martes, 29 de octubre de 2013

Compruébelo usted mismo (20011214)

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Compruébelo usted mismo: (publicación parcial “Prensa Libre” 14-12-2001,  Página #  17 “Trato indigno”).

Jolie totò Ryzanek Voldan.


Recién acaba de pasar la celebración del día de los derechos humanos; y éstos se vienen conculcando de manera inveterada y durante todos los días en el CAMIP (sitio donde deben asistir todos los jubilados del I.G.S.S. que estén enfermos para su atención médica.   Suena increíble la malísima atención y falta de respeto a su dignidad de ancianos y que por si ello fuera poco todos son enfermos.  El caso es que es un edificio construido en una parte de la “Loma de Pamplona”, y que por la topografía del terreno tiene gradas, subidas y bajadas por todos lados (dentro y fuera). Por su ubicación se hace difícil y peligroso su acceso (pasar por el trébol ó atravesar el Boulevard Liberación).   Es un edificio que cuando lo construyeron, no tomaron en cuenta la cantidad de personas que harían uso de él de manera simultanea,  ¡es una “molotera” siempre que raya en hacinamiento!  Cuando por fín el médico le atiende (ya que atienden como a 40 ó más pacientes cada uno, por turno) le otorgan la siguiente cita para dentro de 3,4 ó 6 meses después (mientras usted debe cuidar que no se mueran sus “viejitos”  a quienes debe el ser cuanto es).  Pero el colmo de todos los colmos es que ¡solo dan medicina para 2 meses!  Debiendo ir por ella cada 2 meses, para lo cual: Debe llegar a las 7 de la mañana; entregar su carné de citas con un empleado que le dice “entredientes” ¡que vuelva a la 1 de la tarde ó mañana! ( y los pacientes que son recetados por el turno de la tarde, tendrán que volver al día siguiente temprano).  Cuando vuelve a la 1 de la tarde hay una “molotera” tal que se asusta tan solo de ver la cantidad de ancianos y enfermos, que en medio de su necesidad, deben de soportar a que el mismo empleado que “habla entredientes” lo llame por su nombre a través  de un orificio situado en una ventanilla de vidrio, que se encuentra literalmente copada por la cantidad de ancianos presentes y que tienen dificultades de audición, que deben permanecer de pié y que son tratados con un desprecio tal a su condición, que raya en la indignidad.
Molestísimos nos dirigimos un grupo hacia la dirección para quejarnos por tan mala atención; salió un médico que dijo: “no ser el director” sino “el que saca la cara por él”, y al oír nuestros reclamos se dirigió al cubículo de la discordia, dejándonos fuera; posteriormente el empleado que habla “entredientes”, salió con una cajita y llamó a unos 20 ó 30 pacientes de los cuales había presentes unos 10 (tal vez el resto no pudo soportar semejante tortura y se retiraron); volviendo a entrar, y tornando  a la rutina de llamar por el agujero de la ventana cada vez que se le ocurría.    

ES URGENTE QUE LAS AUTORIDADES PONGAN COTO A ESTA SITUACIÓN POR VIOLATORIA  AL  MÁS ELEMENTAL RESPETO POR LA ANCIANIDAD.

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