miércoles, 26 de agosto de 2015

La sed de justicia (20150826)

ORIFICIO

La sed de justicia

Jolie Totò Ryzanek Voldan

“El poder corrompe, pero, el poder absoluto corrompe absolutamente”, reza el refrán que en Guatemala tiene su mejor expresión en estos momentos. Y ha provocado que la ciudadanía reaccione contra el gobierno que eligió hace ya casi cuatro años.
Tal descontento ha llegado a tal grado que, la ciudadanía no acepta que el actual presidente termine su mandato, sino exige su renuncia inmediata y su encausamiento judicial por una serie de delitos que habrán de ser probados en un tribunal.
Dado que tales delitos son de orden común, ningún país puede otorgarle asilo, porque no es un perseguido político, sino un delincuente común que pretende fugarse del país para evitar su enjuiciamiento y dedicarse a gozar los millones de dólares robados al erario nacional de Guatemala… Él desea terminar el resto de sus días en una playa soleada, a la sombre de una palmera, acostado en una hamaca, mientras degusta un daiquirí, mientras se regordea al saberse millonario y fuera del alcance de la justicia. A él poco le importarán las personas que murieron en los hospitales por falta de atención e insumos, porque como buen militar que ha estado en el fragor de la batalla, la vida de los demás no vale nada, sino solo la de él.
Tampoco le importará que haya robado tanto que haya dejado sin recursos financieros al Estado que gobernó, y menos aún, la vergüenza que cualquiera sentiría si estuviera en su lugar. Igualmente no le importarán las personas del llamado Corredor Seco de su país que murieron de hambre y desnutrición, porque él dispuso de los fondos operacionales para casos de emergencia. Y así, podríamos seguir enumerando sus casi cuatro años de desaciertos gubernamentales y “metidas de pata” a todo nivel.
El caso es que es un engendro humanoide completamente desquiciado y sin conciencia… es el producto final de la mentalidad enferma que indoctrina a las personas para hacerlas desalmadas en su escuela de Kaibiles, es el resultado de una sociedad que permite que el único garante de casi todo su andamiaje sea su propio ejército, de quien se ha llegado a aseverar que “Guatemala es el único país del mundo ocupado por su propio ejército”.
Pese a todo, considero que no todo está perdido, porque aunque poseemos la menor tasa impositiva del mundo y hay mil formas de evadir su pago, podemos seguir adelante si establecemos mecanismos de control para castigar severamente a todo aquel a quien se le pruebe su evasión o elusión.
El camino que iniciaremos el 14 de enero de 2016 es muy largo y tortuoso, por cuanto quien resulte ganador en las elecciones convocadas deberá inclinar sus esfuerzos a la implementación de las reformas que la ciudadanía exige en este momento, lo que conlleva irremisiblemente a la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente para que actualice nuestro obsoleto y disfuncional sistema legal. El problema de tal situación es que llevar a cabo tal empeño conlleva la disolución por voluntad propia del recién nombrado Congreso que, antes de ello, posee la potestad de nombrar un gobierno de transición, hasta que haya una nueva elección de autoridades.

Actualmente hay un descontento generalizado porque se ha comprobado que el sistema que poseemos simplemente: NO SIRVE, y por ello hay una ¡Enorme sed de justicia social! Porque Guatemala ocupa el vergonzante penúltimo lugar en la medición de desigualdad entre pobres y ricos. Y vemos que no podremos avanzar hacia donde deseamos como sociedad, mientras estemos sujetos al actual ordenamiento legal que nos autoimpusimos desde 1985.

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