jueves, 14 de noviembre de 2013

Una lección de administración (20061022)

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Orificio


Una lección de administración

Jolie Totò Ryzanek Voldan


Cuando la Superintendencia de Bancos formalizó la suspensión definitiva de labores del Banco del Café (Bancafé), sentó un precedente de jurisprudencia nunca antes visto en Guatemala, al aplicar de manera contundente la ley que rige el sistema bancario en nuestro país.
El mencionado conjunto de leyes se aplicó a una institución financiera sumamente sólida (4º. lugar en posesión de activos, acorde al reporte previo) por una pésima decisión en su accionar, ya que de manera increíble, “convirtieron cerca del 50% del valor (en quetzales) de sus activos a dólares y los colocaron a plazo fijo en el exterior”, con lo cual ciertamente devengarían “jugosos” intereses en dólares, lo cual no sería punible, de no ser por los efectos devastadores que internamente generó, ya que limitó seriamente el pago del “pasivo circulante” (pagos a corto y mediano plazo); lo cual a su vez derivó en una mala gestión administrativa, ya que para hacer frente al pago de las obligaciones descritas, necesariamente se tuvo que hacer acopio (“echar mano”) de cuanto efectivo llegaba a sus arcas; lo cual visto a la luz de la Ley Contra el Lavado de Activos, es ilegal, y que para expresarlo en “buen chapín”, se dedicaron a “jinetear el dinero ajeno” a cambio que el(o los) responsable(s) de la “operación” pudiese(n) presentar mejores utilidades a la junta de accionistas.
Lo peor de toda esta complejidad administrativo / financiera, fue que su “capacidad de decisión” fue prácticamente reducida a cero, porque aunque tuviese mejores opciones de inversión, no podía acceder a ellas, por cuanto su “capacidad de inversión” estaba colocada como un “diferido” (a largo plazo) y su “circulante” comprometido para el pago del “pasivo circulante” (pagos a corto y mediano plazo). En pocas palabras el “Cash-Flow” (activo del cual se puede disponer en corto plazo), ¡no existía!
De allí lo acertado de la decisión tomada, ya que luego de cerca de un año de reflejar problemas de liquidez, la acción emprendida por las autoridades ha sido de lo más eficaz, para la salvaguarda del dinero de los depositantes y para los acreedores de Bancafé, S.A.
Por ello esta acción posee en sí misma valores dignos de elogio y ha demostrado que “la cantaleta gubernamental de transparencia” es aplicada a todo nivel, porque cuando alguien (aunque sea la cuarta institución financiera del país) deja de estar dentro del marco de la legalidad institucional, y es encaminada con un mal concepto de “productividad”, la Ley de Bancos, castiga a todo aquel que la trasgrede.

Dignos de elogio son igualmente las autoridades de la Superintendencia General de Bancos de Guatemala y los miembros de la Junta Monetaria, en el doble sentido de haber aplicado la Ley de Bancos sin titubeos y, por la manera en que han orientado a la opinión pública respecto de tan bochornosa ilegalidad. 

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