ORIFICIO
Camino del golpe
Jolie Totò Ryzanek
Voldan
Los recientes
acontecimientos del hacer (o deshacer, como le han llamado) político en el
Organismo Legislativo han potenciado en mucho el descontento ciudadano,
respecto del ya existente, por el actuar general de este gobierno.
Todo indica que es una
serie de actuaciones “partidarias” muy alejadas de la función para que fueron
nombrados (as) como diputados (as), y, sabiéndolo o no, estas actitudes
encaminan hacia un clima que favorezca a la toma del poder por la fuerza.
Lo anterior suena fuerte
visto a vuelo de pájaro, por lo que es sano hacer un pequeño repaso de los
recientes acontecimientos que nos han traído a tan infortunada situación.
Durante los primeros
tres años del actual gobierno, fueron manifiestos todos los equívocos,
omisiones y crasos errores en accionar del Ejecutivo; lo que empezó a crear
sospechas respecto del destino final de los fondos destinados al funcionamiento
del aparato estatal y al mantenimiento de la infraestructura propia del Estado.
Conforme fueron
avanzando las investigaciones y se fueron encontrando pistas de lo que todo el mundo
sospechaba, se confirmó muy lentamente la existencia de toda una serie de
mafias que controlaban prácticamente todo el aparato estatal, pero que
"adicionalmente", involucraba a altos funcionarios del mismo en la
comisión de todo tipo de actos reñidos con la ley y la moral, tendientes a
mantener las cosas como estaban e ir acrecentando los fondos de los diferentes
funcionarios(as) implicados(as).
Paralelamente, el vencimiento del
mandato para la permanencia de la Comisión Internacional Contra la Impunidad
(CICIG) estaba próximo a finalizar y el presidente hizo público su parecer en
cuanto a no solicitar a la Organización de Naciones Unidas (ONU) una ampliación
del mandato de tal instancia en el país, obviamente temiendo el resultado del
único ente capaz de llevar a cabo las investigaciones pertinentes, lo que
aunado al escándalo generado por la propia vicepresidenta de entonces, Roxana
Baldetti con el caso de su insistencia para la compra sobrevalorada en exceso
de una "agua milagrosa" para el supuesto rescate del lago de Amatitlán,
y que la CICIG desvelara que su propio Secretario Privado lideraba una poderosa
banda denominada "La Línea", que se dedicaba a la defraudación
aduanera por cantidades millonarias, lograron que el clamor nacional e
internacional se encendiera y solicitara a una sola voz la prórroga del mandato
de la instancia internacional investigadora instalada en nuestro país, lo que el mandatario
tuvo que aceptar muy contra su voluntad, puesto que acorde a la evidencia
encontrada en los archivos militares, está claramente implicado en la comisión
de genocidio durante el enfrentamiento armado que desangró Guatemala en el
pasado.
Una
vez prorrogado el mandato de la CICIG en el país, ésta empezó a divulgar una
serie de delitos que implicó a prácticamente toda la esfera gubernamental y el
descontento general creció a pasos agigantados y la poca popularidad del
gobierno quedó reducida a nada en el ámbito nacional, y a nivel internacional,
los países cooperantes prácticamente dejaron de hacer lo propio con el
gobierno, la economía se desplomó cual castillo de naipes en la cima de una
montaña y el gobierno tuvo que recurrir a la emisión de Bonos del Tesoro para
lograr sufragar cuando menos los gastos de su propio funcionamiento. Acción que
llevó el nivel de endeudamiento de Guatemala a récords históricos e
insospechados para cualquiera.
Finalmente,
ante la proximidad de las elecciones, muchos de los legisladores optaron por
“cambiarse de partido”, buscando su reelección, cuando su accionar legislativo
se reduce a “nada”, puesto que en el presente año, la conformación de bancadas
cambió drásticamente, y el Congreso ha sido incapaz de promulgar ley alguna en
su actual período ordinario de sesiones.
Pero
lo que ha sido la gota que ha derramado el vaso fue que a él han llegado dos
cuestiones importantes por resolver: El antejuicio contra el actual presidente
y la propuesta de reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, medida
que prácticamente deja fuera a todos ellos, al dar validez a los votos nulos y
que prohíbe la reelección de los diputados…
Ante
tal coyuntura que significa que se hagan un “harakiri” ellos mismos, la cosa ha
tomado tintes casi cantinflescos, puesto que “dispusieron” hacer una serie de
cambios para tratar de tener oportunidad de reelección y degeneró finalmente en
que recurrieran al ausentismo de las plenarias, para que tales propuestas
“durmieran el sueño de los santos” hasta el día de las elecciones, en que
muchos serán reelectos “teóricamente…”
Me
pregunto entonces: ¿Habrá alguna manera de lograr que se haga la voluntad del
pueblo y no el capricho de los políticos que nos han traído donde estamos?...
La respuesta es SÍ, pero hay que ejercer el poder ciudadano con firmeza.
Teniendo
en cuenta que los y las diputados (as) al Congreso “son los representantes del
pueblo” (y no de los partidos que los postularon), es fácil deducir que si en
su lugar se hace presente el pueblo, ellos (as) ¡NO TIENEN OBJETIVO NI RAZÓN DE
ESTAR ALLÍ!, con lo cual lo que se necesita es que el pueblo se apersone al
Congreso, los desafore y nombre a alguien que los represente en sus reales
intereses como pueblo y en beneficio de la patria y no en función de intereses
partidarios o de sus bolsillos.
¿Qué
puede pasar si lo anterior se diera?: Obvio, dos cosas: que todo discurriera en
completa calma como se planteó o que “se atrincheren” y no cedan, con lo que se
estaría generando un derramamiento de sangre innecesario, toda vez que ese
mismo pueblo tenga la serenidad suficiente para no derribar las puertas del
edificio y que la seguridad no reaccione desfavorablemente, puesto que matará o
herirá a algunos, pero luego, seguro serán linchados por la turba enardecida.
Si
se opta por retirarse a otro sitio a “elegir” un nuevo Congreso y un nuevo
gobierno de transición (o como se le quiera llamar), se corre el gravísimo
riesgo de convertir a Guatemala en la versión americana de Siria o Egipto,
países que se desangran actualmente por la existencia de dos gobiernos.
La disyuntiva es complicada, pero sé que pronto
respiraremos mejores aires.
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