lunes, 17 de agosto de 2015

¿Tiempos mejores? (20150817)

ORIFICIO

¿Tiempos mejores?

Jolie Totò Ryzanek Voldan

En el libre juego de ideas que ocurre a lo interno de toda sociedad, de una o de otra manera, algunas ideas dominan ante otras. Tales ideas preponderantes determinan en mucho, el accionar de una sociedad y sus gobernantes, incluso, se puede llegar a afirmar que la mayoría de veces se tiende a legislar exprofeso, para que toda la sociedad pueda ser medida con el mismo rasero.
En ese orden de ideas, cabe pensar que muchas de las ideas que condicionan el actuar de la sociedad pueden estar vigentes por mucho tiempo y otras no; pero dado que muchos seres humanos alcanzan la prosperidad mediante ellas, estas mismas personas jamás estarán de acuerdo en que las ideas que le sustentan, poco a poco vayan cayendo en la obsolescencia.
Tal es el caso de la ley vigente que regula el matrimonio, que si bien es cierto aún tiene validez y funciona en muchos de los casos, también es cierto que su tendencia es a la desaparición por el desuso. Baste observar que hoy en día son muchas más las parejas que permanecen en Unión de Hecho y que la cantidad de hogares monoparentales (con un solo progenitor a cargo de él) es abrumadoramente mayor que aquellos que están constituidos por la pareja y son casados legalmente.
Y es que esto se trae a colación, porque en la década de 1930, cuando se promulgó tal ley, acontecía que “los abuelos” de entonces, veían como muy natural tomar a la mujer que les atraía y bueno, los resultados de tal actuar están a la vista. Pero el real problema surgía cuando el tal abuelo fallecía, porque era entonces cuando “aparecían” todas las viudas con sus respectivos hijos, al momento de repartir la herencia, y casi siempre se armaba un verdadero lío familiar, entre los hijos, la conviviente, las otras concubinas y todas y todos los hijos que el susodicho finado hubiere dejado por todas partes. Se hizo obvio, buscar una manera de proteger el “hogar titular”, para colocar “casi en la clandestinidad” a las otras “aventuras” del abuelo y a sus hijos.
Hoy en día la situación ha cambiado por mera evolución y el arribo a nuestra latitud de otras ideas y movimientos, como la llamada “Liberación sexual” acaecida en la década de 1960, la idea de “feminismo” que plantea la igualdad de oportunidades y dignidad a la mujer, respetando el sitio del hombre, y el agravamiento de la situación económica, con lo cual de manera paulatina, pero inexorable, la institución del matrimonio ha venido en franco desuso y porque la madurez de las personas les dicta, que el bien más preciado e indisputable que poseen es su libertad y derecho de elección del rumbo, que darán a sus respectivas vidas.
Ahora bien, la consecuencia “legal” de la decisión de obviar el matrimonio es que al momento de una separación o ruptura de la pareja, ambas partes y los hijos, quedan en absoluta desprotección y ha de ser el o la cónyuge que se hace cargo de la crianza de los hijos, quien deba proveer por sus propios medios la protección y el alimento de los hijos.

Si lo anterior lo contextualizamos en la cada vez peor situación económica del país, el panorama es verdaderamente dantesco y habrá que pensar seriamente en un nuevo modelo que garantice la protección a los menores, porque como van las cosas, todos estos niños seguirán sobreviviendo en un mundo hostil y crecerán en tamaño físico y número de ellos, y al toparse con la inexistencia de oportunidades de empleo dignas, seguramente terminarán –como ya ocurre- en maras y ejerciendo la profesión del sicariato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario