EDITORIAL
Iniciativa privada y corrupción
El concepto de libertad empresarial está fundamentado
en el hecho que cada cual puede invertir su capital en cualquier actividad
lícita y cumpliendo las leyes presentes y futuras que regulen tal actividad.
En tal virtud, es completamente lícito que se invierta
el capital y se maneje la operación de manera inteligente, para obtener los
mejores réditos de la inversión hecha.
Conforme pasa el tiempo y se permanece en él, se van
conociendo ciertos vericuetos de la actividad que permiten, por decirlo de
alguna manera, “optimizar los resultados óptimos que ya se tenían”, mediante
formas “legales” de manipular “ilegalmente” un negocio, para que la inversión
obtenga mejores ganancias.
Es decir, que cuando se es amigo de quien detenta el
poder, este último te puede beneficiar bajando los aranceles a la materia prima
que emplea su amigo o decretando leyes que eliminen a su competencia comercial,
o sea que quien detenta el poder puede “favorecer” a su amigo, en detrimento de
los ingresos para la patria o eliminando las reglas que rigen el mercado
económico para lograr el beneficio económico de “su” amigo y castigando el
bolsillo de los consumidores de su producto final, “el pueblo”.
Tan delictivo proceder logra finalmente, que los
costos fijos de un producto lleguen a su valor mínimo, con lo que las
utilidades aumentan exponencialmente y hay dinero suficiente “para agradecer”
el favor hecho a quien detenta el poder y sobra, para la “compra de nuevas
voluntades” en futuros negocios…
Según un documento filtrado recientemente, tal
proceder es lo que ha logrado que la familia Gutiérrez Bosch haya crecido económicamente
tanto, y sea considerada la que realmente gobierna el país, pues poseen el
monopolio completo de la harina en el país y de la importación de carne de
pollo y sus tentáculos han alcanzado prácticamente toda la esfera gubernamental
y más allá, porque para “guardar” su imagen de empresarios honrados y exitosos
poseen fundaciones que apoyan el esfuerzo de las personas menos favorecidas,
porque ¡claro!, existe un porcentaje deducible de impuestos por este tipo de
actividades.
De suyo es necesario que se abra una investigación
contable y tributaria seria de los negocios de esta familia y que se deroguen
las leyes que han favorecido sus negocios de manera tan descarada, para que sea
el libre juego de mercado el que fije los precios de tan básicos productos en
Guatemala.
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