sábado, 29 de agosto de 2015

Editorial 19 (20150829)

EDITORIAL

El futuro de OPM

Ante la obcecación de Otto Pérez Molina de no dimitir de la Presidencia de la República, cabe esperar que cumpla su palabra de enfrentar las consecuencias, que a nuestra manera de ver solamente puede ser una: Esperar que el pleno de diputados al Congreso le retire la inmunidad y, por lo tanto, que sea investigada su participación o complicidad en la comisión de los delitos que se le imputan y, probablemente otros que pudieran imputársele, luego de las investigaciones.
En todo caso, no es que en el hipotético caso que el Congreso finalmente le retirara la inmunidad vaya a ser capturado, puesto que hasta ese momento no habrá una acusación formal y esta no se dará si no hay pruebas que apoyen la decisión de un juez para que dicte orden de captura contra él.
Es decir, el pleno de diputados decidirá si hay motivos suficientes para que pueda ser investigado, luego de lo cual, el Ministerio Público (MP) con el apoyo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), llevarán a cabo las investigaciones del caso, para presentar las pruebas formales (si las encuentran), para que un juez dicte la orden de aprehensión en su contra o le llame a prestar su primera declaración, teniendo antes que investir como presidente a su actual vicepresidente, Alejandro Maldonado Aguirre.
En cuanto a los motivos que se deben investigar figuran de manera preponderante y en primerísimo lugar, sus nexos con la red de defraudación aduanera conocida como “La Línea”, y de ahí en adelante, todo cuanto surja como derivado de los hallazgos, para ligarlo o deslindarlo de ese proceso o abrir un nuevo proceso contra él, específicamente por otros delitos, como genocidio o los delitos que puedan imputársele por el reiterado incumplimiento y violación de acuerdos internacionales en materia de derechos humanos, por mencionar algunos ejemplos.

Sinceramente creemos que nuestro sistema de justicia es imperfecto, y de muy lenta aplicación, porque existe una enorme cantidad de recursos, apelaciones, amparos, recusaciones, consultas constitucionales, que los abogados defensores no dudan en utilizar, si con ello retrasan aunque sea un minuto el fallo final de cualquier corte judicial; mas no por ello hemos de dejar que nos domine la desesperanza de lograr que cualquier delincuente pague el daño que hace y, en este caso, si el delincuente fue el presidente con mayor razón, puesto que ello enviará el mensaje claro que nadie es superior a la ley.

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