ORIFICIO
Prospectando nuestro voto
Jolie Totò Ryzanek Voldan.
Sabemos que tenemos más que sobradas razones para
estar inconformes con el gobierno y sus funcionarios, o para apoyar su actuar.
Muchos son claros en cuanto a poner en la balanza lo hecho por este gobierno y
su valor para el país, mientras que unos cuantos lo siguen valorando desde su
personal punto de vista económico, porque les ha proveído de un salario para
vivir (o para hacer “sus movidas”), pero el caso es que los inconformes somos
muchísimos más que los conformes con el desempeño del actual gobierno.
Y es que en una sociedad pluralista y democrática,
cada cual tiene el sagrado derecho de aprobar o reprobar lo actuado por sus
autoridades; así que podemos decir que “es normal” que haya quienes censuren y
quienes aplaudan a un gobierno. Por lo que el único asidero real que se tiene
es la preservación del sistema democrático de elecciones que, con sus mil y un
defectos e imperfecciones, es la manera más ecuánime que se conoce para saber
certeramente la opinión de la mayoría poblacional, respecto a sus preferencias
para ser gobernados.
Si hablamos de “defectos e imperfecciones” en el
párrafo precedente, es porque reconocemos que pueden intervenir muchas
variables, como ocurre en el actual proceso, entre las que contamos una
excesiva oferta de candidatos que, aunque es calificada de grande por su
número, también puede ser “la tabla de salvación” para canalizar el descontento
ciudadano.
De lo anterior colegimos que con todos los defectos
que todos los candidatos poseen, siempre habrá uno “menos peor” para votarlo,
además de “los mismos de siempre”, con lo que caemos en la ya acostumbrada forma
de votar de los guatemaltecos: que siempre terminamos votando al menos malo de
los candidatos, ante la ausencia de personas completamente idóneas y capaces
para el ejercicio del cargo a que se postulan.
Derivado de la “ausencia de la completa idoneidad para
el ejercicio del cargo”, caemos en cuenta que es necesario, entonces, hacer una
escogencia entre los candidatos, y ello nos lleva a la reflexión en cuanto a
que en Guatemala todos los partidos son caciquistas o electoreros, de donde lo
importante es conocer lo mejor posible la posición ideológica de cada uno de
los candidatos (caciques), porque será esta visión la que a la postre orientará
su manera de gobernar.
Así, entre más “derechista” sea el pensamiento del
candidato, sabemos que favorecerá más la represión contra el pueblo en favor de
los intereses de los grandes capitales, y, cuanto menos derechista sea su
pensamiento, podremos esperar que perviva la esperanza de lograr un cambio
social que favorezca un poco más al grueso de la población.
Desde luego, lo anterior no es ni por asomo una
elección entre capitalistas y comunistas porque eso hace muchos años que
terminó, sino antes bien, es la pérdida del miedo a que usted vote por quien
mejor le parezca, porque al final, alguno resultará electo, y a ese ganador
usted podrá exigir que ponga en práctica aquella razón que tuvo para que usted
lo votara. Es decir, siempre habrá un ganador, porque la propia estructura del
Estado así lo requiere, pero esta persona podrá ser más sensible a los problemas
sociales, si está identificada con ellos en su pensamiento y no tiene que
actuar contra su personal pensamiento y forma de ver las cosas.
Vote por quien desee, pero no vote nulo o en blanco,
porque ello no hace ningún bien a nadie que no sea “el peor de todos”.
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