ¡hasta pasados 50 años o más!
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Ideas finales
Es innegable (que
no se puede negar) que lo peor de esta pandemia mundial está por venir y traerá
serias repercusiones a todo nivel para nuestro país –Guatemala– y otros del
mundo, pues como consecuencia de tal fenómeno, han quedado al desnudo muchas de
nuestras falencias (fallas, errores) y surgirá –si hay sobrevivientes– una
manera de concebir muchas cosas y el mundo –sinceramente, espero que ello
suceda–, para que exista, cuando menos la posibilidad de un nuevo orden social,
económico, político y de Derecho que sea mucho más incluyente, menos
individualista, más previsor, menos egoísta y muy solidario entre los humanos y
con nuestro entorno natural, para que se pueda vivir más armoniosamente que en
la actualidad.
También tengo la
esperanza que el pequeño aporte “polifacético” de esta situación deje un mínimo
rastro en el pensamiento de quien lo lea y forme un poco de conciencia respecto
que todo problema pueda ser visto desde distintas aristas o facetas, mediante
la actuación y análisis desde distintas disciplinas del saber humano,
precisamente, para no caer en los errores y trampas que el análisis
especializado nos ha acarreado y, que en muchos de los casos ha hecho realidad
el aforismo que reza: “Resultó peor el remedio que la enfermedad”.
Sinceramente,
envío a todos y cada uno de mis lectores mis mejores deseos, para que como ya
dije: “que inicialmente sobrevivan a esta pandemia” y sean capaces de
reconstruir un mundo mejor que el actual, pues habrán pasado por una dura
prueba que muchos no pasarán –o pasaremos– por nuestra ancianidad u otras causas.
Jolie Totò
Ryzanek Voldan.
“Librepensadora
guatemalteca”.
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