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ORIFICIO
¿Cambio?
Jolie Totò Ryzanek Voldan
Constantemente
vemos personas que “deambulan” por el mundo realizando cosas, o pensando en
ellas, de manera tal que la mayoría de las veces, ¡ni ellos saben para qué, o
por qué!
Ello
nos debe preocupar, por cuanto la principal característica humana, es
precisamente su capacidad de raciocinio, de lo cual colegimos que, “cuando
menos” deberíamos saber “el por qué y el para qué”, de las diferentes
vicisitudes de nuestro diario acontecer.
Es
necesario decir entonces, que cada cual deberá dedicar parte de su tiempo para
reflexionar en torno al asunto expuesto. No buscando respuestas simplistas,
sino que “intentando seriamente” llegar a la raíz del asunto, para que una vez
que haya identificado sus orígenes y sus causas, pueda razonar en torno a
probables soluciones y enfrentar de dicha manera uno de los mayores conflictos
existenciales que poseemos –ciertamente todos- que nos provocan sentimientos de
frustración y poca realización personal, y nos impiden “ser nosotros mismos”.
Cuando
todo “va bien”, hasta nos jactamos de nuestros logros y conquistas, pero cuando
la cosa “va mal”, ocurre que solo unos pocos, realmente muy pocos –se
asombraría de los pocos que son- enfrentan la adversidad con la valentía y el
arrojo necesarios, “dispuestos a cambiar dentro de ellos” para poder
identificar las causas de aquello que les afecta, y encontrar la determinación
suficiente para resolver la situación conflictiva de marras.
Precisamente
por lo anterior, es que nos damos cuenta de las personas que deambulan por
allí, sin poseer ningún rumbo para sus vidas, desperdiciándolas y
desperdiciándose ellos mismos, esperando que pasen los años para obtener una
jubilación, que cuando la obtengan, la moneda esté tan depreciada que lo único
que habrán conseguido es estar en una situación económica precaria... ¡están
esperando tan solo morirse!
Realmente,
ello no es ningún tipo de aspiración humana, por cuanto si bien es cierto que
moriremos, no debemos “esperar sentados a que la muerte nos visite”, antes bién
debemos luchar y esforzarnos en nuestro diario existir, por vivir lo mejor
posible, sin que para ello utilicemos a nuestros congéneres “de escalera”, es
decir, tenemos derecho a una vida plena ¡pero no más que eso!
Lo
anterior se resume en aquello que hemos oído decir respecto del hecho de tener
aspiraciones y metas, aquello de “fijarse objetivos”, lo cual así dicho es
bastante fácil, lo realmente difícil es “estar en la plena
disposición de cambiar dentro de nosotros mismos”, lo cual de suyo requiere
un acondicionamiento interno y serio de nuestra parte, por cuanto estamos tan
acostumbrados a mantenernos igual, que hemos perdido la noción y las
directrices necesarias para disponernos al cambio.
Ahora bien, debemos recordar a cada instante que,
absolutamente todo en la vida es cambiante, y si nosotros somos parte integral
de esa vida, no existe el menor impedimento para que enfoquemos todos nuestros
esfuerzos hacia aquello que nos brinde una mejor valoración humana, por cuanto
las valoraciones materiales carecen de trascendencia en el campo netamente
humano.
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