sábado, 16 de noviembre de 2013

¿Legalización de la ilegalidad? (20080707)

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ORIFICIO



¿Legalización de la ilegalidad?

Jolie Totò Ryzanek Voldan


Recientemente el Senado norteamericano fue incapaz de ponerse de acuerdo para sancionar una reforma a su ya obsoleta Ley de Inmigración por varios factores a saber:

·         La falta de alguna propuesta coherente con la realidad de los inmigrantes (vea artículo anterior titulado “El meollo de las Reformas Migratorias”).
·         El “estira y encoge” político, que genera una Presidencia de orientación obcecadamente republicana versus un Senado demócrata.
·         La presión ejercida en pro y en contra de las dos propuestas, por los grupos de influencia políticos, económicos, humanitarios y hasta espirituales (Iglesias).

La intencionalidad del presente (dada la prolijosidad del problema), no es hacer un enfoque sistematizado del asunto, ya que las limitaciones de espacio lo impiden, sino antes bien, SEÑALAR LAS CONSECUENCIAS INMEDIATAS de la inacción del Senado en cuanto a la situación.
En cuanto al aspecto meramente formal del asunto, vemos que únicamente “han legalizado la ilegalidad” de la situación de miles de inmigrantes en EE.UU. que por diversas razones HAN TENIDO QUE MIGRAR, PARA PODER SUBSISTIR (ellos y sus dependientes). Algunos lo han hecho como consecuencia de ser afectados por fenómenos naturales, otros debido a la persecución política, otros por su orientación sexual, y en general por ser víctimas de la falta de oportunidades en sus respectivos países de origen.
Lo anterior a su vez, ha derivado en que un grueso número de compatriotas haya fincado su lugar de trabajo y residencia en la metrópoli estadounidense y envíe “Remesas Familiares” hacia sus países de origen para la manutención de sus dependientes, lo cual a su vez (y dado el volumen cuantitativo) ha logrado que sean UN PUNTAL DE PRIMER ORDEN en las endebles economías tercermundistas de donde provienen, tanto así que si deportaran a todos los ilegales de una nacionalidad determinada, lo más seguro es que “quebraría” (en términos económicos) la economía de su país de origen, ya que las cifras globales de dólares que ellos envían a sus países “nutre” de manera preponderante las economías dependientes de la gran economía, lo cual finalmente viene a convertirse en un aspecto estratégico de alcances insospechados, porque ellos (los norteamericanos) estarían ejerciendo su pleno derecho, en detrimento de sus propios aliados políticos y económicos, con lo cual finalmente “solucionarían su problema interno”, pero se estarían echando a cuestas “un problema internacional”, que dentro del contexto globalizador imperante en la economía moderna, significaría la desaparición de un país completo…, con todas sus consecuencias de todo tipo, pero sobre todo morales.
De ahí que la encrucijada sea “muy grande” y el Senado norteamericano “quede pequeño” para la toma de semejante decisión, ya que por un lado los beligerantes republicanos creen que pueden imponer (a las buenas o a las malas) al mundo cuanto deseen, los moderados (con dos dedos de frente) demócratas consideran la búsqueda de consensos que permitan, cuando menos, la convivencia.

Mientras, los estados tercermundistas deben jugar su doble-papel de “mantener legalmente los ojos cerrados” a una problemática generada por la misma exclusión del sistema capitalista, “intercediendo”, “aceptando”, etc. Las políticas, directrices y disposiciones que provienen de la gran urbe mundial, en lugar de crear en sus propios países las condiciones necesarias para que sus mismos coterráneos no se vean obligados a emigrar al propiciar la autosuficiencia económica necesaria, que indefectiblemente deberá pasar por una eficaz política de control demográfico y la apertura a la llegada de mayores capitales de inversión. Si no lo cree, vea el éxito de tales políticas en el contexto mundial de la China (continental), con una población que con su sacrificio (recuerde la política de un solo niño) ha logrado revaluar su moneda (el yuan) a niveles tan insospechados que ha logrado desplazar al dólar norteamericano del espectro comercial mundial. 

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