martes, 29 de octubre de 2013

La migración (20010407)

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ORIFICIO


La migración

(Otro enfoque)
(Hispano Times Año 1, No. 4, Pág. 7)
Jolie Totò Ryzanek Voldan *

Todo mundo comprende que la migración de las personas de un país a otro genera problemas para el país que los recibe, y que los migrantes –y por ende el fenómeno migratorio- es un problema de múltiples aristas, que se ha llegado a convertir en un auténtico dolor de cabeza para muchas personas que lo viven y para las naciones.
En consecuencia, no deseo extenderme en las múltiples facetas que el problema de marras conlleva, puesto que el tema es tan extenso que fácilmente escribiríamos una biblioteca en torno a él.
Deseo pues, esbozar de manera más sencilla algunos criterios económicos contrapuestos en Teología y que a mi criterio son, en algunos casos “causa” y en otros “efecto” del fenómeno migratorio mundial que estamos viviendo.
En este sentido la historia nos es de suma utilidad para el inicio de nuestros razonamientos, por cuanto inicialmente LAS FRONTERAS NO EXISTÍAN, sino que FUERON CREADAS POR EL HOMBRE, inicialmente para tener “algo propio” (una vivienda, un coto de caza, una fuente de agua, etc.) que le asegurara cuando menos el abrigo y alimentación indispensables para su propia sobrevivencia (quizá por ello cuando se escribió la Biblia, “se institucionalizó el sentido de posesión”. -Ver Génesis 1, 26-31-).
El mismo texto aludido es “causa” y simultáneamente es “efecto”, por cuanto a todos les fue otorgado todo, y por ende, todos ¡somos dueños de todo! Lo cual nos lleva a la situación prolija de intentar desenmarañar, en términos administrativo-económicos las reales “causas” y “efectos” del fenómeno migratorio actual, y confrontarlo con realidades teológicas aceptadas por todos.
En principio, las fronteras surgieron como “idea” de administración (de justicia, de uso, de dominio, etc.), para “establecer un control jurisdiccional” de determinada área por un ente administrador, lo cual rindió los frutos esperados administrativa y económicamente hablando, ya que generó la promulgación de leyes y acuerdos para la convivencia de los habitantes de la región circunscrita.
El problema surge cuando la región así definida, es incapaz de “mantener” (materialmente hablando) la creciente demanda de satisfactores económicos de una población cada vez mayor (acá creo que es donde muchos pierden el rumbo, ya que “buscan causas” de ello –el crecimiento poblacional-, argumentando mala distribución de la riqueza, exclusión educativa, económica, política, de género, de preferencia sexual, etc., y el problema estriba en que mientras la población crece de manera inexorable, el territorio circunscrito ¡no!). Por lo cual, más tarde o más temprano los habitantes “deben optar obligadamente” por MIGRAR A OTROS TERRITORIOS, buscando “oportunidades” que les permitan cuando menos sobrevivir (en el estricto sentido de la palabra) y conservar su propia dignidad (cristianamente hablando).
En suma NO DESEAN MORIR NI DEJAR MORIR A QUIENES DEPENDEN ECONÓMICAMENTE DE ELLOS.
Lógicamente (por la ideología individualista que rige el mundo), los habitantes del territorio a donde llegan los rechazan (discriminan), argumentando su propio derecho y olvidan el derecho de quienes llegan (otorgados por el mismo Dios en que ellos dicen creer –Ahora, vuelva a leer y meditar lo escrito en Génesis 1, 26-31-), y verá que ellos están en igualdad de condiciones que quienes les rechazan y discriminan.
Como puede ver (y se dijo al principio del presente) el problema es no sólo mayúsculo, sino que también de hondas connotaciones por cualquiera de sus múltiples facetas que se desee analizar, dadas las implicaciones que de su mismo análisis surgen como resultantes.
Por lo anterior y de manera muy humilde deseo SUPLICAR que hagamos un sincero, real y muy concreto esfuerzo para “globalizar el cristianismo” y no sólo la economía, con el único fin de garantizar la sobrevivencia del hombre como especie y creación divina, y atrevámonos a “saltar las fronteras”, al igual que ya se ha hecho con la Economía.


(*) Administradora de Pequeñas Empresas y Teóloga guatemalteca. 

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