lunes, 31 de agosto de 2015

Editorial 21 (20150831)

EDITORIAL

Iniciativa privada y corrupción

El concepto de libertad empresarial está fundamentado en el hecho que cada cual puede invertir su capital en cualquier actividad lícita y cumpliendo las leyes presentes y futuras que regulen tal actividad.

En tal virtud, es completamente lícito que se invierta el capital y se maneje la operación de manera inteligente, para obtener los mejores réditos de la inversión hecha.

Conforme pasa el tiempo y se permanece en él, se van conociendo ciertos vericuetos de la actividad que permiten, por decirlo de alguna manera, “optimizar los resultados óptimos que ya se tenían”, mediante formas “legales” de manipular “ilegalmente” un negocio, para que la inversión obtenga mejores ganancias.

Es decir, que cuando se es amigo de quien detenta el poder, este último te puede beneficiar bajando los aranceles a la materia prima que emplea su amigo o decretando leyes que eliminen a su competencia comercial, o sea que quien detenta el poder puede “favorecer” a su amigo, en detrimento de los ingresos para la patria o eliminando las reglas que rigen el mercado económico para lograr el beneficio económico de “su” amigo y castigando el bolsillo de los consumidores de su producto final, “el pueblo”.

Tan delictivo proceder logra finalmente, que los costos fijos de un producto lleguen a su valor mínimo, con lo que las utilidades aumentan exponencialmente y hay dinero suficiente “para agradecer” el favor hecho a quien detenta el poder y sobra, para la “compra de nuevas voluntades” en futuros negocios…

Según un documento filtrado recientemente, tal proceder es lo que ha logrado que la familia Gutiérrez Bosch haya crecido económicamente tanto, y sea considerada la que realmente gobierna el país, pues poseen el monopolio completo de la harina en el país y de la importación de carne de pollo y sus tentáculos han alcanzado prácticamente toda la esfera gubernamental y más allá, porque para “guardar” su imagen de empresarios honrados y exitosos poseen fundaciones que apoyan el esfuerzo de las personas menos favorecidas, porque ¡claro!, existe un porcentaje deducible de impuestos por este tipo de actividades.


De suyo es necesario que se abra una investigación contable y tributaria seria de los negocios de esta familia y que se deroguen las leyes que han favorecido sus negocios de manera tan descarada, para que sea el libre juego de mercado el que fije los precios de tan básicos productos en Guatemala. 

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