viernes, 25 de octubre de 2013

Legado y Polifacetismo



Legado y Polifacetismo













Jolie Totò Ryzanek Voldan.




Introducción


El presente pretende ser un aporte para mi posteridad, para cuando ya no esté físicamente presente en el mundo, para cuando haya muerto y esté “descansando en paz”. Es, en sí mismo, la suma de observaciones de todo tipo realizadas durante mi vida. Que no por ello deben ser verdades absolutas, mas sí pretenden ser una especie de faro que ilumine el pensamiento de personas más especializadas en sus respectivos campos de influencia, para que quizá, algún día, se pueda tener una mejor visión de las causales que originaron el mundo que se viva, si no se ha extinguido la especie humana. No se debe tener el afán desmedido de calificarlas como “visiones del futuro” o cualquiera de los sinónimos que se le apliquen al tópico.
Es una extraña mezcla de conocimientos que he deseado compartir con usted, amigo lector; con usted, con ese alguien que no conozco y que posiblemente se interese por la(s) solución(es) que pudiera tener cualquiera de los problemas o situaciones que se enfocan.
Reconozco, igualmente, que no soy poseedora (ni pretendo serlo) de la verdad absoluta ni mucho menos. Creo estar, sí, en la posición de poder decir y criticar ciertas iniquidades, inconformidades y comportamientos de diversa índole, puesto que deseo que el futuro nefasto que veo para la humanidad, no lo sea tanto para las generaciones futuras y, cuando menos, se mejore su “calidad de vida” (aplicando el concepto médico a la cotidianeidad); o se prolongue la agonía de la especie humana. Con lo anterior, no pretendo ser: ni alarmista ni negativa, simplemente pretendo “poner el dedo en la llaga” (como dicen en Guatemala) o, expresar el meollo del asunto. Plantear disyuntivas, en algunos casos; proponer soluciones, a veces; y, reconocer la falibilidad de mis pensamientos, respecto de otras tantas situaciones.
No pretendo “componer el mundo”, antes bien, deseo aportar y plantear el pensamiento de una mayoría latinoamericana que se ve de manera forzosa, inmersa en una vorágine de consecuencias impredecibles hasta el momento (inicios del año 2010).
Como quiera que sea, me parece que a Pablo Neruda le acudía toda la razón cuando afirmó que “El hombre, para dejar ‘huella’ en este mundo debía: plantar un árbol (yo ya perdí la cuenta de cuantos he sembrado), engendrar un hijo (yo lo hice dos veces) y escribir un libro (esta es la quinta vez que lo hago)”; y a Einstein también, quien tenía razón cuando aseveró que “La conducta humana tiene dos extremos: la sabiduría y la estupidez” (realmente no deseo morir sin haber hecho el intento de alejarme del último de esos extremos).
Sinceramente deseo: hacer escuchar mi voz, para que con la imbricación de todo el acervo y conocimiento humano se busquen denodadamente soluciones, que al implementarse, vayan encaminadas hacia una más humana y armoniosa convivencia de toda la especie.

La autora.




La falibilidad humana

Mientras he vivido, me he dado cuenta que toda concepción humana es imperfecta, por cuanto en el marco teórico se sustentan teorías o sistemas que no pretendo cuestionar oponiendo argumentos o sistemas improbados, porque de una manera u otra al ser llevadas a la práctica, “fallan” por cualquier razón, a saber: a causa de su implementación, desarrollo, efectos o por la misma falibilidad de quienes las llevan a cabo.
En palabras sencillas y por experiencia propia, se puede decir que: “son imperfectas”, precisamente, porque la conducta humana es impredecible (El sistema vigente nos enseña que “puedes hacer lo que desees, toda vez que no esté prohibido por alguna ley”.
Lo cual nos lleva a “mantener una conducta que nos permita vivir en sociedad”. De donde se colige que todo aquel que no observe esa “conducta” será excluido o perseguido por el aparato represor de la sociedad. Y es aquí donde empiezan a surgir las contradicciones, puesto que “te es lícito ‘hacer’ o ‘pensar’ diferente, solamente si la sociedad y sus ‘controles’ te autorizan de manera a priori”, lo cual per se es una abierta violación a tu propia libertad. En otras palabras, puedes hacer o pensar “diferente”, si la sociedad obtiene algún beneficio de ello, o no le afectas en su funcionar “normal” (lo cual es sumamente relativo); es decir, si nos beneficiamos y/o no pasa “nada”; en suma, cada cual establece su propia valoración de hasta dónde es válida una actitud o pensamiento y hasta dónde no.
Lo anterior me ha obligado muchas veces a contener en cierto grado mi proceder, por cuanto de alguna manera (y para muchos), soy una persona “diferente”, “revolucionaria”, “rebelde” y para colmo: Transgénero Femenina Activa, lo cual quiere decir que desde que nací fui “clasificada” como perteneciente al género masculino (tomando como base para ello mis genitales), aunque desde los ocho años de edad me di cuenta que yo deseaba ser mujer, pero poseía genitales de varón. Cuando llegué a la pubertad conocí el placer sexual, puesto que mis órganos funcionaron perfectamente, y tomé el “rumbo” que la sociedad y mi familia cercana esperaban, pero nunca nada me fue suficiente, siempre encontré cosas o situaciones que intenté cambiar y/o mejorar, obteniendo algunas satisfacciones; otras veces, grandes decepciones y rotundos fracasos al “estrellarme” contra todo un muro social.
Conforme fueron pasando los años, me ocupé en estudiar, trabajar, procrear y, todo aquello que “se esperaba que hiciera”, hasta que finalmente tomé “la muy viril decisión de ser mujer” (esta expresión la utilicé en el libro –aún inédito– titulado: El tercer sexo), siendo rechazada, en la mayoría de los casos; humillada, a veces; discriminada, casi por tod@s y el sistema. Lo cual me obligó a decidir: “que debía soportar todo eso y más, con tal de demostrar que mi transgeneridad no ha afectado en lo absoluto mis capacidades intelectuales y que debía conformarme a “no ser empleada –en relación de dependencia– nunca más, aunque ello significara ‘morir de hambre’”.
Al final, lo importante de la descripción anterior es que cuando haces algo que no está “dentro” de los cánones sociales, automáticamente te conviertes en víctima de la forma y manera que cada cual decida; lo que la sociedad aprueba y las leyes permiten (puesto que “nadie” ha querido ser testigo –cuando han existido– mío en los tribunales), logrando que perviva la cultura de impunidad en Guatemala, y que la “triste historia” sea emulada igualmente por tod@s, variando únicamente los actores vivenciales.
Lo anterior, al imbricarlo con “el progreso” jurídico de nuestra sociedad, perfila una seria contradicción, ya que aunque existen leyes de observancia general no se cumplen; y la ratificación de acuerdos internacionales por nuestros representantes sea una cuestión “protocolaria y no vinculante” para nuestro gobierno y población. Por lo cual la construcción mental del guatemalteco promedio, está fundamentada en una serie de aberraciones que le han “enseñado” y, por ende, asentadas en el marco del colectivo cultural donde se desarrolle (puesto que tod@s actúan de igual manera).
Si a lo descrito le sumamos que somos (Guatemala) un país multiétnico, pluricultural y multilingüe, es sumamente fácil deducir el por qué del pensar y actuar del ciudadano promedio guatemalteco (con lo cual se demuestra la certeza de uno de los postulados de supervivencia kaibil [N/A: nombre del grupo élite del Ejército de Guatemala especializado en sobrevivencia] que reza: “Actúe como los nativos del lugar”), que nuestr@s legislador@s y autoridades se han negado enfrentar, sosteniendo con ese muy irresponsable actuar, el actual statu quo que nos mantiene regidos por LEYES QUE NINGUNO CUMPLE A CABALIDAD Y AL MOMENTO QUE SE EXIGE SU APLICACIÓN, SON FACTIBLES DE SER ‘RETORCIDAS’ A CONVENIENCIA de alguna de las partes”, con lo cual se demuestra que tanto las situaciones como las “soluciones” humanas son, falibles y, por ello, imperfectas.
Claro que alcanzar la perfección teórica y práctica en la realidad guatemalteca es una tarea más que titánica, pero en la medida que realmente se logre re-educar a nuestra generación y educar (no aberrando mentes como se ha hecho hasta hoy) a una nueva generación, quizá podamos decir que los frutos de esta criticidad (acá se deduce el por qué de alguno de los calificativos que me han endilgado) empiezan a aflorar.



  
La criticidad constructiva y no destructiva

El panorama aparentemente desalentador planteado en el apartado precedente, no es en manera alguna “impedimento” para que el ciudadano promedio “deje de pensar y actuar”, por el contrario, es, precisamente, lo que brinda pie a hacerlo, porque es el “caldo de fermento ideal” para que pueda expresarse de la forma que desee, lo cual no le exime, desde luego, de las consecuencias (temporales a la postre) de sus pensamientos y actuaciones, puesto que si está inmerso en la realidad guatemalteca, de antemano: sabe lo que puede esperar.
Personalmente creo que ES UN ACTO SUPREMO DE “VALENTÍA”: SER QUIEN DESEAS SER, y que si no te decides a hacerlo realidad, proseguiremos como hasta ahora (siendo un país “tercermundista” y tú: un pusilánime, cuando tenemos tanto que aportar y decir por propia experiencia. Creo, dije, que en suerte me ha tocado antes que todos tomar mi “valiente” decisión y aceptar sus consecuencias, porque ya estoy harta, dije en la introducción, de observar tantas iniquidades. Algo así como que se hubiera hecho realidad en mí el refrán que reza: “tanto va el agua al cántaro, que al fin lo revienta”.
También propuse como una posible “solución” la re-educación propia de nuestra generación y la educación de una nueva (generación), como posible “solución” de algunos de los problemas que nos aquejan a los guatemaltecos. Lo cual nos lleva a las disyuntivas: ¿quiénes lo harán?, ¿cómo lo harán?, ¿cómo serán financiados? y ¿cuándo lo harán?
Personalmente creo que todo ello sucederá de manera paulatina, pero sucederá inevitablemente, cuando otros (ideal sería que todos, pero tampoco soy ilusa al respecto) tomen su “valiente” decisión, porque hayan sufrido tanto como yo o, se harten de observar pusilánimemente la situación. Es una cuestión de paciencia y tiempo, por cuanto el refrán del agua y el cántaro empleado para mi persona, es de aplicación general para tod@s los seres e instituciones.
El meollo del asunto es “no quitar el dedo de la llaga” y perseverar en el mantenimiento (en el sentido de sostener por tiempo indefinido) de un pensamiento y actuación crítica hacia todo y por todo, pues ya sabemos que las “soluciones” propuestas, por otr@s y nosotr@s, serán igualmente falibles que las anteriores a ellas. –Por contradictoria que parezca mi anterior aseveración, no lo es, ya que siguiendo el principio dialéctico estoy oponiendo una hipótesis a otra y, en consecuencia, será la que “pruebe” ser mejor, la decisión correcta (nunca verdadera)–.
Es, algo así como hacer una “lluvia de ideas” (brainstorm, lo llaman en mercadeo), para tener la mayor cantidad de “soluciones” posible, y decidirnos a implementar la mejor, pero sin perder de vista que esa “solución” pueda ser modificada con miras a tener los menores inconvenientes (o fallas) posibles.
Es cuestión de: “valientemente” lanzarnos a crear mentes críticas de todo y por todo, y, con ello, “entender” que estamos construyendo un mejor futuro, vislumbrando una mejor calidad de vida para quienes nos sigan y finalmente: un mundo mejor.
Cito, nuevamente, uno de los resultados de mis introspecciones para ejemplificar de mejor manera lo expuesto: Me pregunté, ¿De qué me ha servido haber sido “clasificado” como integrante del género masculino?, y la respuesta es: ¡para nada que no sea estorbar! A mí personalmente, me molesta que me traten como varón, ya que vivo y siento como mujer ¡aunque tenga genitales masculinos! Tampoco me interesa encontrar una “pareja sexual” (ya que mi aspecto y placer sexual son prácticamente incompatibles con la generalidad de las personas “normales”), sin embargo, lo anterior no quiere decir que no desee encontrar a una pareja con quien compartir mi vida, pero ello no es una de mis prioridades (puesto que estoy próxima a ser andropáusica), y la exclusión a que me veo sometida (por ser una Transgénero Femenina Activa) hace que “sobreviva” únicamente y no tenga nada que compartir, más que a mí misma y mis lamentaciones por la pobreza mental de nuestra sociedad.
Usted, ¿ya se preguntó para qué le ha servido haber sido clasificad@ como perteneciente a su género? Estoy segura que si no le “estorba” su clasificación como a mí, cuando menos, ha adolecido de no poseer algún fin práctico para el desarrollo de su vida, por cuanto que las únicas instituciones que no se han abierto a la aceptación de ambos sexos son algunos cleros de las iglesias (los islámicos y algunas denominaciones católicas, especialmente), en todo lo demás (ejércitos y policías incluidas), hay hombres y mujeres. Lo cual no hace sino demostrar que la apertura se ha ido produciendo (aunque no a la velocidad deseable), y apoya mi hipótesis: que el cambio sucederá tarde o temprano.



Laicidad del Estado

Como ya se habrá dado cuenta, en todo este “embrollo” de consideraciones expuestas, median de manera definitoria el sistema económico y las personales convicciones o creencias religiosas (en la mayoría de los casos) de las personas encargadas de la educación y promulgación de una legislación congruente con la realidad vivencial guatemalteca, amén de la muy cruel actitud social pusilánime al “dejar que sucedan las cosas”, con tal de evitar el involucramiento.
Es menester, entonces, que el Estado ejerza el poder formal que posee, no para prohibir, sino para fomentar y garantizar que sus ciudadanos puedan disfrutar, en la medida de todo lo posible, su propia libertad de ser quienes deseen. Es decir, que a cada ciudadan@ le sean reconocidos sus derechos y libertades, para que cada cual pueda reconocer fácilmente dónde finaliza el derecho propio y principia el ajeno. Benito Juárez lo resumió hace ya bastantes años en su muy conocido aforismo que dice: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
El respeto aludido, no es otra cosa que llevar a la práctica los derechos de todos, evitando todo tipo de “retorcimientos”, lo cual es otra titánica tarea en la sociedad guatemalteca, por lo que se debe afrontar la alternativa de lograr un real y funcional Estado laico, donde todo deba ser secularizado para que tenga un cauce “normal” toda situación, y se eviten duplicidades y/o contradicciones.
El real problema (en este sentido) de Guatemala es que, los funcionarios y por ende las instituciones, no han comprendido que DEBEN TRABAJAR PARA CIUDADANOS Y NO PARA CREYENTES O INTERESES PERSONALES. No han entendido que deben conservar sus creencias y convicciones fuera del ámbito de su actuar como funcionarios o instituciones. Que deben buscar el bien común y propiciar un estado de cosas que permita a sus ciudadanos ejercer de manera real y sin temores, el ejercicio pleno de sus derechos en igualdad y sin ningún tipo de condicionamiento.
Lo anterior puede parecer mera retórica, mas no lo es, antes bien, es una libertad “no conquistada” por el pueblo y la sociedad guatemalteca en su conjunto.
Es precisamente, esta posición la que nos ha llevado al actual statu quo, que visto está: no es funcional para una inmensa cantidad de ciudadan@s, ya que CADA CUAL HA OPTADO POR CUMPLIR LAS LEYES “A CONVENIENCIA”, LO CUAL HA DESEMBOCADO EN UNA ESPECIE DE ORDENAMIENTO SOCIAL ANÁRQUICO, donde cada uno hace lo que le place a sabiendas que sus actos no tendrán repercusiones y, si eventualmente fuera acusado por ellos, siempre habrá una “salida” y permanecerá impune su actuar.
Cabalmente este mismo proceso “es aplicado” a nivel personal e institucional por todos los entes sociales y, de allí, la anarquía reinante en Guatemala. Es increíble que los mismos integrantes de la Policía, lejos de ser los garantes de la seguridad ciudadana, se dediquen a extorsionar a l@s ciudadan@s y que conformen clicas delincuenciales, organizadas al amparo de “la autoridad” que representan. Y que deban ser sorprendidos in-fraganti para ser sujetos de proceso para que, finalmente, reciban condenas irrisorias, cuando no son dejados en libertad por “falta de pruebas”.
Lo anterior me ha llevado a considerar la proposición de una iniciativa de ley que contemple la triplicación de las condenas, si éstas fueran dictadas contra miembros o ex miembros de las fuerzas de seguridad.
De igual manera, vale la pena retomar en este punto, lo dicho en el capítulo precedente, en cuanto a la “inoperatividad” de la clasificación de géneros y su obsolescencia (el doctor Umberto Veronesi, candidato al Premio Nobel de Medicina 2008, ya aseveró que en tres generaciones, predominará en la población mundial la bisexualidad), en el sentido de la conveniencia de su supresión. Lo cual nos lleva de manera directa al análisis de varias leyes y principios jurídicos que han dejado de ser, igualmente, necesarios y funcionales; y que, lejos de ayudar a un mejor desenvolvimiento de la sociedad, le “estorban” en su desarrollo, tal el caso de la institución jurídica del matrimonio (al año 2009, según estimaciones de varias organizaciones, el 52% de los núcleos familiares son uniparentales –es decir, los hijos viven con uno solo de sus progenitores–; del anterior porcentaje, en el 90% de los casos es la mujer quien se hace cargo de los hijos).
Si a la espeluznante cifra anterior le agregamos el ingrediente económico de la discriminación laboral y salarial hacia la mujer, es fácilmente explicable el fenómeno de la “descomposición social”, puesto que las madres (de un aproximado del 50% de la población, cuando menos) deban tener varios sub-empleos para lograr el sustento material de sus hogares, con el consiguiente descuido “forzoso” de la mejor crianza y educación de los hijos.
Entonces, ¿De qué ha servido la institución del matrimonio en nuestra sociedad?, ¿para qué seguir insistiendo en mantenerla?, ¿por qué insistir que el matrimonio deba de ser entre personas de distintos sexos? Piense y brinde usted las respuestas a estas interrogantes sociales guatemaltecas.
[N/A: Si acaso le flotan inquietudes en la mente respecto de mi anterior exposición, agréguele el componente del índice de divorcios (cercano al 75%) entre la otra mitad que “sí se casa”].
Estoy segura que el matrimonio “ya cumplió” la misión para la cual fue creado (en la década de los años 30 del siglo XX), hoy en día es una institución “en desuso” para la mayoría de la población guatemalteca, y por tanto: obsoleta, que lejos de ser defendida “a capa y espada”, debe desaparecer, para que cada ciudadan@ pueda DECIDIR LIBREMENTE con quien desea compartir su vida, y que la ley le otorgue igualdad en derechos y obligaciones.
La anterior exposición es una lucha que se ha “atomizado” entre las distintas organizaciones sociales que luchan por la defensa de los Derechos Humanos (de tercer orden, de acuerdo a la clasificación hecha por la Organización de Naciones Unidas), ya que “el mal” no estriba en las distintas modificaciones que se le pudieran hacer (a la institución del matrimonio) o en la creación de “nuevas” figuras jurídicas (para el caso de las personas del mismo sexo), el mal –insisto– radica en mantener una institución “inservible”, socialmente hablando.
Otra consecuencia de la aludida “supresión” del matrimonio sería la OBLIGACIÓN de los padres, en cuanto a la manutención de los hijos que engendren y la RESPONSABILIDAD de ellos en cuanto a la “adjudicación” del nombre de pila a sus hij@s, por cuanto desconocen (al momento de su inscripción civil) la sexualidad que llegarán a desarrollar en el futuro.
Vea usted mi (y de varios miles de guatemaltec@s)caso: Teniendo una apariencia muy femenina, debo identificarme “legalmente” con nombre de varón y, generalmente, “tener” que soportar todo tipo de consecuencias (ninguna agradable, por cierto) derivadas de tener que decir mi nombre “legal”. Considero, por ello, que es conveniente que todo humano nacido lleve dos nombres, uno (de los hasta hoy considerados como) “masculino” y otro (de los hasta hoy considerados como) “femenino”, de tal manera que cuando descubra su orientación sexual (en el futuro), pueda “legalmente” emplear el nombre que mejor se acomode a su sexualidad.
Ahora bien ¿cree que lo anterior se podría lograr si el Estado no fuera laico y secular?, definitivamente ¡no!
Igual cosa sucede en todos los órdenes del quehacer estatal, por cuanto se anteponen al bien común (que debiera ser el objeto del actuar estatal): las convicciones personales, lo que dicta la doctrina de la fe que se practique y/o los intereses particulares del “servidor” público. Es más, con la globalización de la información, se ha logrado que todos los habitantes de la Tierra conozcan los avances que, en torno a esta jurisprudencia que se han logrado en la mayoría de naciones, sin embargo, en Guatemala solamente se conocen los que “se logran colar” y hay necesidad de la actuación de organismos multilaterales como la ONU o la OEA para que cree, inicialmente, lo que ellos denominan “consensos” y luego, surjan los “acuerdos” o “convenios”; los cuales para cobrar vigencia deben ser “suscritos” por los representantes de los países y, posteriormente, “ratificados” por los congresos, parlamentos o senados de los respectivos países; todo lo cual es una gigantesca y muy onerosa burocratización de asuntos que debieran ser de orden interno y no externo.
Los casos actualmente (año 2010) en boga son: la despenalización del aborto, la educación sexual integral en las escuelas, y el “matrimonio” entre personas del mismo sexo. En los tres casos, hay “convenios” internacionales suscritos y “ratificados” por Guatemala que OBLIGAN AL ESTADO (Convención de Viena, Declaración de los Derechos del Niño y Adolescente y la Declaración Ministerial: Prevenir con Educación) a hacerlos efectivos, mas ello no sucede (a diciembre de 2009) y los sectores eclesiales han influido de tal manera que hasta el mismo Presidente Electo (ingeniero Álvaro Colom Caballeros), declaró antes de asumir el cargo y a instancias de las iglesias Evangélicas que: “Dios creó a Adán y Eva, no a Adán y Esteban”, en una clara violación a la Libertad de Acción consagrada en la propia Constitución Política de la República de Guatemala y violentando el principio jurídico de IGUALDAD CIUDADANA ante la ley; posteriormente, juró “respetar y defender la Constitución” y, de manera obcecada se opone (en unión de las bancadas mayoritarias en el Congreso y algunos sectores eclesiales), a hacer efectivo el mencionado derecho.
Como se puede ver, el asunto de la laicidad del Estado es irreal en Guatemala; sus beneficios, la mayoría de las veces no son gozados por l@s ciudadan@s y, se crea y fomenta un “enorme” vacío jurídico al no poder encauzar judicialmente al Presidente y a quienes le apoyan, ya que no hay persona alguna que se constituya en formal acusador (seguramente sería víctima de una represión cruel y despiadada que le pudiera costar la vida o el exilio) ni tribunal que acepte la causa. Todo lo cual en su conjunto, ratifica mis hipótesis en cuanto al régimen de anarquía y la no laicidad del Estado guatemalteco.


  
El problema y sus “soluciones”

Teniendo en cuenta las consideraciones de los apartados precedentes y, aunque ya se han enfocado algunas de las aristas del problema, podemos considerar que más que un problema social, es un problema multidisciplinario (de ahí que se citara desde la propia introducción), que requiere la participación activa de la mayoría de los saberes humanos, en el sentido que cada disciplina lo enfoque y proponga sus “soluciones dinámicas”, tales y como fueran descritas. Que las soluciones así propuestas se vayan logrando concatenar de manera tal que ninguna de ellas pretenda servirse de las otras y ser la única (quizá solamente la Filosofía en su acepción de “ciencia de las ciencias”, pueda abrogarse esa cualidad), sino antes bien, que todas se imbriquen para la búsqueda de salidas viables a las diferentes problemáticas que deberán enfrentar.
El “punto sin retorno” de este planteamiento es precisamente el hecho que una vez que se inicie no puede haber “vuelta atrás”, porque en ese caso habría que esperar que naciera una nueva generación que posiblemente pueda creer en la certeza de la visión que se desea implementar y, ante la destrucción que se hace del planeta, difícilmente tendremos el tiempo y la vida para lograrlo.
El primer escollo que se deberá sortear para seguir adelante en esos intentos será: el rompimiento del esquema oligárquico y sustituirlo por uno verdaderamente democrático, en el cual se vislumbren claramente las soluciones regionales (recuerde que somos un país pluricultural) o étnicas (por ser un país multiétnico). Se debe tener claro que las soluciones dinámicas que se apliquen deberán marcar el rumbo y la(s) meta(s) a perseguir, pero nunca podrán ser generalizadas a otras regiones o etnias sin las variantes que cada caso requiera.
El siguiente escollo consiste en lograr que, cuando menos, la mayoría posea una mentalidad y actitud abierta e incluyente, porque en ningún lugar del mundo civilizado existe un sitio habitado por personas idénticas en todo y que, además, no sean susceptibles de cambiar de opinión; pero el asunto estriba en que estas personas sean capaces de “recibir” la información necesaria para llevarla a la práctica. En otras palabras, se trata de formar a las personas para que se “unan” a la lucha en contra de todas las aberraciones existentes hoy en día, para sustituirlas por un pensamiento crítico y constructivo, en el cual deberán tener cabida todas la ideas, actitudes y tendencias que el colectivo social posea.
En suma, donde no exista ningún tipo de discriminación y exclusión de nada ni nadie y entre todos se busque la más armoniosa convivencia posible.
Cuando se hayan logrado sortear de manera exitosa los dos escollos descritos, estaremos en la posición de disponernos (por el poder social que habremos obtenido) a enfrentar el tercer escollo, que es lograr la garantía que el sistema multiparticipativo y crítico instaurado se perpetúe, hasta que sea sustituido por otro mejor.


  
Epílogo

Al situarme en este punto de mis discernimientos, no puedo negar que me enfrento al intento de plasmar, de manera escrita, aquello que realmente me “impelió” a la realización de este aporte multidisciplinario (creo); porque mi inquietud inicial de dejar un “legado” útil para la posteridad, se ha visto un tanto “desenfocado”, en parte, y “tendencioso”, otras tantas… Realmente, no hay justificación para ello, por cuanto mi mentalidad “crítica” ante todo y por todo, me ha llevado a iniciar algo con un propósito y terminar haciendo algo diferente. Quizá lo único que pueda decir en mi defensa es que, creo que después de todo no he perdido el tiempo inútilmente, ya que yo misma reconozco el fuerte impacto producido en mis pensamientos por los recuerdos de la filosofía kantiana, aunados a las consideraciones de la eminente crítica Susan Sontag (Sontag, Susan, Notas sobre lo ‘camp’ en Contra la interpretación y otros ensayos, Barcelona, Seix Barral, 1984.), las consideraciones de Ana María Cecchetto en su Crisis de la identidad social y cultural. Una lectura a partir de la hermenéutica, y las “iluminadoras” respuestas de Arthur C. Danto a Anna María Guasch en una entrevista inédita traducida del inglés por la autora y que fuera proporcionada cortésmente por Artecubano, que se titula: La crítica de arte en la modernidad y postmodernidad (once respuestas de Arthur C. Danto, filósofo y técnico de arte, para Anna María Guasch). Estos escritos lograron impactar de tal forma mi mente, que inadvertidamente estructuré una homologación entre la “Teoría del Fin del Arte” y el vislumbramiento de mi parte del fin de una era humana. Todo lo cual, y hasta este momento de “relectura” he logrado aclarar.
En todo caso, insisto, es bueno y saludable conocer críticas, teorías y justificaciones de otras personas, máxime como las citadas, en el entendido, claro, que aunque no pertenezcan a alguna de las disciplinas que se pudiera creer “involucradas”, necesariamente se imbrican con ellas y el tema, por cuanto es parte del saber humano.
En ese sentido, es el arte lo que mejor expresa el sentimiento del artista, de forma tal que es capaz la obra de arte (si lo es realmente) de impactar a su observador, y con ello, expresar un sentimiento común acerca de los sucesos sociales que indefectiblemente han condicionado la inspiración del artista.
En todo caso, debemos tener presente que todos los humanos tenemos la característica de ser “falibles” y consecuentemente, todo cuanto hagamos lo será igualmente.
De igual manera, y, a sabiendas, entendemos que aquello que pomposamente se ha denominado “progreso”, ha sido factible gracias a la existencia de “inconformes” y “revolucionarios” como la autora del presente; quien al llegar al hartazgo, quiso dejar el presente aporte a la posteridad, como un testimonio de la aberrante, denigrante y anárquica situación que le ha tocado vivir.



El polifacetismo

Todo ser humano consciente posee inherentemente la capacidad de pensar y, por ende la capacidad de analizar para encontrar sus yerros, y los ajenos, con la finalidad de encontrar sus causales e idear las formas o maneras de corregirlos y/o enmendarlos. Es decir, que la regla de “prueba y error” posee una aplicación cotidiana en la vida del ser humano pensante.
Al globalizar el anterior razonamiento caemos en la cuenta que la mayoría (si no todos) los problemas que aquejan a nuestras sociedades poseen un amplio abanico de causales de índole interdisciplinaria que adicionalmente se entrelazan y entrecruzan; por lo cual, pretender resolverlos por una sola vía resulta completamente insuficiente [de allí la validez de la expresión que define la mediocridad de la(s) solución(es) propuestas: “paliativo(s) social(es)”].
Veamos a manera de ejemplo el caso de la falta de seguridad que aqueja a las sociedades de inicios del siglo XXI: sociológicamente se puede decir que el problema es “una descomposición social” y obedece a la falta o carencia total de los “satisfactores sociales” que la sustentan (o justifican) o generan; los aludidos satisfactores sociales a su vez no se proveen a las sociedades por varias causas a saber: no existir, ser “demasiado costosos” o ser “imposibles de llevar a la práctica” en el corto y mediano plazo, porque se toca una diversidad de campos de acción de otras disciplinas (Moral, Economía, Psicología, Filosofía, Medicina, Agricultura, Política, etc.) en general y, de manera específica, algunas ramas y sub-ramas de ellas como: la planificación familiar, la inclusión social, la productividad, etc., todo lo cual no hace sino demostrarnos que es prácticamente imposible pretender abordar el asunto (o problema) con un solo criterio, toda vez que posee demasiadas aristas, desde las cuales puede ser analizado y/o enfocado.
De lo anterior se desprende que el razonamiento que busca analizar las causales y soluciones de los problemas deba encaminarse por una senda interdisciplinaria, puesto que es prácticamente imposible que un solo ser humano posea las capacidades suficientes para enfrentarlos de manera exitosa (Quienes lo han intentado, simplemente son los que a falta de tener en cuenta el anterior razonamiento han hecho uso de la fuerza o la verborrea y, por ende, han sido tildados con razón de: tiranos, dictadores o locos).
Concluimos pues, que la creación de este tipo de mentalidad, su mantenimiento y evolución dinámica, es la única “tabla de salida” que quizá nos conduzca exitosamente al abordaje de las problemáticas sociales de las sociedades contemporáneas. Ello, y no otro criterio, es lo que denominaremos: “polifacetismo”. O sea, el entendimiento que los problemas no poseen una sola faceta, y por ello, comprender que no pueden ser analizados y resueltos desde un solo punto de vista o interpretación, ya que se corre el altísimo riesgo de generar un “paliativo” que únicamente desnudará la pobreza (mediocridad) de la solución propuesta, y se conseguirá, en el mediano y largo plazo, que el problema social resurja magnificado como resultante del propio crecimiento social y su inevitable evolución.



Libertad individual y democracia
(Lo que no se ha dicho)

I
Otra característica inherente a todos los seres humanos es que poseen libertad desde su propio nacimiento, puesto que en teoría, pueden hacer cuanto deseen (de hecho es así durante los primeros meses de vida) y, en teoría, son sus progenitores o la persona que los tiene a cargo quien(es) de manera paciente (a veces), le va(n) inculcando y enseñando el (los) comportamiento(s) social(es), para que paralelamente a su crecimiento, se adapte de mejor manera a la vida en sociedad que algún día deberá llevar.
En teoría, conforme avanza el proceso descrito, la persona igualmente va desarrollándose en todos los aspectos necesarios y, dentro de ello deseo hacer hincapié en el aspecto de “la vida en democracia”, la cual implica la aceptación de ciertas limitantes a su propia libertad innata. Es decir, entender que la sociedad posee sus propias reglas de convivencia, de manera que, en teoría, se logre conseguir una convivencia armoniosa y se garantice que el individuo pueda ejercer todas las libertades no conculcadas (por contradictorio que parezca).
El meollo del asunto enfocado acá es que muchos (si no todos), han abusado de la aludida “educación social” apelando a la libertad que poseen para “educar” a las personas a su cargo con una serie de aberraciones mentales, que finalmente lo único que han logrado es: domesticar a toda la humanidad con ideas y prejuicios tan diversos que, lejos de propiciar la “armoniosa” vida en sociedad, les “enseñan” a discriminar (por unas causas u otras), a aceptar irreflexivamente todo aquello que se les dice sin ningún tipo de análisis previo o posterior. Y, finalmente, a la negación de la parte pensante del individuo, lo cual nos ha llevado a un aberrante estado de cosas. En otras palabras, NO SE EDUCA PARA QUE LOS INDIVIDUOS PIENSEN, ANALICEN O RAZONEN, SINO PARA QUE MEMORICEN, OBEDEZCAN O SE PLIEGUEN A LAS REGLAS DEL HACER SOCIAL (lo cual, en teoría, estaría bien si todos fuesen miembros de un ejército y sus mandos fueran los únicos que pensaran).
El punto que deseo señalar es que la parte pensante (y por ello innata e integral) de las personas es conculcada y negada por las personas que debieran enseñárselo, y de allí que aunque el progreso avanza a pasos agigantados, el crecimiento integral de la persona ha sido trocado en una pasión por conocer y manejar la nueva tecnología, con el afán que en un futuro, el individuo pueda acomodarse de mejor manera a una sociedad altamente tecnificada y recibir una mejor remuneración.
Lo anterior sería válido si las personas fueran parte integral de la mencionada “maquinización” (por decirlo de alguna forma), mas no lo son, antes bien, SON SERES HUMANOS Y NO MÁQUINAS DEL APARATO PRODUCTIVO.
Vemos que en base a la “libertad de educación”, sistemática e irreflexivamente, SE HA DEJADO DE EDUCAR EN CAPACIDAD DE PENSAMIENTO A LAS PERSONAS, PARA CONVERTIRLAS EN BIENES DE CAPITAL, “cosificándoles” (convertirlas en cosas), lo cual es una completa aberración de la educación, que ciertamente cumple con la necesidad de preparar el capital humano para la producción de los satisfactores materiales requeridos por la sociedad, pero olvida la parte “pensante” e integral de los seres humanos. Propicia que el individuo ocupe todas sus capacidades en el proceso de aprender el uso y aplicaciones de la tecnología, con lo cual la parte pensante se ve reducida a su mínima expresión o a desaparecer.
El problema, pues, radica en el coste de este proceso deshumanizante, tristemente generalizado en las sociedades de inicios del siglo XXI. Y es problema porque, “ya no hay tiempo” para las necesidades humanas como el arte, el amar, y pensar (por ejemplo). Todo lo cual en su conjunto, nos ha llevado a una “atomización” (como sinónimo de la mayor división posible) humana que; simplemente se “sobrevive” (diferente de: vive) en un conjunto social aberrantemente llamado: “sociedad”, que acaso no sería mejor llamarla: redil, corral, cárcel, ring, o algo que defina de mejor manera el lugar donde se lleva a cabo la aludida “descomposición social”.
Hemos cambiado el ideal de la “sociedad armoniosa” por una especie de campo de batalla o jungla, donde “SOBREVIVE” QUIEN TIENE MÁS Y/O ESTÁ MEJOR DOTADO. Lo cual dista mucho del verdadero ideal a perseguir.

II
Como ya se ha escrito, y como parte de la “educación” de los individuos, se aprende que: “vivir en democracia implica la aceptación de la voluntad de la mayoría (las votaciones, son el mejor ejemplo)”. Este pensamiento es trasladado a otros campos del actuar y vivir, negándose así la libertad a pensar y a disentir razonablemente, lo cual aunado a la “maquinización” ya descrita consigue “cosificar” a las personas aún más, puesto que indefectiblemente “se irá por donde vayan todos y se actuará como ellos”… Es decir, cederemos una porción muy importante de nuestra libertad individual, fundamentados solamente en “seguir la corriente”, y, por ende, PERDERÁ SU CAPACIDAD CREADORA mediante una decisión que, por efecto dominó, es yerro.
Si desea un ejemplo real de lo expuesto, reflexione en torno a las causales del presente y las consecuencias que seguramente  derivará.


  
La educación crítico-polifacética

Deseo iniciar este apartado con la cita textual de los dos últimos párrafos de la anterior entrega: Legado, porque considero que en ellos se condensan ideas en torno a diversos tópicos que sería engorroso volver a citar aquí.

“En todo caso, debemos tener presente que todos los humanos tenemos la característica de ser “falibles” y consecuentemente, todo cuanto hagamos lo será igualmente.
De igual manera, y, a sabiendas, entendemos que aquello que pomposamente se ha denominado “progreso”, ha sido factible gracias a la existencia de “inconformes” y “revolucionarios” como la autora del presente; quien al llegar al hartazgo, quiso dejar el presente aporte a la posteridad, como un testimonio de la aberrante, denigrante y anárquica situación que le ha tocado vivir”.

No se trata simplemente de estar en contra de todo y por todo, se trata de mantener una visión crítica e integral de todo y por todo. Se trata de la búsqueda denodada y constante de mejores derroteros para intentar alcanzar el ideal de sociedad armoniosa; el tipo de sociedad donde quepamos todos, y todos podamos tener una voz que pueda ser escuchada por los demás.
Es una especie de llamado a la conciencia para que se medite en cuanto a los límites que debemos poner a las consecuentes actitudes derivadas de sus causales, debidamente analizadas racionalmente desde todo punto de vista. Si para ello debemos echar mano de distintas disciplinas o conocimientos, pedir ayuda, inventar métodos o sistemas, incluso, “reinventar” algún planteamiento o teoría, ¡es nuestro derecho hacerlo!
La cuestión es simple: se trata de “ir por donde vayan los demás”, si es lo correcto y mejor; o disentir, aportando las ideas o soluciones del caso y su fundamentación.
SE PUEDE ESTAR A FAVOR O EN CONTRA, LO IMPORTANTE ES QUE SEPAMOS RACIONALMENTE POR QUÉ.
Tampoco es tan simple como “seguir a los demás” y ser parte de un rebaño –posiblemente manipulado con fines aviesos–. Se trata de fomentar el conocimiento del por qué de cada una de nuestras decisiones y las causales que nos llevaron a tomarlas.
Se trata de sopesar los “pros” y “contra”, llevar a cabo una evaluación para finalmente tomar una posición, en el entendido que la misma será el resultado del mejor análisis que podamos hacer del asunto y estando abiertos a la aceptación de mejores argumentos o razones lógicas.
En todo caso, se trata de idear (o inventar) soluciones dinámicas (susceptibles de ser mejoradas) para los problemas, haciendo uso de todo el conocimiento humano y de toda disciplina que pueda ayudar. Se trata de “revolucionar” (como sinónimo de cambio constructivo) el quehacer de la educación, mediante el cambio de la mentalidad de los “educadores”.
No podemos seguir incrustando en las mentes de nuestros jóvenes: verdades a medias, prejuicios, aberraciones o, falsedades absolutas. Es importante y definitorio que tomemos la firme decisión personal de reeducarnos personalmente en el sentido de meditar e intentar medir las consecuencias que tendrán las enseñanzas que traslademos a los infantes de hoy (inicios del siglo XXI).
La educación que brindemos a las generaciones que nos sucedan determinará en alto grado la pervivencia de la especie humana en el planeta, por cuanto una generación que “aprenda” a medir consecuencias será mucho más consecuente que la nuestra en todos los ámbitos del quehacer humano: podrá implementar mejores estrategias, hará mejor uso de la tecnología y del conocimiento y, finalmente, tendrá una convivencia mucho más armoniosa e inclusiva que la nuestra.
El secreto del asunto estriba en la afirmación visionaria de CONSTRUIR UN NUEVO MODELO DE EDUCACIÓN INCLUSIVO QUE PERMITA, A FUTURO, LA PERVIVENCIA DE LA ESPECIE HUMANA.
No podemos pensar que los humanos perviviremos en este mundo, si fomentamos las guerras entre nosotros mismos y persiste la discriminación de cualquier tipo. Es necesario, en consecuencia, que nos dediquemos a construir un nuevo tipo de mentalidad, que se aleje completamente de “las verdades” que hoy tenemos como tales (razas, sexos, censura a la diversidad sexual, que vale más la persona que más posee, que poseer el arma más destructiva nos librará de nuestros enemigos[*], etc.).
El tipo de educación que necesitamos idear e implementar debe ser del tipo inclusivo (puesto que no debemos hacer ningún tipo de distinción entre humanos), completamente relativo (porque deberá plantearse en esos términos para que sea efectivo) y dinámico (porque siempre habrá “algo” para mejorarlo).
Se pretende, pues, que sean las ideas o planteamientos de las personas el germen que la conforme y modifique mediante la participación de todos los ciudadanos (por ello es crítica). Un tipo de educación “QUE ENSEÑE A PENSAR Y NO A MEMORIZAR”; una educación completamente inclusiva (para que pueda participar cualquiera que esté dispuesto a brindar los argumentos necesarios que sustenten sus planteamientos); una educación abierta a enmendar los yerros del pasado y sustituirlos por verdades científicas presentes y futuras.
En suma, se pretende tomar los conocimientos que se tienen actualmente y no darlos por sentados (excepto los hechos históricos, puesto que ya ocurrieron; y la validez de las ciencias exactas), sino “relativizarlos” en el sentido de buscar (o inventar) sus causales, para imaginar qué pasaría si…
Se trata de hacer una “especie de foro” al respecto, para obligar a los participantes a emplear su ingenio, fantasía (incluso), lógica, y, su capacidad de abstracción y sintetización.
El resultado de tal educación redundará en el crecimiento del acervo humano, en el surgimiento y formación de nuevos líderes (que tan escasos son), la desaparición de todo tipo de discriminación y, sobre todo, la toma de conciencia del valor de atreverse a pensar.

[*]
Este apartado dentro de la exposición educativa obedece a la necesidad de extendernos un poco más en torno a lo expresado de las armas. Para ello, es pertinente citar una sentencia de José Martí:

“Solamente hay dos tipos de personas: las que aman y construyen, y las que odian y destruyen”.

Como consecuencia lógica de la propuesta de construcción de un modelo de educación inclusiva, a inicios del siglo XXI, nos encontramos con dos corrientes claras de pensamiento al respecto: una “guerrerista” y una “pacifista”. Ambas pretenden la consecución de la paz, la diferencia estriba en los métodos por los cuales pretenden lograrla; la guerrerista plantea el aplacamiento o exterminio de una de las partes en conflicto mediante el uso de las armas; y la otra (la pacifista), mediante el convencimiento de las partes.
En cualquiera de los dos casos, históricamente ha quedado demostrado que ninguna de las dos es totalmente válida, puesto que NUNCA HEMOS TENIDO UN MUNDO SIN GUERRA y se han polarizado de tal manera que, por una u otra causa “fallan” como consecuencia de la “falibilidad” humana (este aspecto se abordó de manera más completa en: Legado).
Surge, entonces, la necesidad de encontrar “algo” mejor, y sin hacer menosprecio de otras ideas, cito nuevamente a José Martí, quien en su carta de despedida, redactada antes de partir hacia Cuba a luchar por la independencia escribió:

“Podrán matarme, pero, mis ideas perdurarán”.

Tal sentencia, aparentemente de índole “absoluta”, sigue poseyendo el valor intrínseco de ser relativa, por cuanto se afirma de manera categórica que los pensamientos e ideas “sobreviven” a la propia humanidad y, ciertamente fue escrita ante una coyuntura específica, pero sigue teniendo validez para todo tipo de coyunturas.

[N/A: estoy segura que ni el mismo José Martí imaginó los alcances de sus aseveraciones].

El problema radica en que, pese al paso de más de cien años, la humanidad no ha comprendido (aunque lo digan y algunos lo vociferen) que EL PRIMER PASO PARA UNA CONVIVENCIA ARMONIOSA ES: VIVIR EN PAZ. Paz que únicamente será factible si principiamos a educarnos inclusivamente. Es decir, aceptándonos tal cual somos, no buscando diferencias, sino “puntos de encuentro”. Y, el primero y básico que nos une es saber que todos somos de una misma especie y capaces de “aportar” lo mejor de nosotros mismos para la consecución de la ansiada sociedad armoniosa.
Igualmente, debemos aceptar que la paz no es simplemente el silencio de las armas o de los cementerios, es el CAMBIO DE LA MENTALIDAD DISCRIMINADORA Y SEPARATISTA POR UNA INCLUSIVA, donde realmente quepamos todos sin ningún tipo de diferencia.
Un ejemplo claro del hartazgo de toda una generación por la guerra, y que marcó una época (década de 1960) fue el Movimiento Hippie con su lema: “Peace and love” (“Paz y amor”). Cito un par de sentencias anónimas de la época, asentadas y difundidas mundialmente que dicen:

·         Make love, not war
(“Haz el amor, no la guerra”).

·         “War is the worst word of the world”
(Guerra es la peor palabra del mundo)

Lo triste de tan significativas sentencias fue que con el paso del tiempo (y como consecuencia del pensamiento imperialista de Estados Unidos y/o los intereses económicos de la industria armamentista), han sido olvidadas por la mayoría, mas no por nuestra dichosa y polifacética generación, por cuanto aprendimos a ver la “cuestión social” como algo propio, porque la vivimos, y aún hoy continuamos criticándola, buscando aquel ideal perdido por la humanidad.


  
Polifacetismo y evolución
(Apuntes empíricos)

Teniendo en cuenta los costes actuales de una investigación similar a la llevada a cabo por Charles Darwin, nos hemos tenido que conformar con la compilación y observación empírica de hechos que, en su momento, han sido noticia.
Adicionalmente, hemos llevado a cabo un acercamiento personal con personas consideradas “diferentes” (integrantes de la diversidad sexual) del resto, en razón de no cumplir a cabalidad los diversos “roles sociales” que de ellas se esperaría. Con ellas, hemos conversado de manera larga y tendida, hemos escuchado sus diferentes relatos, y dentro de su personal tragedia (con una o dos excepciones que no hacen más que confirmar la regla), hemos encontrado que han llegado a reconocer que sus “patrones de conducta” y conciencia personal coinciden en cuanto a que ciertamente no son iguales a los demás.
Adicionalmente, durante el año 2008 hubo dos sucesos aparentemente “desconectados” que llamaron nuestra atención, puesto que al “conectarlos” (imbricarlos) a las experiencias descritas en el párrafo precedente, propiciaron la visión del conjunto que trataremos en este apartado.

1.    Una expedición científica (estilada a lo Charles Darwin) DESCUBRIÓ VARIOS MILES DE ESPECIES NUEVAS en Asia y Oceanía, y anunciaron que HAY MILES MÁS.
2.    El doctor Umberto Veronesi, candidato al Premio Nobel de Medicina 2008, conmocionó a la comunidad científica al declarar públicamente que, basado en sus experiencias y observaciones, EN TRES GENERACIONES PREDOMINARÁ LA BISEXUALIDAD EN LOS HUMANOS, toda vez que la función sexual reproductiva del ser humano ya había cumplido su papel.
Tales sucesos aunados a la síntesis de conducta social “diferente” de los integrantes de la diversidad sexual, nos permiten, cuando menos, pensar que existe la posibilidad que la evolución descrita por Charles Darwin NO SE HAYA DETENIDO y, en consecuencia, no todo está dicho respecto de la especie humana.
Si a la anterior afirmación le sumamos los hechos que:
·         Desde 1973 la Asociación Estadounidense de Psiquiatría eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
·         Que la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 17 de mayo de 1990, desechó del código internacional de enfermedades la homosexualidad.
Entonces, no es remoto pensar que la evolución darwiniana apunte por ese rumbo entre los humanos (en la conducta sexual de las personas, o sea: su sexualidad) de los albores del siglo XXI.
La anterior conclusión, por exagerada, fantasiosa, tendenciosa o desmedida que parezca, y teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de personas no piensa polifacéticamente, no hace más que confirmar la teoría de la “Selección Social”, propuesta por la eminente bióloga, de la Universidad de Stanford, Joan Roughgarden en su libro: Evolution’s Rainbow (Arco Iris de la Evolución), misma que es sustentada por los datos estadísticos (últimos confiables científicamente) contenidos en: Sexual Behavior in the Human Male (1948) y Sexual Behavior in the Human Female (1953), ambos del doctor Alfred C. Kinsey, los cuales constataron que, analizados tanto comportamiento como identidad, LA MAYOR PARTE DE LA POBLACIÓN PARECE TENER POR LO MENOS ALGUNA TENDENCIA BISEXUAL.
Kinsey y sus estudiantes averiguaron, también que SOLO UNA MINORÍA (entre el 5 al 10%) ES COMPLETAMENTE HETEROSEXUAL O COMPLETAMENTE HOMOSEXUAL. El informe del estudio del doctor Kinsey, también desveló que EL 37% DE LOS VARONES ESTADOUNIDENSES ADMITÍAN QUE HABÍAN EXPERIMENTADO UN ORGASMO POR CONTACTO CON OTRO VARÓN.
Estudios posteriores han demostrado que las apreciaciones de Kinsey NO FUERON EXAGERADAS y sus apreciaciones aún gozan de gran aceptación dentro de la comunidad científica.
Otros estudios al azar en Estados Unidos y en Europa occidental, estiman que el 8% de los hombres y mujeres, admiten haber tenido alguna experiencia homosexual, y que alrededor del 2% admiten su preferencia por las experiencias exclusivamente homosexuales.
En suma: LA TEORÍA DE LA BIÓLOGA ROUGHGARDEN SE ENFRENTA A LA “SELECCIÓN SEXUAL” DE DARWIN, NEGANDO BÁSICAMENTE LA REDUCCIÓN DE LA DIVERSIDAD SEXUAL A DOS SEXOS, uno masculino y agresivo y otro femenino y cohibido, basándose en numerosos ejemplos del reino animal y de culturas distintas de la occidental, MOSTRANDO QUE LA NATURALEZA Y LAS DIFERENTES SOCIEDADES DURANTE LA HISTORIA, OFRECEN SORPRENDENTES SOLUCIONES A LA SEXUALIDAD: Peces con varios tipos diferentes de macho o cuyos integrantes cambian de sexo en caso de necesidad; mamíferos que tienen a la vez órganos reproductores masculinos y femeninos, etc.
Para el caso de la biología humana, afirma que la existencia de homosexuales, transexuales (personas que nacen con genitales de un sexo y los cambian por los del otro sexo) y hermafroditas (personas con genitales de ambos sexos), “no es una variación natural” que se integra perfectamente en la diversidad mostrada por los demás animales. La expresión social de esta diversidad se encontraría en sociedades como la de los indios norteamericanos con sus dos espíritus, los mahu polinesios, los hirja indios o los eunucos, quienes se identifican como personas transgénero (personas con genitales de un sexo y que viven, piensan, visten y actúan como del otro sexo).

Otra observación interesante llevada a cabo, es la de la propia vida de la autora del presente, por cuanto pese a que NADIE PUEDE ESCOGER SU IDENTIDAD SEXUAL, nació con genitales masculinos y posee una de las identidades sexuales más escasas dentro de la diversidad sexual, es una: Transgénero Femenina Activa (una mujer que asume el papel de varón durante la cópula) y por ello lleva (hacia inicios del año 2010) una existencia marcada por la más cruel y despiadada discriminación; pero sabe, entiende y conoce que no está sola, puesto que con las muchas personas con quienes ha tenido la oportunidad de conversar en torno a su sexualidad, le han manifestado su solidaridad, puesto que ellas mismas (sus interlocutoras) se encuentran sufriendo la misma estigmatización, cuando no debiera de ser así para ninguna persona. Lo cual, finalmente, está en contraposición directa del ideal social (posiblemente supremo) de construir una sociedad inclusiva e igualitaria para todos.

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