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ORIFICIO.
¿Habrá alternativa?
Jolie Totò Ryzanek Voldan. (“LA HORA”, 13-06-2001, Pag. 04)
Que sugestiva pregunta para iniciar un nuevo espacio
¿no? El caso es que, a primera vista el
asunto tiene muchas aristas, y por si ello fuera poco, no está referido a
nada. Lo dejé de esa manera, para que
tener la oportunidad de “hablar de todo un poco”; ya que al iniciar el día de
hoy de manera formal mis escritos en LA HORA, pretendo más que darme a
conocer, darles a conocer mis criterios en torno a un sinfín de tópicos y
cosas. Se que soy falible en mis
apreciaciones, y es por ello que desde ya, anticipo que estoy con la mente
abierta a escuchar sugerencias y aceptar mis propios errores, procurando
enmendarlos en la medida en que se hayan demostrado. Todo lo anterior, no es una excusa
anticipada, sino como lo digo, además espero aprender de todos cuantos
me lean y tengan algo que sugerirme y/o corregirme, respecto de las
opiniones que sean publicadas por su servidora.
Teniendo en cuenta el “sugestivo título” de mi
artículo, lo que a primera vista resaltó es que casi automáticamente se
recibe una respuesta negativa y
desconsolada. La mayoría de las veces
acompañada hasta de gestos de conformismo y aceptación de situaciones que
aunque sean totalmente deformantes, ¡nadie chista al respecto! Eso me llamó a la reflexión y a la búsqueda
de verdaderos valores para mi propia sustentación, ya que me niego a aceptar
ser parte de ese montón de personas que pretenden ser seres humanos pensantes y
lo primero que hacen es (si es que se enteran): “agachar la cabeza”. En lo personal, me pareció inicialmente hasta
una actitud cobarde de su parte, y decidí por cuenta propia ahondar en el
asunto del mencionado comportamiento, llegando a la conclusión, que el mismo
obedece a diversas razones “muy humanas” que pretenderé resumir:
- Poseer
intereses económicos creados dentro del sistema prevaleciente, con lo cual
se condiciona su pensar y actuar, dentro del devenir de la sociedad
consumista en que vivimos.
- Ser fanático
de ideologías indignantes, en las cuales se niega que el hombre es un ser
gregario (que se agrupa) para poder
subsistir, asumiendo una pasividad individual propia de una piedra. El decir: “mientras no me afecte a mi,
continuaré de la misma forma”, es la actitud del típico egoísta; combinado
con avaro; además de conservador recalcitrante, todo lo cual lo hace ser:
“el sujeto clásico de nuestra sociedad”.
No se ha dado cuenta que debido a su indiferencia y la de todos, es
que otros hacen los cambios sociales que al final le afectan de una manera
u otra. Es la funesta persona que
la cabeza solo le sirve para peinársela y para ponerse la gorra, ¡si es
que se recuerda de hacerlo! En
general es la persona que piensa que: deben ser otros los que saquen la
cara por él o ella, que seamos otros los que logremos hacer las cosas que
ellos debieran hacer, para que todos podamos beneficiarnos de ellas. Son aquellas
personas que, sin afán de insultarles o denigrarles en lo más mínimo, yo
llamo cobardes e inhumanos, ya que ponen todo tipo de excusas para
“hacerse los locos” respecto del uso del don preciado que Dios les dio: ser
animales pensantes.
- El más
inconcebible de los grupos lo he dejado intencionalmente de último, por
ser el que me da mayor vergüenza de todos.
Son aquellos que reconociendo las cosas tal cual son se niegan, tan
siquiera a decir algo en contra por miedo (a perder el empleo, por
ejemplo). Ya no digamos a actuar (en el buen sentido que debe dársele a la
palabra): NO SE TRATA DE PEDIR QUE TODO SE NOS DE; SE TRATA DE APORTAR
SOLUCIONES A LOS PROBLEMAS; “a grandes problemas grandes
soluciones”.
- Hay muchos
tipos más para “mi consideración”, pero creo que los enunciados son
momentáneamente suficientes para continuar con lo que deseo decir,
prometo, eso si, continuar describiéndolos en futuros artículos.
Personalmente creo que no todo está perdido y que no
haya alternativa posible. Todo lo
contrario LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE. Y es por ello que si “no existe alternativa”
es nuestra muy, muy gorda obligación el pensar que podemos hacer, para no tener
que decir “amén a todo”. Tenemos una muy
hermosa Constitución, en la cual se nos reconoce a todos por igual, sin ninguna
distinción. Por lo cual si todos somos
guatemaltecos, ¿por qué actuamos como si no lo fuéramos? ¿Acaso ya se acabaron los verdaderos
guatemaltecos? ¿Será posible que sólo
quienes escribimos en los diarios somos capaces de entender cuanto nos pasa? ¿Ya
todos están tan bien que no creen que podamos construir algo mejor para todos?
Cada quien podrá tener su propia respuesta, pero estoy
seguro que al menos 25,000 personas, ¡si, veinticinco mil personas! Hemos
logrado pensar que para mejorar las cosas, requerimos del común esfuerzo de los
guatemaltecos, no por lo que vayan a ganar en dinero, sino para que: “no
tengamos tanta vergüenza ante las futuras generaciones”. Que al igual que en 1944, el pueblo se unió
por una Guatemala mejor, hoy retornemos al auténtico nacionalismo. Que entendamos que no se trata de subvertir
el orden democrático, sino que debemos ser activamente solidarios unos con
otros, no para llorar nuestras desgracias y penas, sino para enfrentarlas como
hermanos, apoyándonos los unos en los otros, para la realización de una
sociedad de paz, con justicia, con respeto y apoyo al estado de derecho,
cumpliendo con nuestros deberes de una manera digna y humana, y en función del
bienestar común.
Creo que en esto último todos debemos coincidir, para
finalmente hacer lo que debemos hacer: MEJORAR TODOS NUESTRA PROPIA DIGNIDAD DE
SERES HUMANOS, ANTE DIOS Y ANTE NOSOTROS MISMOS.
La aludida alternativa, puede estar constituida por la gente
que ya está trabajando de manera solidaria por los demás: los promotores sociales
y algunos otros líderes de comunidades que inscribimos el viernes 25 de mayo
una alternativa integrada por gente conocida solo por la gente por la que ha
venido trabajando, en sus diversas manifestaciones. No pretendemos otra cosa, que ser actores como
nos corresponde en nuestro propio país, para que al final de nuestros días
podamos entregar a nuestros hijos y nietos un mejor país que el que tuvimos
nosotros.
Los
tales 25,000 a que hice mención es el estimado de promotores sociales que desde
hace años de manera silenciosa han trabajado, casi pidiendo limosna de casa en
casa, para que al menos algunos no la pasen tan mal, esa gente heroica sin
sueldo que cede su propio tiempo a los demás; esa gente que estando harta; ¡si
harta! de tanta podredumbre y tropiezos innecesarios hemos decidido hacer algo
para que los fondos sociales cumplan realmente su cometido y no sean
dilapidados. Estamos decididos a ser
valientes, leales y solidarios con todos los
guatemaltecos que actualmente mueren, literalmente, de hambre; no con
limosnas recurrentes, sino con lo indispensable para que opten a una mejor vida, y que de alguna manera,
empecemos a vernos como hermanos que somos desde la propia creación. Siempre lo he dicho: “hay tanto por hacer,
y pocas manos para hacerlo”.
Yo, seguiré haciendo mi
parte, lo que me toca dentro del ámbito que corresponde.
Espero le agrade hablar
“un poco de todo, y de todo un poco”. ¡Hasta pronto!
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