ORIFICIO:
¿Desigualdad
y pobreza?
Jolie Totò
Ryzanek Voldan (*)
El objetivo de la 48ª. Asamblea General
de Gobernadores del BID y la 22ª. Asamblea de la Corporación Interamericana de
Inversiones (CII) en cuanto al combate de los dos flagelos que titulan el
presente, merece una consideración “un tanto más concienzuda”, por cuanto ambos
están íntimamente ligados y son producto del sistema que nos rige.
Inicialmente,
existe una dicotomía interdependiente entre los contenidos conceptuales de los
tópicos, por cuanto la desigualdad deviene en pobreza, y la pobreza deviene,
igualmente, en desigualdad; por lo que es imposible analizar a una como
consecuencia de la segunda y viceversa.
Del anterior
planteamiento colegimos que el problema que enfrentan los economistas mundiales
al “pretender” combatir los flagelos de marras es de proporciones monumentales
y, personalmente “hay serias dudas” en cuanto a que lleguen a hacer “algo”
verdaderamente significativo al respecto, a no ser que sea un mero paliativo
(como cuando se remienda un remiendo roto, colocándole otro remiendo encima) a
la ya deteriorada situación en que nos debatimos los latinoamericanos en
general.
Ciertamente
“algo” es rescatable de las resoluciones de ambas asambleas (aparte de la
“buena intención”) y nuestras expectativas por conocerlas no deben “exacerbar”
nuestro “buen juicio”; por ello el llamamiento a la serenidad, cordura y
madurez para su implementación (en lo posible) deberán ser conducidas y
llevadas a cabo en forma solidaria por los diferentes pueblos, pero sin perder
de vista que siempre habrá quienes resulten “beneficiados” por su puesta en
marcha –aunque sea sólo el ente que facilite el dinero para su implementación,
al cobrar los consabidos intereses por el (los) préstamo(s) otorgado(s)-.
Pero el
meollo del “espinosos” problema hoy enfocado consiste en mantener una especie
de “visión futurista” en cuanto a que ese “algo” resultante realmente sea la
oportunidad para todos los habitantes de Latinoamérica y del Caribe, en cuanto
a ser solidarios ¡por vez primera! En la consecución de un objetivo de
beneficio común… Sí, en la preciosa oportunidad de lanzarnos por vez primera a
un esfuerzo continental por la superación económica de los más necesitados
económicamente en nuestra depauperada región.
(*) Administradora de Pequeñas Empresas y
Teóloga guatemalteca.
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