martes, 29 de octubre de 2013

Uso y abuso (20010713)

-------------------------6,836 caracteres--------------------------
ORIFICIO:

Uso y abuso

Jolie Totò Ryzanek Voldan.

Aquella tierra, agua y cielo luego de la creación fue poblándose de animales y plantas.  ¡Todos vivían felices!  Hasta que al “animal racional”  se le ocurrió que él podía abusar de otros, y puesto que no simplemente actuaba dentro de la creación, sino que era capaz de modificarla.... ¡Se lanzó a la aventura!  Haciendo uso de sus instintos y pensamientos, principió a hacer cuanto creía que le era conveniente y que le gustara;  en todo caso intuyó que ya que había suficiente de todo, un errorcito por aquí y otro por allá...no alteraban en nada su especial gusto por la conquista y el descubrimiento.  Se mantenía de todo aquello que deseara y que la tierra le proveyera...No conforme con esto, persistía en la búsqueda de nuevas experiencias, buscaba cada día más y más... ¡Nada le era suficiente!... Continuaba buscando e ingeniándoselas, para buscar aquello que ¡ni él mismo sabía que encontraría!  Manteniéndose en una búsqueda constante, a falta de algo mejor que hacer... Ya teniendo para si todo lo de su entorno; paulatinamente se obligaba a ir más lejos cada vez, y retornaba a veces lleno y a veces vacío, de aquello que anhelaba (aunque no supiera que era), aquello que le gustaba por su sabor, o su color, o por lo bonito, Etc.   Cuando no encontró más que recolectar, porque ya lo tuvo todo, se dio cuenta que habían otros que tenían algo que él no tenía y se dispuso a conseguirlo, surgiendo el intercambio comercial y la violencia de manera simultanea, puesto que “ya habituado” a tomar cuanto deseara, lo tomaba a las buenas o a las malas....ganado y perdiendo, ¡todo dependía de la fortaleza o debilidad del contrincante!....
Si le suena familiar y conocida la historia de la “evolución humana” y la compara con lo que actualmente pasa a nivel mundial, concluirá que: “no hemos cambiado casi nada, desde la creación”  (indiferentemente de sus creencias al respecto).  Todos sin excepción “usamos” todo aquello que esté a nuestro alcance (frutos, palos, rocas, agua, Etc); en la actualidad la lista de “cosas usables” se ha ampliado ostensiblemente, porque tanto el espíritu conquistador y el espíritu descubridor tienen como compañero al: espíritu inventor ¡si, ese que “buscando progreso” a veces lo logra y otras lo pierde!  Dejando inamovible la ecuación inicial de ganar, a veces, y perder también, a veces...
El asunto que realmente me ha cuestionado, no es el tan pregonado progreso, sino el final que se persigue con el susodicho “progreso”... Pese a todo cuanto se intente incluir en la definición de la palabra en cuestión, siempre habrá quien abuse de ella, en su propio beneficio, o en beneficio de otros intereses.  La mayoría de las veces, usamos las cosas, ¡abusando de los otros!  Las usamos en nuestro propio beneficio, y de manera casi inadvertida perjudicamos a los demás.  Veamos algunos casos simples: conocimos que el agua corre por el declive de la pendiente, y que es factible “entubarla” para conducir de ésta manera el cauce.  Ahora resulta que las “aguas servidas” (por no decir contaminadas, que es lo mismo) son entubadas y enviadas a otros cauces para dar paso a las nuevas aguas servidas.  Todo estaba bonito hasta allí, el problema surge cuando las personas (que cada vez somos más) necesitamos el agua que corre corriente abajo, pero que ya ha sido contaminada río arriba.  Debemos “descontaminarla” para que podamos volverla a utilizar y ya “servida” (contaminada) se la “enviemos” a otras comunidades y personas de río abajo... 
El real problema surge cuando los de río abajo “no pueden” costear la purificación de las aguas servidas...  Generándose una agudización del problema conforme el río se aleja de las urbes, ya que las condiciones de vida de los pobladores de río abajo son cada vez peores, y el río aumenta su caudal al recibir más afluentes, contaminados igual o peor. 
Luego viene a preguntarse todo mundo, el por qué de la emigración de la gente del campo a la ciudad, si allá gozan de: ¡toda el agua contaminada!, enviada por los pobladores de río arriba.   Misma que contamina las siembras y enferma el ganado, ¡igual que a ellos! Y... Cuando venden su cosecha les regatean el precio por “la distancia que se debe recorrer para llegar a la urbe”.  Por lo que finalmente tienen que vender al “precio del mercado”, sin que el mismo precio tenga mucho que ver con sus costos de producción y una ganancia decorosa que le permita vivir y ¡costear  el proceso de descontaminación del agua que la urbe le envió!  Resulta que las cosas son así, que todo mundo lo ve como lo más natural del mundo ¡y todo sigue igual!
Peor aun cuando tomamos en cuenta el ritmo a que se pueblan las ciudades por los que vienen de afuera y los que nacen dentro de ella, ¡cada vez es mayor la cantidad de aguas servidas!   Y...  Por si ello no fuese suficiente, el tal “animal racional” ha ido buscando su propia comodidad, al grado que “todo mundo se hace el loco” de sus primordiales obligaciones para con los demás, tornándose comodón y empleando la cabeza para idear la manera más cómoda de “hacer lo menos posible por los demás y su planeta! 
Fíjense ustedes que hasta hubo algunos que ante el pedido de cuidado del planeta (paralelo al de justicia, en éste caso), decidieron que “fueran otros quienes lo hicieran por ellos”; los “otros”, por su parte, hicieron “lo que se les dio la gana” (lo cual es sinónimo de la misma irresponsabilidad de los primeros).  Así ha sido toda nuestra triste...¡muy triste historia!
El “animal racional” es el más “irracional” de todos.  Ha intentado y logrado hacer todo, menos, conocerse a si mismo; a medir las consecuencias de sus actos y a ser consecuente con el mundo que heredará a sus hijos, pero eso si ¡continúa haciendo hijos! Y... ¡les enseña a ser tan irresponsables como él!  Al grado que en su irresponsabilidad dispuso “que fueran otros” los que lidiaran con los problemas que ellos mismos generaban (autoridades y Gobierno, en general)....Sin detenerse a pensar la magnitud de las consecuencias de semejante decisión, ya que las mismas personas encargadas de “hacer algo” ¡son iguales que ellos!, pensaron que ellos no abusarían  de los demás y que serían consecuentes en la búsqueda de soluciones a los problemas generales.   Se han vuelto comodones y... Sabedores que “la oportunidad” ¡no se les repetirá!, dedicándose a los intereses que les son convenientes en su momento (léase: “hacer lo que se les de la gana”).  Si no lo ha percibido aún, evalúe el desempeño en general del tristemente recordado Gobierno eferregista, que otros columnistas acertadamente han llamado: “desgobierno”, por cuanto que, lejos  de  paliar las crisis las han ido agudizando de manera paulatina e inexorable.
No es necesario ser un sabio para detectar que lo que realmente hace falta, no es una campaña insensata de alfabetización (que persigue fines políticos al final), sino una verdadera campaña de ilustración moral, enfocada hacia el cambio de consciencia y de actitudes para consigo mismo y los demás, en la cual se ponderen criterios morales en el interactuar de las personas con su entorno; que sea capaz de buscar hacer el menor daño posible a sus semejantes y a su planeta.  ¡No es aprendiendo a  “garrapatear” su nombre y firma como se baja la tasa de analfabetismo!, antes bien, es indispensable que el “alfabetizado” conozca sus derechos y sus obligaciones!
Sé finalmente, que lo expuesto “es fuerte” y motivo de preocupación en contados sectores de pensadores; que es una realidad incontrovertible, que nadie ha tomado en cuenta, excepto algunos moralistas y filósofos.
Ahora, deténgase a pensar si hay que esperar a que no haya mundo donde vivir para que tome en serio y responsablemente sus futuras actitudes.  El pasado déjelo allí...Ya pasó, usted al igual que todos, fuimos vilmente engañados con el significado de las palabras: “progreso” y “uso”.
Tome una actitud crítica respecto de lo anterior, y...deje de abusar “siendo comodón” y de “hacer lo que se le da la gana”. 
El cerebro sirve para buscar la convivencia armoniosa y  entender los problemas, que de manera tan irresponsable hemos venido generando. 
Aporte ideas a los demás; y divúlguelas, escuche y atienda comprendiendo el por qué , piense en las consecuencias para los demás. 
En resumen: “use, no abuse”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario